En el discurso alusivo a los 203 años de la declaración de independencia que las parcelas centroamericanas hicieran de la corona española, el presidente Bukele lanzó un reto y adoptó una posición por lo colectivo, sin desmeritar lo individual y el esfuerzo de cada uno, resaltando que el éxito en seguridad era “el resultado de cuando todos hacemos una acción colectiva despojándonos de todo individualismo… enfatizando que la paz, la libertad y la seguridad son fundamentales para el renacer de El Salvador. Se está construyendo una nueva casa por encima de los escombros…dijo… siguiendo un plan, paso a paso… resaltando… que, para lograr ser un país grande, debemos ordenarnos, debemos ser más responsables, debemos pensar también en colectivo”.
Si bien, lo que se destaca del discurso presidencial, es el anuncio de presentar para el ejercicio fiscal 2025 un presupuesto que para el gasto corriente del Estado no requerirá endeudamiento, sino que será financiado a partir de la riqueza creada. Esto, será el inició de un proceso de corrección a la mala política fiscal de endeudarse antes que cobrar los impuestos para financiar el gasto público. No es un no a la deuda, pero ésta, debe ser para inversión al desarrollo y con las mejores condiciones crediticias.
La medida anunciada es un cambio atinado y esperado en la política fiscal del gobierno, que no debe ser solo ahorro corriente por la vía de reducir o estancar el gasto, sino, debe implicar obtener de los contribuyentes, según su capacidad, los recursos para el cumplimiento de la responsabilidad del Estado con la persona humana, origen y fin de su actividad; además, de mejorar la calidad y cantidad de los servicios esenciales que presta y con una gestión eficiente y eficaz: optimizar cada centavo que ingrese.
Esta medida acompaña ese interés por lo colectivo, pensar y actuar en función del interés colectivo es adoptar la idea del bien común, lo que beneficie a las mayorías, es superar el paradigma dominante del individualismo y estimular la responsabilidad de todos y asumir que somos responsables de lo que sucede hoy y en el futuro, asumiendo las lecciones del pasado para fortalecer el cuerpo social y no repetir las desgracias sucedidas.
Se trata de estimular a la sociedad para desarrollar y premiar el mejor esfuerzo de cada uno, creando espacio para la colectividad, reconociendo que el mayor valor de cada uno estará en relación a su contribución con el desarrollo de la sociedad de la que es parte, eso refuerza el nuevo paradigma salvadoreño de desarrollo humano.
El presidente critica en su discurso, la mala conducta salvadoreña de asumir como normal el antivalor de la “cultura del más vivo”, o de la “vivianada”, asumida y replicada como patrón de vida, a todo nivel social, pero hay que entender esto como una construcción social histórica, que es el reflejo conductual de “los de abajo” frente a la conducta oportunista, instrumentalista, mafiosa de “los de arriba” que han hecho de esta práctica la base central en los procesos de acumulación originaria, con los réditos de la independencia, con las tierras expropiadas, con la semi industrialización, con las privatizaciones.
Esas conductas “vivianas” son las que no han permitido la modernización del Estado, han entronizado la mediocridad, promovido la corrupción, evitado el desarrollo del país, empobrecido y castrado el progreso de las mayorías. Cambiar ese antivalor es un imperativo para edificar ese nuevo país, que supere la impunidad, la burocracia ineficiente y clientelar, y, la violencia social.
Para lograr ese cambio conductual y unificar la nación hacia una visión común se requerirá del compromiso de todos los ciudadanos hombres y mujeres; hay ya, con este gobierno y la nueva hegemonía que se busca imponer, un proceso de disciplinamiento social, que busca inculcar nuevos valores que desarrollen una nueva conducta del individuo frente a su entorno, frente a los otros, frente a lo público. Por eso, el presidente Bukele, hizo el llamamiento a los salvadoreños a actuar para lograr ese renacimiento de país, tanto en el territorio como fuera de este, y expresó que el gobierno seguirá haciendo lo que le corresponde.
Desde la gestión pública deberá producirse el mayor valor público, con mayor cantidad de bienes y servicios sociales que satisfagan las necesidades de la sociedad; para estimular, organizar y potenciar la participación ciudadana, eso está en el fondo de su planteamiento, unirnos como nación a ese propósito es fundamental para forjar una nueva institucionalidad del desarrollo común. Una sociedad con justicia social es posible en El Salvador.
Frente a un debate político que se torna violento, intrascendente, insano y dominando por la mentira o medias verdades, ante el debilitamiento de las instituciones de la vieja formalidad democrática, que no es un fenómeno sólo acá sino que es la norma en la política de la posverdad, es importante este reto que lanza el Presidente Bukele: pensemos en colectivo, hagamos de lo colectivo el nuevo valor, un bien público para la sociedad que nos distinga del pasado, que apuntale la justicia con libertades, felicidad y bienestar.