La aplicación del análisis histórico estructural revela los aspectos estructurales, más permanentes, que sostienen a los funcionales o coyunturales, de la sociedad.
En el período de la década de los noventa y primera década del siglo XXI, en que gobernó el partido ARENA, la estructura social salvadoreña fue hegemonizada o cayó completamente bajo el dominio de la Oligarquía Emergente [1], desplazando a la Burguesía no Oligárquica [2], así como avanzando en su proceso de transnacionalización mediante su alianza con empresas transnacionales, así como realizando inversiones en otros países latinoamericanos; la oligarquía tradicional o cafetalera continuó su crisis histórica; la clase media mejoró su posición económica y política; las clases obrera y campesina se debilitaron. La inversión y la tecnología de producción crecieron sustancialmente, principalmente en las comunicaciones, la maquila, la banca, los centros comerciales y los centros de llamadas. La estructura productiva se concentró en la maquila y en el comercio. El modo de producción se hizo más dependiente del exterior, las exportaciones aumentaron impulsadas por la industria maquiladora, pero menos que las importaciones que crecieron rápidamente debido al proceso de reconstrucción de postguerra y al aumento de las remesas familiares. Se amplió el territorio de concentración de la producción industrial, especialmente por el desarrollo de la maquila. El sistema monetario fue dolarizado. El sistema bancario quedó en manos de empresas extranjeras. El régimen político se democratizó y polarizó. El Estado se debilitó con la disminución de los impuestos a la importación, así como la privatización de la banca, empresas estatales y comercio de exportación. El sistema fiscal favoreció la concentración del ingreso y la riqueza. La estructura de servicios sociales se amplió. Se mejoró el andamiaje institucional en la sociedad civil con la creación y crecimiento de las ONGs. El modelo de funcionamiento económico fue el llamado Neoliberal de Fomento de Exportaciones, en que las políticas para desmontar el modelo de mercados regulados o intervenidos por el Estado se hizo en un período relativamente largo (aproximadamente 20 años), en su etapa de consolidación o de segunda generación, en que el Estado es un mecanismo importante en la forma de compras gubernamentales, reducción de costos de producción, supervisión del funcionamiento de la economía y control de la sociedad.
En la segunda década del siglo XXI, en que ha gobernado el partido FMLN, la estructura social continuó bajo la hegemonía de la Oligarquía emergente transnacionalizada; la Oligarquía tradicional continuó disminuyendo su poder político; la burguesía no oligárquica ha venido mostrando un proceso de recuperación; las clase media se ha estancado económicamente; mientras que las clases obrera y campesina continuaron su proceso de pérdida del poder económico y político. Se dio una leve mejoría en el acceso al crédito y la asistencia técnica de los micros y pequeños empresarios. La tecnología de producción se estancó, especialmente por la disminución de la inversión y pérdida de importancia de la maquila y los centros de llamadas. Continuó el proceso de concentración de la producción en el sector servicios. El modo de producción se hizo más dependiente del exterior por el crecimiento del endeudamiento público, las remesas familiares y el saldo desfavorable del comercio exterior. La estructura productiva continuó centrada en el comercio; se estancó el proceso de desconcentración territorial de la producción. El sistema monetario continúa dolarizado. El sistema financiero sigue en manos de empresas extranjeras. El régimen político de democracia representativa con polarización política ha entrado en crisis. El Estado se ha fortalecido por el aumento de la carga tributaria y el gasto en programas sociales, pero la estructura de servicios sociales tiende a debilitarse debido al déficit fiscal y el endeudamiento público. El sistema fiscal continúa favoreciendo la concentración del ingreso y la riqueza. El andamiaje institucional ha mejorado con la política de transparencia, la cual está poniendo en evidencia la corrupción en los tres poderes del Estado. El modelo de funcionamiento continúa siendo el Neoliberal de Fomento de Exportaciones, pero sin apoyo estatal, cumplimiento de las leyes laborales y políticas de fortalecimiento del mercado interno.
Para asegurar el éxito de la estrategia de realizar cambios durante el próximo período presidencial, es necesario hacer un análisis de correlación de fuerzas, profundizar en los aspectos de funcionamiento de la sociedad y diseñar los elementos fundamentales de un programa de gobierno, éstos serán los contenidos de los artículos venideros.