He tenido acceso a una serie de grupos de enfoque realizados en la primera semana del mes de julio con objeto de conocer la opinión ciudadana sobre las características que debe tener el nuevo gobernador.
Se realizaron en un estado del norte del país, pero considero que la información de carácter cualitativo que arrojan vale para los quince estados donde en 2021 habrá elección de gobernador. Las características en las que coinciden hombres y mujeres de las diversas edades y grupos socio-económicos son que debe:
- Ser honesto.
- Ser transparente en el uso de los recursos.
- Ser objetivo y no engañar con su discurso.
- Tener espíritu de servicio.
- Estar dispuesto al trabajo.
- Estar comprometido con su comunidad.
- Cumplir con las promesas de campaña.
- Centrado en su trabajo. Sin miedo a ensuciarse las manos.
- Ser visionario, innovador y abierto a los cambios.
- Dar respuesta a los problemas y necesidades del estado.
- Ser proactivo y buen administrador.
- Ser capaz y estar orientado a logros.
De las doce características que se exigen debe tener el nuevo gobernador, las ocho primeras tienen relación directa con valores éticos y actitudes personales. Las otras cuatro hacen relación a las capacidades, para obtener buenos logros en su gestión.
La población mayor a los 36 años a las características anteriores añade otras cuatro: Debe ser congruente; firme en sus decisiones ante trabas y adversidades; fomentar la participación de la ciudadanía y no temer enfrentar al narcotráfico.
Los participantes de los grupos entre los 18 y 35 años añaden otras cinco características: Debe ser leal; empático y cercano a todo tipo de personas; tener preparación académica; desarrollar proyectos incluyentes y no ser populista.
En las exigencias particulares tanto de adultos como jóvenes vuelven a hacerse presentes las de carácter ético y actitudinales. En los primeros se subraya la congruencia y firmeza y en los segundos la lealtad y la empatía.
De estos grupos de enfoque se deriva que el electorado a la hora de decidir su voto tendrá muy en cuenta la trayectoria personal del candidato, para ver si cumple con las características que piensa debe tener. Las éticas y actitudinales están mejor valoradas que las técnicas, aunque éstas también se toman en cuenta.
Los partidos en la elección de sus candidatos, más después de la pandemia, están obligados, si quieren tener posibilidades de competir, a proponer personas, hombres y mujeres, que cumplan con estas exigencias ciudadanas.
Ahora ya no solo vale la militancia y los méritos partidarios sino tener una vida y un comportamiento que avale las características éticas y actitudinales que reclama la ciudadanía y también las que están relacionadas con la preparación y la capacidad.
Twitter: @RubenAguilar