En la década de 1980, un gran número de vascas y vascos participaron bajo la bandera del internacionalismo en los procesos revolucionarios abiertos en Latinoamérica. Algunos fueron a El Salvador para unirse a la insurrección que en ese país centroamericano dirigía el FMLN. Con el tiempo, hemos conocido a Pakito Arriaran, Begoña García Arandigoien o Marta González, voluntarios caídos en la primera línea de fuego, pero a su lado estuvieron muchas y muchos internacionalistas más cuyos nombres desconocemos. Una de esas militantes fue Miren Odriozola. Participó en la guerra como sanitaria en un primer momento y, posteriormente, con muchas más responsabilidades en el frente de Chalatenango. Le llamaban Laura.
Sobre el libro
La memoria histórica es un tema que cobra mayor fuerza en el país a partir de la firma de los Acuerdos de Paz, el 16 de enero de 1992 entre el Gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); como una necesidad política de dar a conocer o transmitir correctamente los hechos recientes registrados durante los años 70 y 80.
Instituciones, sectores y actores particular, mediante el desarrollo de una cantidad importante de iniciativas, tales como, rescate de sitios históricos, edificación de memoriales, museos, publicaciones y documentales, símbolos y más; cuestionan el olvido y la impunidad respecto a las violaciones a los derechos humanos por motivos políticos e ideológicos, promovido por la institucionalidad del Estado y algunos sectores privilegiados.
¿Por qué recuperar, construir y trasmitir la memoria de lo ocurrido en las recientes décadas pasadas?
Varias son las razones fundamentales porque la sociedad salvadoreña no puede y no debe dejar que los procesos históricos recientes, que tienen una vinculación directa con nuestro presente, sean colocados en el baúl de los recuerdos. El mantener presente la memoria de los hechos y sitios históricos, por un lado, recuerda el compromiso del Estado para cumplir con sus obligaciones de justicia, verdad, y reparación de las víctimas; y por otro, evidencia la deuda en la construcción democrática que el país tiene pendiente de solventar. El derecho a no olvidar es la razón de ser para mantener viva la memoria.
La manera en que una parte de la institucionalidad del Estado y de la sociedad aborda la memoria del pasado reciente, desde la perspectiva del perdón y el olvido, limita a las generaciones actuales y futuras adquirir una acertada comprensión del presente para, desde sus idearios, luchar para cambiar. Es por ello que, conocer la verdad de lo ocurrido tiene un alto contenido político y ético, sobre todo para la población joven.
La Fundación 1º de Abril, desde hace más de 10 años viene desarrollando iniciativas encaminadas a preservar y difundir la memoria histórica reciente de los años vividos durante la dictadura militar, la guerra civil y la búsqueda de la paz y la reconciliación. Y en este esfuerzo se enmarca la publicación y difusión del libro “Le llamaban Laura”, que con entera satisfacción la FundAbril presenta, es un aporte sustantivo de recuperación, construcción y trasmisión del pasado vivido en El Salvador, a través de testimonios de protagonistas que participaron durante los 12 años de conflicto armado.
De manera especial la FundAbril agradece a Miren Odriozola, combatiente internacionalista durante la guerra en los años 80, por la confianza al solicitarnos la publicación y difusión de este valioso libro testimonial. Y a todas aquellas personas e instituciones que desinteresadamente contribuyeron monetariamente para suplir los gastos que implico la diagramación y la difusión del libro en el país.
Como FundAbril esperamos que la motivación que llevó a Miren Odriozola a plasmar en este libro los hechos y sentimientos vividos durante la guerra civil salvadoreña, sean realidad, y que la preservación y difusión de la memoria histórica contribuya a que las generaciones actuales tengan los conocimientos para una mejor explicación de este presente y su proceso de cambio.
