lunes, 6 mayo 2024
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¿Censura? ¿Cuál censu…

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"En El Salvador, no había censura en tiempos de los gobiernos militares, sino autocensura": Carlos Velis.

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Por Carlos Velis.

En estos tiempos que corre, después de mi experiencia en la feria Internacional del Libro de Guatemala, me parece interesante hacer unas reflexiones, ya que he sido testigo de algunos desaguisados incomprensibles.

Desde tiempos inmemoriales, las voces disidentes no han caído bien al poder. Nadie se salva, ni derecha ni izquierda. Recordemos a Pasternak en la Siberia, Julian Assange en Inglaterra y, en contraste, Allende, en Chile, nunca censuró al Mercurio y desde allí, dirigieron el golpe de Estado de 1973, con las consecuencias sangrientas que todos sabemos.

En El Salvador, no había censura en tiempos de los gobiernos militares, sino autocensura. No era jugando aquello. Mataban. Sin embargo, toleraban la ironía, la comedia, la salida graciosa. El caso de Juan Pueblo y Cantaclaro, que hacían crítica en rima. Curiosamente, tampoco recuerdo que censuraran la literatura ni la música. En los parques y calles podíamos comprar los casetes pirateados de toda la música “de protesta”. Cuando pasé por la Nicaragua de Somoza, pude sentir la diferencia. En la aduana nica me sacaron todo mi equipaje y me decomisaron una revista “Abra”, por el artículo “La iglesia perseguida en América Latina”. Cuando le dije al aduanero que la revista la compré en una librería del centro de San Salvador, no lo podía creer.

En la etapa de postguerra, La Prensa Gráfica censuró a Juan José Dalton, les pareció muy rojito y lo sustituyeron por Geovani Galeas (sin comentarios). Pero los libros, no recuerdo que los censuraran, y menos que se metieran con una feria del libro de un país vecino. ¡Cosas veredes!

En la Feria Internacional del Libro de Guatemala Filgua, que culminó el 16 de julio, aparte de la poca asistencia de editoriales nacionales, a pesar que esa edición estaba dedicada a nuestro país, inexplicablemente, un nuevo Torquemada, o “Torquemadita” de sainete de nuestros lares, se atrevió a ordenar a la Filgua que se prohibiera la exhibición de un libro. Craso error, por dos razones. La primera porque no hubo más efectiva campaña de ventas. Por supuesto que F & G Editores, ejerciendo su soberanía, hizo caso omiso del requerimiento, como lo hizo con otros libros, incómodos para el gobierno guatemalteco y aquel libro de marras, fue un éxito de ventas. Hicieron la presentación del libro, con firmas y todo. Y la segunda razón, porque nuestra Embajada y, por consiguiente, nuestro gobierno, quedó muy mal.

Así las cosas, es muy lamentable que, a pesar de los esfuerzos que está haciendo este gobierno a través del Ministerio de Cultura, alguien ejerza su poder para hacer quedar mal a nuestro país. Cuando era el momento de lucirse con nuestras producciones. De estrechar lazos con escritores e intelectuales; pudo propiciarse encuentros, charlas, intercambios, visitas a escuelas y quién sabe cuántas cosas más; cosas que se puede pensar cuando se tiene una mente fresca y propositiva.

No soy nadie para hacer sugerencias, pero sería bueno que revisaran la eficiencia de los encargados de promover nuestro país en lo intelectual.

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Carlos Velis
Carlos Velis
Escritor, teatrista salvadoreño. Analista y Columnista ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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