Por Francisco Martínez.
Durante el desarrollo de la primera Revolución Industrial, la China imperial y dinástica se cerró al mundo, y poco a poco se convirtió en un país periférico, tras las guerras del opio ante las nuevas potencias industriales, la primera frente a los ingleses en 1839 y la segunda ante ingleses y franceses en 1856, en las que su liderazgo milenario sucumbió ante el desarrollo tecnológico y militar de occidente, dando paso a que su extenso territorio fuera objeto de continuas y avasallantes ocupaciones extranjeras.
La guerra civil, la lucha de resistencia contra la ocupación japonesa y los impactos dejados por la segunda guerra mundial, alentaron la larga lucha revolucionaria hasta que finalmente el 1 de octubre de 1949 nace la República Popular China, que marcó el nuevo comienzo de su historia, fue el final de lo que los chinos llaman el siglo de humillación, y dicen, que esa gesta liberó a China del feudalismo, del imperialismo y del capitalismo. China fue observador y usuario limitado de la Segunda y usuario y participante activo en la Tercera Revolución Industrial, pero, en la Cuarta está jugando como uno de los líderes.
Muy lejos está la imagen, de inicios de los años sesenta, que mostraban una nación postrada por la hambruna y que recibió hasta 2004 ayuda alimentaria de Naciones Unidas, cuando el 80 por ciento de sus casi 600 Millones de pobladores estaban ocupados en trabajos agrícolas con un sistema de producción cuasi feudal; en la actualidad, China superó la hambruna y ha sido capaz de resolver la provisión de alimento para 1400 Millones de personas que hoy habitan su territorio, ha superado los niveles de pobreza y llevado a más del 30 por ciento de su población (más de 400 millones de chinos) a considerarse clase media acomodada con alto potencial de consumo.
Haber evaluado sus errores, asumir las lecciones, corregir, y, reivindicar el ideal chino, fue la clave para los siguientes pasos, recuperando y manteniendo el apoyo mayoritario del pueblo y fortaleciendo el sistema político, generando un modo democrático propio, en que elecciones y consulta permanente se vuelven inseparables, con una fuerza política, el Partido Comunista de China PCCH, cohesionada, con estrategias que se adaptan a la realidad y, se guían por los hechos y la procura de resultados que resuelvan los problemas y mejoran continuadamente la calidad de vida de su gente.
Leyendo los signos de los tiempos, en los años ochenta China impulsó una profunda reforma a su modelo económico conocido como: reforma y apertura; que posibilitó el proceso de apertura ordenada de la economía, del comercio y de la inversión extranjera. Se implementaron 4 grandes modernizaciones propuestas por Zhou Enlai: de la industria, la agricultura, la defensa nacional, y de, la ciencia y la tecnología. Esto, preparó a China para ser la fábrica mundial, que aprovechó el proceso de externalización de la producción de los países desarrollados que impulsaban el neoliberalismo, en los que, para las empresas, el costo de producción se había encarecido después de la crisis energética de 1973 y buscaban otros centros de producción sin preocuparse por los costos del Estado de Bienestar.
Esas reformas estructurales implementadas en la economía, con alineamiento total de la nación, incrementaron la productividad y una mayor producción nacional, y pusieron a China en tiempo para hacer su revolución industrial, acorde a los avances ya logrados por los países desarrollados, con esto, superaron errores de medidas implementadas en el movimiento del Gran Salto Adelante (1959-1961), y luego, los efectos de la opacidad política y el retroceso económico-social durante la Revolución Cultural (1966-1975).
Deng Xiaoping, luego de consultas a diferentes actores locales y globales, incluido el Banco Mundial, se convenció de que era posible cuadruplicar el ingreso en las siguientes dos décadas, entre 1980 y 2000 y hacer de China un país de ingreso medio a mediados del siglo XXI. Ahí están los datos. Lo lograron, incluso antes, con una reforma profunda, centrado en la producción asegurando metódicamente la estabilidad política y la unidad del partido.
Para China este momento plantea un reto histórico en el que su liderazgo el Partido Comunista de China PCCH, los científicos, los liderazgos sociales, los consorcios privados y públicos y las alianzas locales están comprometidos, entienden, que enfrentarán diversos obstáculos, los que deberán sortear con audacia y con la idea de un paso a la vez, pero, pasos del conjunto, con modestia, prudencia y libres de arrogancia y de precipitaciones para perseverar.
Sus objetivos de nación son claros para 2049, Primero: construir una sociedad modestamente acomodada en todos los aspectos; y, Segundo: sobrevivir, competir, desarrollarse y sostenerse en medio de todo tipo de tormentas y vientos fuertes tanto los predecibles como los impredecibles, a fin de asegurar el gran proceso de la gran revitalización de la nación china, esto no debe retrasarse ni interrumpirse, para hacer de China un gran país socialista y moderno.
No sorprende, por tanto, la alta inversión en investigación y desarrollo I+D, el alto número de trabajadores ocupados en las áreas de ciencia y tecnología, el alto número de trabajos científicos, los chinos entienden, que las nuevas y disruptivas tecnologías de las Inteligencia Artificial serán demandantes de fuentes de energía, por lo que a la par de avanzar en el desarrollo de estas futuristas tecnologías hay que acelerar innovadoramente la generación de energía, y eso es una doble vía, desarrollo tecnológico y desarrollo de tecnologías para generar fuentes renovables de energías. Es a eso, a lo que temen muchos en occidente, ser desplazados por China
Un tema central a tener en cuenta es el relativo a las fuerzas productivas[1], asimilar que el poder económico es la fuente primigenia del poder político, y, en el modo de producción capitalista esta fuente la controlan los capitalistas; para la causa socialista, es determinante que sea la sociedad civil la que controle esa fuente de poder: la economía; este debate está hoy muy presente en el liderazgo chino, y se convierte en un motivador para otros socialistas en el mundo.
Emancipar las fuerzas productivas con las fuerzas del mercado, ese fue el reto que China desde un enfoque socialista asumió con Deng Xiaoping a la cabeza de la dirección política, y reafirma hoy con el Presidente Xi Jinping, para quién, la innovación que fomente la industria emergente y modernización del sistema industrial es medular, por ello, puede decirse que es un propósito nacional del pueblo chino: lograr el desarrollo local de alta calidad y para lograrlo, deben apoyarse en nuevas fuerzas productivas.
El Presidente Xi, ha expresado que la innovación es central para incrementar la productividad, y que, el desarrollo económico y social se soportarán en la alta tecnología, la alta eficiencia y la alta calidad. Construir cadenas de producción integradas, con un sistema caracterizado por la autosuficiencia, la apertura, la integración y la vitalidad. Apoyar el mejoramiento de las instituciones en ámbitos como la protección de derechos de propiedad, acceso al mercado, competencia justa, crédito social.
La ciencia y la tecnología son las principales fuerzas productivas señalaba Deng Xiaoping, esto es retomado con renovado ímpetu por el Presidente Xi Jimping, que enfatiza la necesidad de “desarrollar nuevas fuerzas productivas de calidad, en medio de los esfuerzos acelerados del país para fomentar nuevos motores de crecimiento y promover el desarrollo de alta calidad, donde la innovación desempeñando el papel principal, las nuevas fuerzas productivas de calidad significan una productividad avanzada que se libera del modo tradicional de crecimiento económico y de las vías tradicionales de desarrollo de la productividad, se caracteriza por la alta tecnología, la alta eficiencia y la alta calidad… Las nuevas fuerzas productivas de calidad son impulsadas por avances tecnológicos revolucionarios, una asignación innovadora de los factores de producción y una profunda transformación y modernización industrial; …esto no significa descuidar ni abandonar las industrias tradicionales… es necesario evitar una precipitación hacia los proyectos y la formación de burbujas industriales, así como prevenir la adopción de un único modelo de desarrollo.”
En promoción de una nueva industrialización, de nuevos formatos económicos, como la economía digital, China ya tiene más de 50% de usuarios de redes y tecnología 5G. El año 2023, el país invirtió más de 3,3 billones de yuanes (cerca de 500 mil millones de dólares) en I+D, un aumento interanual del 8,1%. Las innovaciones en campos de vanguardia como IA, biomedicina y tecnología cuántica continúan acelerando. En 1978, Deng entendió que los jóvenes chinos se arriesgaban en cruzar el estrecho a Hong Kong (cerca de 800 mil lo intentaron) buscando mejores oportunidades, libertad y mejores ingresos por su trabajo, pero concluyó que lo que se necesitaba no eran más patrullas de seguridad, sino mejorar la economía y generar más empleos, de modo que los jóvenes no se vieran en la necesidad de escapar.
Con un PIB de 17,71 billones de dólares, que creció a una tasa de 5.2 durante 2023. China sigue siendo el mayor motor del crecimiento económico mundial, con una contribución cercana al 30% (mientras que en 1978 representaba apenas solo cerca del 1%). El PIB per cápita supera los 12.000 dólares (que para el año 1978 era tan solo equivalente a 127 USD el 1.3 % del de sus pares estadunidenses quienes tenían un ingreso 75 veces mayor) hoy, el grupo de ingresos medios supera los 400 millones y sigue creciendo.
La agenda internacional de China se soporta en su Estrategia económica y de cooperación denominada: la Franja y la Ruta (BRI: Bound and Road Iniciative/Onebelt-Oneroad). En esta estrategia participan 155 países de todas partes del mundo, incluido El Salvador. Estos representan a 2023 cerca del setenta y cinco (75%) por ciento de la población mundial y más del cincuenta por ciento de la Producción Global. Desde 2014, se han realizado más de tres mil proyectos con una inversión cercana al millón de millones de dólares.
Todo apunta a que después de trecientos años de la primera revolución industrial y el establecimiento de un código de valores liderados desde el enfoque occidental, el nuevo periodo de la humanidad incluirá también una fuerte presencia oriental, la de China: ancestral, moderna y futurista. China es la Gran Potencia y será la que lidere el futuro de la Inteligencia Artificial, en las últimas décadas se han sucedido cambios dramáticos en su estructura económica y aparato productivo, así como en su composición social y su sistema político. La estabilidad económica y la gobernanza han sido las piezas claves del éxito.
Las nuevas fuerzas productivas de calidad son frutos de los avances tecnológicos revolucionarios, innovaciones en la configuración de los factores de producción, así como, transformaciones y actualizaciones profundas de las industrias, con el ascenso de los sujetos, medios y objetos de trabajo y el de sus combinaciones optimas como connotación básica, con un aumento significativo de la productividad total de los factores como símbolo esencial. (Xi Jimping 31 enero 2024).
La innovación desempeñando el papel principal de las nuevas fuerzas productivas, significan una productividad avanzada que se libera del modo tradicional de crecimiento económico y de las vías del desarrollo de la productividad se caracteriza por la alta tecnología, la alta eficiencia y la alta calidad, y está en línea con la nueva filosofía del desarrollo. Existe, según los líderes chinos, la necesidad de formular una nueva teoría sobre las fuerzas productivas.
Para los chinos es de acelerar el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas de calidad:
- Continuar aprovechando la innovación científica y tecnológica, acelerar la transición ecológica
- Profundizar más integralmente la reforma y formar nuevas relaciones de producción compatibles con el desarrollo de las nuevas fuerzas productivas
- Fluidificar el circulo virtuoso de la educación, la ciencia y la tecnología y el talento (potenciar la fuerza de trabajo)
Como el Presidente Xi sabe que la prosperidad futura de China en un mundo que cambia a pasos acelerados lo obliga a guiar con destreza una gran transformación social y económica, mejorando al mismo tiempo (y sobre todo) la gobernanza pública. Y para garantizar la supervivencia a largo plazo del sistema político de China, debe reformar las instituciones del Estado y del Partido; de hecho, la reforma política es, para el Presidente Xi, prerrequisito de la reforma económica. (Pero al mismo tiempo, se cuidará de no repetir los errores que se le achacan al último presidente soviético, Mikhail Gorbachev.)
Lecciones para El Salvador
China es para El Salvador una oportunidad, más allá de los negocios aislados y del oportunismo coyuntural; puede ser el socio estratégico para salir del subdesarrollo; el gran espejo en el que veamos bien nuestras brechas y falencias, así como nuestras virtudes; el amigo que potencie nuestro sistema de aprendizaje y reforzamiento de saberes; nos puede ser de gran apoyo sus lecciones para hacer de las personas en verdad, el verdadero capital; y con la inventiva y capacidad innovadora de nuestra gente, pueden ser con el apoyo chino, determinantes para el desarrollo de conocimiento y ciencias, innovación y tecnologías, creando nuestras nuevas fuerzas productivas para la participación activa en esta nueva era.
China muestra la importancia de la misión de nación, la importancia de proveer soluciones a la gente como centro del sistema político democrático, del liderazgo colectivo y la delegación, de la fortaleza de la organización del pueblo y de la fortaleza política gobernante, de aceptar los errores, reconocerlos y enmendarlos a medida que se suceden.
China también enseña la importancia de la diversidad democrática, de los resultados como punto de llegada, de la lucha por la paz, del compromiso internacional con la agenda de desarrollo sostenible como centro del desarrollo de sus políticas para asegurar su liderazgo.
China, es una oportunidad para que el desarrollo tecnológico, la innovación, las nuevas industrias de la nueva era prosperen en función de la humanidad. Para que la paz sea una realidad.
El Salvador urge de una solución a su problema estructural en la economía, que tenga además el componente de continuidad, requiere cambiar la matriz económica nacional y apostar a nuevos vectores de generación de riqueza, es claro, que no podemos soportar el futuro y progreso de la nación en la matriz productiva cuasi feudal del pasado; por lo que, es preciso dar el salto al desarrollo de conocimiento, de innovación y de nuevos encadenamientos productivos y de cooperación, hacer de esto, el eje de acumulación de riqueza y prosperidad para todos.
Pero, a China hay que estudiarla, conocerla, comprenderla y entenderla, teniendo claro que China es China, y, posee una abundante historia milenaria.
El reto es, para nosotros, países periféricos, asegurar que esta nueva era sea más humana, pugnar para que la tecnología y el desarrollo estén al servicio de las personas y del progreso social.
[1] Si se tiene presente que la historia de la humanidad es la de la transición de la forma de organización social sin clases a las sociedades de clases y que, para eso, es fundamental el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción, claro está, según el devenir histórico de cada sociedad.