El cinco de mayo se cumplieron 200 años del natalicio de uno de los pensadores más importante del siglo XIX, Karl Marx. Su obra es valiosa y tiene una enorme vigencia en la actualidad para comprender las dinámicas del capitalismo. Es por ello que prestigiosos medios de comunicación internacionales, como de New York Times, The Guardian, The Irish Times y El País, le han dedicado artículos de opinión en los últimos días.
Dado que la obra de Marx quedó inconclusa “”únicamente vio publicado el primer tomo de su principal libro””, académicos de diferentes universidades siguen haciendo aportes a las teorías que propuso. En economía, por ejemplo, la diversidad del pensamiento marxista permite debatir no solo con otras escuelas de pensamiento económico, como la neoclásica y la keynesiana, sino entre los mismos marxistas.
Es con base en esto que dentro de la UCA se estudian los aportes de Marx y de otros pensadores que, inspirados en sus escritos, han desarrollado nuevas formas de comprender una realidad que, por supuesto, ha evolucionado mucho desde su época. El Departamento de Economía, por ejemplo, ha presentado artículos apoyados en la teoría marxista en las jornadas anuales organizadas por la Sociedad Hispanoamericana de Análisis Input-Output. De igual forma, para este año, presentará un artículo en la XXVI Conferencia Internacional de Insumo Producto, que contará con académicos de reconocidas universidades.
En la misma línea, el Departamento de Filosofía de la Universidad ha organizado diplomados sobre Marx y sus continuadores. Al respecto de uno de estos diplomados, un ex-representante de la empresa privada salvadoreña señaló que el marxismo no debía enseñarse, a menos que fuera con el afán de “echarlo a la basura”, y afirmó que ofrecer cursos de este tipo refleja estar anclado en el pasado.
Sin lugar a dudas, con todo lo expuesto, este tipo de comentarios únicamente puede reflejar dos cosas respecto a la persona que lo expresa: ignorancia o sentirse a disgusto con la manera en que Marx retrata a la clase capitalista (que esta persona representa). De ser el primer caso, es perfectamente entendible que se le dificulte comprender la obra de Marx. Fue Marx una persona que había leído a muchos autores y que constantemente nos presiona a leer a sus precursores. Por su parte, el marxismo actual no es más sencillo; los nuevos aportes de la economía marxista, por ejemplo, exigen un amplio conocimiento de álgebra matricial. De ser este el caso, para dejar de hacer gala de su ignorancia en público, la persona podría tomar uno de los cursos que el Departamento de Filosofía prepara con tanta dedicación y lucidez.
Si por otro lado, el ex-representante de la empresa privada no se siente a gusto con la manera en que Marx retrata a los capitalistas, habría bastado con que leyera el prólogo a la primera edición del Tomo I de El Capital escrita por el mismo filósofo alemán: “Las figuras del capitalista y el terrateniente no aparecen pintadas aquí, ni mucho menos, de color de rosa. Pero las personas sólo nos interesan en cuanto personificación de categorías económicas, como exponentes de determinadas relaciones de clase y de determinados intereses. Mi punto de vista, el de que el desarrollo de las formaciones económicas de la sociedad constituye un proceso histórico-natural, es el menos llamado a hacer al individuo responsable de condiciones de las que él es socialmente producto, aunque subjetivamente puede considerarse muy por encima de ellas”.
En la UCA seguiremos enseñando las ideas de Marx y de sus seguidores, así como enseñamos muchísimas otras teorías y escuelas de pensamiento que no están de acuerdo con él y que lo critican. Penoso, sin duda, que quienes se rasgan las vestiduras por las “libertades individuales” quieran restringir la libertad y autonomía de pensamiento.