El papa Francisco reconoció este miércoles el martirio del sacerdote italiano Cosme Spessotto, conocido como Sante y asesinado en San Juan Nonualco (El Salvador) en 1980 por supuestos los Escuadrones de la Muerte.
Antes del padre Cosme, Escadrones de la Muerte había asesinado al jesuita Rutilio Grande y a tres de sus acompañantes (este Caso está en proceso de beatificación) y el que fuera arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, entre otros curas y laicos.
La declaración de martirio es decisiva para la beatificación, ya que suple el reconocimiento de un milagro.
Spessotto nació el 28 de enero de 1923 en Mansuè (Treviso) y fue enviado a Centroamérica como misionero en 1950 y asignado a San Juan Nonualco (El Salvador), donde construyó una iglesia parroquial, talleres para enseñar a los niños un oficio y una escuela parroquial para las clases de primaria, explica el Vaticano en su biografía.
Por su atención a los pobres, el sacerdote italiano, como muchos durante esa época, fue amenazado de muerte por militares y escuadrones.
Fue asesinado el 14 de junio de 1980 mientras, arrodillado en el banco de una iglesia cerca del tabernáculo, tenía la intención de leer la Palabra de Dios. Dos personas, usando pelucas que ocultaban su identidad, entraron en la iglesia y le dispararon con una ametralladora.
Antes de iniciado el conflicto armado conocido como guerra civil (1980-1992), el padre Corme denunció las injusticias y atrocidades que se estaban realizando y ayudó a enfermos y cuantos le necesitaban. Recogía cadáveres que aparecían casi a diario en las cunetas y los enterraba. No hacía distinción de bandos en conflicto: “A todos los he bautizado, todos son hijos de Dios”.
Reacción de Víctimas Demandantes (VIDAS)
"Como Víctimas Demandantes (VIDAS), que tenemos entre nuestra agrupación varios casos de la Iglesia martirial, que son casos procesados por delitos de lesa humanidad, celebramos y reconocemos profundamente al papa Francisco por su gesto de reconocer el martirio del padre Cosme. Ello nos da fuerza y nos llena de más voluntad, energía y convicción para continuar luchando contra la impunidad. Y estaremos vigilantes que el martirio de Cosme no queden en la impunidad, como tampoco el de nuestro santo Óscar Romero, Rutilio Grande, los sacerdotes Palacios, Navarro, Barrera, Serrano, Ábrego, las monjas y laicas estadounidenses maryknoll y los mártires de la UCA", manifestó la Agrupación VIDAS.
En tanto, Carlos Palacios, hermano de un sacerdote mártir (Rafael Palacios 1938-1979), expresó: "Como miembro de VIDAS, por reclamar justicia en el caso de mi hermano uno de los sacerdotes asesinados, me indigna la actitud de la Conferencia Episcopal de El Salvador por el silencio cómplice en estos hechos y tienen que ser otros los que muevan estos casos para un digno reconocimiento".
El Vaticano dice del padre Cosme
El Vaticano explica que el cura "no hizo política" sino que "ejerció su ministerio sacerdotal, tratando de mediar entre las partes en conflicto" y, por lo tanto, es posible identificar como motivo de su muerte el "odium fidei", es decir, el odio a la fe.
El martirio -añade la Santa Sede- también surge de sus escritos, en los que expresó su disposición a perdonar a sus posibles asesinos. Sabía que estaba en peligro porque había recibido amenazas.
"Los superiores le habían sugerido que regresara a Italia, pero él, impulsado por la caridad pastoral, quería quedarse en El Salvador para no abandonar a su pueblo", se lee en la nota.
Publicación del desaparecido El Independiente, del 8 de diciembre de 1979
El pasado 22 de febrero, Francisco también aprobó el decreto que reconocía el martirio del sacerdote salvadoreño Rutilio Grande, asesinado en 1977, y de las dos personas que fallecieron con él en la emboscada: Manuel Solórzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 15, cuando se dirigían a celebrar la eucaristía y fueron tiroteados en el vehículo que los desplazaba.
El arzobispo Romero, asesinado en 1980, fue canonizado en Roma el 14 de octubre de 2018 ante miles de personas.