viernes, 26 abril 2024
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Movimiento Nuevas Ideas podrí­a construir la Eticracia en El Salvador

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En la medida en que las reformas como instrumentos de transformaciones estructurales sienten las bases, el sistema polí­tico injusto irá desapareciendo, es un proceso, que puede durar de acuerdo con las caracterí­sticas objetivas y subjetivas de cada paí­s. La justicia no se da por decreto, ni porque un partido polí­tico exprese que es democrático y revolucionario, lo que cuenta son los hechos encaminados a construir un sistema polí­tico justo.

El centralismo democrático de los partidos antiguamente revolucionarios o autodenominados comunistas fue un rotundo fracaso; porque la democracia se edifica desde la base y no desde la cúpula, es decir, con la participación plena, activa y efectiva de la población. El involucramiento directo de los ciudadanos es el adhesivo social que crea pertenencia y empoderamiento del proceso, y sobre todo el disfrute de los beneficios. Un sistema polí­tico equitativo es la construcción de un Estado que esté edificado sobre una base económica justa.

En la democracia de nuevo tipo, los meta relatos están agotados, las ideologí­as tradicionales son parte del pasado, hoy el sistema polí­tico y el modelo económico se fundamentan en la ética, la moral y lo axiológico se convierten en ejes transversales. Los valores han cambiado en la  historia, por ejemplo en los siglos XVIII – XIX, la libertad, igualdad y fraternidad, fueron las consignas y lemas sobre los que se sustentaron guerras de independencias, liberación y revoluciones. En el siglo XX, los valores fueron la libertad, dignidad, paz y justicia, se convirtieron en las consignas de las organizaciones de guerrilleros en los diversos continentes del mundo.

La sociedad justa contiene tres dimensiones la económica, social y polí­tica.

Económico:

Los ciudadanos son desiguales, el Estado debe tratar de disminuir esa brecha, al beneficiar con polí­ticas públicas, gobernanzas, planes y programas de desarrollo a los sectores productivos de menores ingresos económicos; hacer una reforma tributaria justa y equitativa de acuerdo a las posesiones y a los ingresos percibidos en el paí­s, como de las inversiones que nacionales tengan en el extranjero; mejorar los salarios de acuerdo con el costo de la canasta básica; regulación de las empresas trasnacionales, con el propósito de que los productos y servicios sean de calidad y no cometan robos encubiertos con cualquier tipo de excusa; recuperación y protección de los recursos naturales en especial las reservas forestales, agua, electricidad y la minerí­a, etc.

Social:

Educación gratuita y de alto nivel, que responda a los objetivos de desarrollo social y crecimiento económico, para formar los futuros ciudadanos con el perfil de la nueva sociedad, conocedores de la historia y de la realidad nacional; el sistema de salud de buena calidad, único y universal; acceso a los servicios de agua y luz; vivienda digna; igualdad ante la ley; justicia pronta y cumplida; seguridad ciudadana; protección de sitios históricos; rehabilitación cultural, etc.

Polí­tico:

Despartidización del Tribunal Supremo Electoral, los magistrados no serán miembros de ningún partido polí­tico; elecciones primarias al interior de los partidos para elegir a candidatos de elección popular; modernización del manual interno de la Asamblea Legislativa, en donde queden establecidos los puestos y cargos en la junta directiva, de acuerdo con los porcentajes obtenidos en las elecciones; plebiscito, referéndum y revocatoria de los funcionarios elegidos a través del sufragio, etc.

Lo económico, lo social y lo polí­tico son atravesados por los valores de la justicia y de la probidad, para lograr una sociedad con armoní­a, que de paso a desarrollar la solidaridad, y obtener crecimiento económico y desarrollo social con cierta igualdad, será en la medida que se achican las diferencias sociales, económicas y polí­ticas.

Los valores jugaron un papel secundario, instrumental, propagandí­stico y hasta de marketing polí­tico, es decir, los utilizaron para decorar las ideologí­as reaccionarias, conservadoras, progresistas y revolucionarias. En nombre de lo axiológico hicieron guerras, en varios casos triunfaron, y cuando algunas revoluciones, golpes de Estado y negociaciones que pusieron fin a las guerras, accedieron al poder, predominó el anti valor.

El sistema polí­tico y el modelo económico lo determina lo axiológico y antológico, lo epistemológico resultará de la ejecución o puesta en práctica de los valores con la realidad, en otras palabras, lo determinante será la objetivación  o concreción, porque creará resultados materiales e intangibles, que serán percibidos por la ciudadaní­a en la solución de los problemas existenciales y en la satisfacción de sus necesidades. En conclusión es la materialización del discurso, de lo dicho al hecho, por ejemplo, “El dinero alcanza cuando nadie roba”.

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Oscar A. Martínez Peñate
Oscar A. Martínez Peñate
Escritor, politólogo y analista de la realidad nacional salvadoreña y centroamericana.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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