Con la reciente aprobación del Convenio Marco de Cooperación China – El Salvador, por 66 votos (de 84) en la Asamblea Legislativa salvadoreña, se termina de escribir el Capitulo Uno, de una historia que empezó en agosto de 2018; cuando, en cadena nacional el expresidente Salvador Sánchez Cerén, anunció que El Salvador rompía relaciones diplomáticas con Taiwán y las abría con la República Popular de China.
Como él lo dijo en ese mensaje, ese fue “…un paso en la dirección correcta, que corresponde a los principios del derecho internacional, de las relaciones internacionales y a las tendencias ineludibles de nuestra época. Permitirá además grandes beneficios para el país”
La decisión fue cuestionada por las elites locales y funcionarios estadounidenses, quienes advirtieron que esto era “riesgoso para los intereses de las mayorías”.
Al asumir la dirección del ejecutivo, el presidente Nayib Bukele, sus primeras visitas al exterior fueron a México, Japón, Corea, China y Qatar.
De su gira por Asia en noviembre 2019, Bukele informó que “Se retomaron relaciones diplomáticas históricas que habían sido olvidadas (…) y se consiguieron cerca de $700 millones en cooperación no reembolsable para el país…<además habló> de potenciales inversiones de empresas- japonesas, chinas y catarís-”. Esto se ha retrasado en ejecutar por los efectos globales de la pandemia del COVID 19 y la realidad política local.
El presidente Bukele, informó que, como resultado de su reunión con el presidente chino, Xi Jingping, se ejecutarían en El Salvador seis proyectos de cooperación. Los que se ejecutaran con este Convenio Marco aprobado ayer.
Además, destacó que, en Qatar, se avanzaron acuerdos con Qatar Airways, la aerolínea catarí, para evaluar la construcción y operación de un aeropuerto al oriente del país y acuerdos con ese gobierno para becas y empleos.
Los proyectos que se construirán en ese marco de cooperación China- El Salvador incluyen: un edificio para la Biblioteca Nacional, un Estadio Nacional de 50 000 asientos, una planta potabilizadora de agua (en el lago de Ilopango), la modernización del muelle del puerto de La Libertad y obras para Surf City.
Habrá que estimar los efectos potenciales de estas obras en la economía, en empleos locales y encadenamientos productivos, así como su impacto social. También, habrá que ver otros factores de cooperación como transferencias tecnológicas, coinversiones y respecto a inversión de empresas chinas y a la exportación de productos salvadoreños al mercado chino.
Es claro que hay un reenfoque de las relaciones de El Salvador con el mundo, más allá de los aspectos ideológicos, los límites impuestos por fantasmas y las viejas taras geopolíticas, es una búsqueda de socios para una nueva visión de desarrollo nacional.
Es una búsqueda de cooperación, transferencia de conocimientos, tecnologías, capitales, visiones, para una transformación de nuestra matriz productiva que nos saque del subdesarrollo.
El Convenio Marco con China, se aprueba en un momento de diferencias de visiones con la administración del presidente Joe Biden de Estados Unidos, por el ejercicio soberano del poder en El Salvador como resultado de las mayorías ganadas por Nuevas Ideas en las elecciones del pasado 28 de febrero, y en medio de la expansión de China de sus relaciones económicas con diferentes países en todo el mundo.
No se trata de una subasta de quién da más millones, eso sería banalizar este hecho, se trata de un cambio importante en la estrategia para buscar nuevos socios que ayuden, junto a los actuales, a edificar una nueva base de acumulación centrada en una matriz productiva sostenible y autosuficiente, basada en el conocimiento o mentefacturas, la innovación, energías limpias, salud, cultura, recreo, espectáculos para insertarnos al mundo post covid de manera exitosa con empleo digno y bienestar para las mayorías.
Es preciso abordar esta nueva realidad con información y lecturas de la experiencia en otros países, sin los sesgos, sin falsas ilusiones y sin falsos temores, con realismo, pero comprometidos con una nueva visión de país.
Propongo a las autoridades universitarias de nuestra UES, crear un Centro de Estudios Estratégicos sobre las relaciones de China con El Salvador y la experiencia con Latinoamérica y el Caribe, de tal forma de poder, con base a los intereses de la nación, teniendo en cuenta la evidencia y con análisis de data, proponer investigaciones y propuestas para aprovechar esta nueva era de las relaciones internacionales.