Los cambios en el imaginario tras el COVID-19

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El mundo necesitará más salud y trabajo que armas e inventos que solo han causado estragos

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La pandemia del COVID-19 ha tenido ya consecuencias de toda índole en el mundo: en lo político, económico y social. Pero ha sido como sacar las fichas del dominó y revolverlas de un lado para otro, de un lado para otro.

En poco tiempo el mundo se ha enfrentado a una pandamia que corre veloz y abarca todos los rincones del planeta. El mundo está prácticamente en cuarentena domiciliar, pero también decenas de miles de personas han muerto y otras están hospitalizadas en aislamiento y recibiendo tratamientos de alto costo para tratar de salvarles la vida.

Los casos extremos son no poder salvar la vida de los pacientes, y ha afectado más, por el momento, a los países industrializados y emergentes pero ricos. Lo que indica que si baja a las naciones pobres, podría arrasar con decenas o quizás centenares de personas, es especial de los sectores más desprotegidos.

De urgencia se han reunido los líderes del G-20, a quienes el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, les exigió combatir la pandemia por medio de una “guerra total global”, salvar a la gente y la economía.

De varios lados lo que se ven son reclamos de salvar a la gente, a los más vulnerables, pero los más vulnerables son millones de excluidos de los servicios médicos de calidad que les permita la sobrevivencia y no sólo la sobrevivencia, sino el desarrollo social de gran potencialidad para los millones de habitantes del mundo.

Las cosas así, el mundo se enfrenta a un cambio total que podría dar lugar a una nueva gestión política, porque las pandemias no van a parar.

Esta pandemia del COVID-19 es la primera global, y desde nuestro punto de vista tiene que ver con la debilidad que ha causado al Planeta el Cambio Climático (CC). No se pondría entender la virulencia del COVID-19 sino por el inmenso daño que se ha causado a la naturaleza, así como también por la debilidad de los sistemas de salud que privilegian la rentabilidad y no la vida de la gente.

Unidad para salvar a la población y su habitat en el planeta Tierra exigirá, por lo tanto, contemplar la salud y el trabajo de calidad para toda la población, como derechos humanitarios universales y todo ello con el fortalecimiento de más y mejores estados democráticos, para aprovechar la potencialidad de la Humanidad.

El mundo necesitará más salud y trabajo que armas e inventos que solo han causado estragos.

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