martes, 16 abril 2024
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Los dados están echados en El Salvador: ¡La carreta neoliberal se quedó sin bueyes!

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“De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico”
(Ortega y Gasset)

“La comedia es el género literario de los partidos conservadores ““ escribe el filósofo español Ortega y Gasset en el capí­tulo 18, “La Comedia”, de su tratado “Meditaciones del Quijote””“. De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico. Este es el paso entre la sublimidad y la ridiculez. La transferencia del carácter heroico desde la voluntad a la percepción causa la involución de la tragedia, su desmoronamiento”“su comedia. El espejismo aparece como tal espejismo.”

La derrota del FMLN como la del partido ARENA en las recién pasadas elecciones presidenciales es, sin lugar a duda, la victoria no de un partido ni de un candidato en particular, sino el triunfo o “liberación polí­tico-ideológica” de una parte importante del pueblo salvadoreño. Ni siquiera la relativización de los resultados electorales en base a los porcentajes de participación ciudadana, puede endulzar el sabor amargo de la derrota. La fatamorgana seudo revolucionaria marxista se desvaneció.

Tanto el FMLN como ARENA funcionaron polí­ticamente, a partir de los acuerdos de paz que pusieron fin a la guerra civil en 1992, como la yunta encargada de tirar del carruaje económico neoliberal. Esta metáfora se me antoja más adecuada y más plástica para comprender el papel desempeñado por estos dos partidos a lo largo de todos estos años. Tanto los amigos de la guerrilla salvadoreña como sus enemigos se encargaron de limar previamente los cuernos ideológicos a los dos bueyes, uno rojo y el otro negro, en un largo proceso de domesticación. Una vez amansados, se les colocó el yugo que los mantuvo unidos durante 27 años. La oligarquí­a salvadoreña con la puya en mano, además de dueña de la carreta y todos los costales arriba, se encargó de “bandiar” [1] el vehí­culo, unas veces puyando al buey rojo, otras veces al negro y otras tantas al mismo tiempo a las dos bestias.

Ahora bien, sí­ los dados están echados en El Salvador y la carreta neoliberal se quedó sin bueyes, es lógico preguntarse: ¿Qué pasará con la carreta? ¿Quién ocupará el lugar de los bueyes? ¿Cuáles serán los nuevos derroteros? ¿Cuál será el destino de los bueyes defenestrados? ¿El tiangue o el matadero?

Muchas son las preguntas que todaví­a están abiertas y sin contestar en El Salvador. Lo que sí­ está claro es que la carreta neoliberal todaví­a seguirá dando vaivenes a lo largo y ancho del Pulgarcito de América y que Nayib Bukele logró convertirse en el presidente de la república salvadoreña más joven de su historia. Ahora él tiene la gran responsabilidad de hacer mejor las cosas o al menos intentarlo.

En todo caso, la victoria obtenida por una parte del pueblo salvadoreño en las urnas electorales el pasado 3 de febrero marcará un hito en la historia polí­tica de El Salvador. A los salvadoreños del siglo XXI ya no se les venderá el cielo con tamales y pupusas de chicharrón y queso con loroco.

No obstante, sigo opinando que la oligarquí­a salvadoreña ronca pero no duerme y que todaví­a falta muchí­simo para llegar a una situación histórica en la cual las grandes mayorí­as del pueblo salvadoreño, ya no estén conformes con la situación socio-económica y polí­tica existente y que la oligarquí­a primitiva no sea capaz de seguir determinando el destino del pueblo salvadoreño a sus anchas.

Por eso, hay que estar muy atento y movilizado, ya que la lucha continua.

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[1] Bandiar: Salvadoreñismo de bandear, es decir, conducir, guiar algo o alguien.

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Roberto Herrera
Roberto Herrera
Columnista y analista de ContraPunto. Salvadoreño residente en Alemania. Ingeniero graduado en electrotecnia, terapeuta ocupacional independiente con especialidad en pediatría y neurología. Narrador y ensayista.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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