“Tus ojos son mi conjuro/ contra la mala jornada/
te quiero por tu mirada/ que mira y siembra futuro”
Mario Benedetti
Por Luis Antonio Chávez.
Desde la prehistoria han existido lazos concomitantes uniendo al ser humano, paraguas bajo el cual músicos, escultores, pintores y literatos, como también quienes no conocen las connotaciones del arte, fueron tocados en más de una ocasión por el amor, faceta que estará ligada a la humanidad hasta los postreros días.
En torno al tema se ha escrito enunciados completos abarrotando bibliotecas inmensas sin alcanzarlas a leer, ni siquiera en un 25%, ya no digamos cuando se ha pretendido extender sus hilos para ablandar el corazón y la mente de quienes han sido tentados por el amor, hablo del amor puro, como el narrado en la Biblia en el Cantar de los cantares:
“¡Oh, si él me besara con besos de su boca!/ Porque mejores son tus amores que el vino / A más del olor de tus suaves ungüentos./ Tu nombre es como ungüento derramado:”… (1)
O en Corintios 13:4,9: “El amor es sufrido, es benigno, el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece, el amor no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor: no se goza de la injusticia. más se goza de la verdad. El amor todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera”… (2)
Miguel de Unamuno, escritor español miembro de la generación del 98, da su propio concepto del hado poético, describiéndolo así: “Lo verdaderamente poético, no es sino aquello que atesora pasado, lo que ha vivido y viviendo venció al dolor, lo que ha sufrido y sufriendo venció a la vida. A nuestras mismas previsiones del porvenir las vestimos con hermosura del pasado, (porque) es con los recuerdos que construimos las esperanzas.” (3)
Por qué las palabras de Unamuno, simple: están emparentadas con las nostalgias y el amor, temas relacionadas con el libro que comentaremos, visto desde la óptica del poeta, lo mismo que de la vida cotidiana, pues seguro estoy de que quien anda por la vida sembrando odio, rencor, cizaña y otros aderezos, será como la hoguera calcinando lo poco rescatable que había en él: el amor.
Todo arte es producto de varias ramificaciones unidas por el embrujo del amor recreado en sus diversas aristas, con ello se busca enaltecer ese sentimiento sublime nacido desde el fondo del alma, expresándolo según sea el caso, sin que por ello pierda su esencia.
El romanticismo es un movimiento político cultural surgido en el Siglo XVIII en Alemania y el Reino Unido, el cual surge como una creación revolucionaria contra el nacionalismo de la ilustración y el clasicismo, cuya característica es la ruptura de la tradición clasista basada en un conjunto de reglas estereotipadas, desarrollándose con más fuerza a inicios del Siglo XIX y extendiéndose desde Alemania, Francia, Italia, España, Argentina y México… (4)
La literatura ha dado nombres de muchos representantes del romanticismo, poetas como Lord Byron, Gustavo Adolfo Bécquer, Luis de Góngora y Argote, Francisco de Quevedo, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, José Ángel Buesa, Raúl Contreras, Serafín Quiteño, Claudia Lars, Alice Larde de Venturino, Manuel Acuña, entre otros, han sido reflejo fiel de ese sentimiento acuñado cantándole al amor a través de la poesía…
Esta vez no quiero repetir frases plasmadas a través de los tiempos para enaltecer ese sentimiento universal llamado amor, mi propósito será desentrañar las razones que motivaron al poeta Danilo Umaña Sacasa a publicar su libro Encuentro Inexorable (Namox Editorial, 2014), donde lo íntimo crece sin envanecerse.
Dar vida a la palabra, adornarla con blonda y encajes no es de cualquiera, el trabajo literario debe asumirlo el escritor desde cualquier orbita, porque cuando la palabra echa raíces y florece, es por haber calado hondo, es como un tsunami que toca las fibras del alma más sentidas, es un volcán que saca gotas de rocío de nuestra mirada al cuantificar los conocimientos allí impresos.
Con más de cuarenta años dedicados al oficio, Danilo Umaña Sacasa ha comprendido que los lectores merecen respeto y por ello debe dar escritos terminados y no ser apéndices o paráfrasis de otros versos para simular que son nuestros: Leamos un fragmento de uno de sus poemas:
“¿Te he visto serpentear la intimidad de mis arbustos/ mientras intento descubrir el aroma de tu nombre/ al galopar como flor en mi mirada” (¿Quién eres realmente? (P. 12)
La armonía en la imagen poética debe ser equilibrada, así como guardar su ritmo y musicalidad, laborar el barro como un orfebre hasta darle un toque especial -marca, dirían los mercadólogos-, esa es una de las razones del por qué intentaremos ingresar a ese leiv motiv que atrajo al poeta al plasmar en ciento doce poemas ese sentimiento hacia la amada.
Danilo Umaña Sacasa desencadena en sus poemas un lirismo plagado de imágenes y metáforas provocadas por un sentimiento noble, versos que gustan por explorar lo sublime e intangible, desbordándose como una cascada donde el agua en su cristalinidad intenta saciar la sed de quien decida beber de ella, con la fuerza inagotable de la poesía brotada del corazón.
Así, el poeta Umaña Sacasa inicia su viaje hacia las profundidades del subconsciente donde descubre la fibra que le dará vida a sus versos, otro llamaría musas, más yo preferiría verlo como el incentivo para su inspiración, porque el poeta indaga la razón de su existencia, se alimenta con las respuestas y va llenando su alforja de nuevos resplandores.
Encuentro Inexorable es un poemario cuyas líneas presentan una lectura diáfana y “desnuda”, libro donde el poeta Danilo Umaña Sacasa, como un malabarista de la palabra, cruza la línea delgada de sus suspiros para imantarnos de ternura:
“¿Y tú quién eres?/ ¿Por qué te tomas el derecho/ de clavar tu presencia intermitente/ en la levedad de mis suspiros?… ¿De qué tipo de humus/ formaron tu silencio/ para que te permitas evadir/la persistente ternura/que transita en mis pupilas?” (¿Y tú quién eres?. (P. 11)
Veamos otra muestra de los versos que aquí se imprimen: “He escrito estos poemas para ti/ aunque al polen de la duda/ te produzca alergia a las entrañas” (P .29)… o el siguiente poema: “Yo quiero sufrir insolación/ en la hojarasca de todos los suspiros/ para que empiece a creer en mí/ la leve intimidad de tus rosales”… (P.31)
En el bregar poético de Danilo Umaña Sacasa encontramos escritos cargados de una vitalidad lírica in crescendo que se vuelca hacia el mundo que lo potencia, ello logra que el poeta manipule la metáfora a su antojo, quizás por estar consciente del compromiso asumido con la literatura, pues el canto le permite encaramarse en la palabra que es vida, pero también es huraña con quien no la trata con la devoción que se merece.
Sin embargo, no se trata de convertir la literatura en una ventana plagada de falsas imágenes poéticas, sino de revestirla de valores éticos y estéticos engarzados en el sentimiento que ello provoca; valores éticos y dignidad en el oficio literario que sólo se adquieren con el precio de quemar pestañas, emborronar cuartillas y asumir a conciencia dicho compromiso, pues se debe estar consciente que de literatura no se vive.
Quien es escritor sabe que se llena de satisfacciones personales, pero no obtendrá riquezas, que en las letras no están permitidas improvisaciones, mas no por ello dejará de convertir la palabra en el “santo de su devoción”, sin andar mendigando un “publíquenme, por favor”.
Todo poeta sabe que escribir poesía es desnudar el alma, meter las manos al universo que se las devolverá llenas de luz, por eso no me sorprenden las palabras del poeta tecleño Julio Iraheta Santos, cuando intenta describir al hacedor de versos:
“El poeta es un hombre como los demás mortales que trae su propia estructura genética, en este caso una estructura que lo hace ser poeta de nacimiento, y al llegar a la edad de la expresión verbal y por medio de educación, a la escrita, hablará poesía y escribirá poesía.” (5)
La herramienta que el poeta usa para decir con finas metáforas lo que no puede decir con palabras es poesía, con ello da vida a un sentimiento acuñado en su corazón con frases como único recurso de expresión, de ahí que el símil le permita recrear el amanecer con líneas nostálgicas hasta enaltecer el alma para hacer vibrar los corazones.
“Como en un acto mágico/ que se revela cada día ante mis ojos/ la he visto arrullar golondrinas/ en el carnaval de su silencio… Ella no sabe que la he visto/ cada día y cada noche./ ni sabe que por ella existe este poema”. (La he visto. Pág. 23).
Umaña Sacasa plasma su sentimiento con la tranquilidad del mundo, nos atrae y nos sumerge en su poesía con la misma parsimonia con que se aleja un velero en alta mar, pese al ambiente beligerante con que nos saluda la patria donde nacimos:
“Me encanta ese poema transparente/que se forma entre tus labios/ cada vez que me envuelves con las cascadas lejanas/qua nacen en el ramal de tu sonrisa”. (Metáfora. P. 117).
Para ingresar al mundo mágico que envuelve al poeta Danilo Umaña Sacasa, se necesita haber “pautado un espacio en su trajinar”, leerlo como quien disfruta un vino acuñado de 1820, volverse catador de la palabra y exigente con el verso, ¡y a eso hemos venido!, a disfrutar de la lectura del poemario Encuentro Inexorable, porque la palabra es una brújula de las exigencias de la nueva literatura que no es materia inerte sino un mundo en abundancia.
1) Santa Biblia, Reina Valera 1960, Cantar de los cantares, (Pág 883)
2) Santa Biblia, Reina Valera 1960, libro de Los Corintios 13:4,9: (Pág 1442)
3) Revista Cultura 34, Ministerio de Educación, 1964, Mi visión de México, Miguel de Unamuno, Pág. 19
4) Suplemento Cultural 3000, Diario Colatino, sábado 28 de junio de 2014, El Romanticismo, Pág 1, Sección Aula Abierta.
5) Suplemento Cultural 3000, Diario Colatino, sábado 16/8/14, reseña acerca del poeta Julio Iraheta Santos, escrita por Mauricio Vallejo Márquez, (Pág 8)