El tema tratado en esta publicación trata de cómo la corrupta izquierda que se hace llamar revolucionaria utiliza la guerra política para culpar a sus enemigos de situaciones, acciones, métodos que ellos utilizan e implementan y para parecer ocultar su perverso proceder.
El desprestigio que se le imputa a ARENA de ser la culpable de los escuadrones de la muerte no tiene más base que declaraciones de personas que engañaron a las autoridades de los EE. UU. se beneficiaron con la protección de la justicia norteamericana, y la masiva propaganda que continúan llevando adelante los dirigentes revolucionarios del FMLN, ahora corruptos millonarios.
La relación de ARENA con los escuadrones de la muerte ha sido y siempre será una leyenda. Y si es que simpatizantes del partido ARENA, militares de alta, retirados o civiles estuvieron involucrados en estas acciones fuera de la ley; la institución partidaria los condena y demanda su debido proceso.
Si, es verdad que ARENA fue la hacedora de la derrota política de la subversión. Y los que se niegan a aceptar su capitulación, quienes para justificarla acusan a ARENA falsamente y sin pruebas.
Los derrotados revolucionarios buscan justificar así su enorme fracaso, y lo hacen además ensuciando la memoria del mayor Roberto d’Aubuisson quien ya no puede defenderse. La dirigencia llamada revolucionaria, le tiene temor a la verdad, pero no se ha dado cuenta que ya ha sido juzgada y condenada en las urnas por el pueblo a quien tanto daño causó.
Al final ha sido la sabiduría del pueblo, la que harta de corrupción y engaño al ejercer el derecho al sufragio universal, derrotan políticamente a ARENA y el FMLN, quienes durante 13 años de guerra y 30 años de gobiernos saquearon y empobrecieron a quienes engañados los eligieron.
Además, los crímenes cometidos durante la guerra son producto de un sistema de justicia sometido al terror, que no recibió la adecuada protección gubernamental; y estos crímenes no tienen justificación para permanecer impunes y deben ser investigados, enjuiciados y los culpables castigados.
Pero el predicar que la única culpable es ARENA, por el simple hecho de que fue quién derrotó a quiénes pretendían imponer un régimen totalitario, es de cobardes.
Estas muertes y desaparecidos en su mayoría son el resultado de reacciones aisladas de jefes, oficiales y tropa; quiénes frustrados por la inoperancia de la justicia gubernamental, tomaban venganza.
Es imperioso que en la actualidad se dé inicio al esclarecimiento de estos crímenes, aunque suene bonito eso de “perdón y olvido”. Claro que esto se dice fácilmente cuando no son tus hijos o familiares los que continúan desaparecidos. Pero ponte en el lugar de quién no sabe del paradero de su hija, hijo o pariente. Entonces no creo que eso de repetir perdón y olvido te vaya a simpatizar pues más suena, a no investiguen porque resultaré culpable.
Existen razones suficientes para hacer un esfuerzo jurídico que aclare desapariciones y asesinatos de inocentes; sin importar que los condenados resulten ser combatientes de uno otro bando; la sociedad “no se va a polarizar” por defender a criminales, y tampoco porque se conozca la verdad sobre quienes realizaron las purgas dentro de las fuerzas insurgentes.
Justicia es justicia
La leyenda que los terroristas nos han vendido es de la supuesta existencia de una organización militar paralela a ARENA, con la capacidad de decidir si Juan, Pedro o Guillermo, seguían con vida o debían morir, está jamás existió y menos fue parte integral de ARENA.
Esta mentira consistió en hacer creer a la masa en “que cómo ellos actuaban, actuaba tu rival”.
De esta manera actuaban ellos quienes reconocían que poseían grupos militares y políticos que trabajaban en unidad y esto quedó reflejado durante sus inicios: FPL – BPR, ERP – RN, etc. Organizaciones terroristas y de masa que actuaban en forma coordinada.
En cambio, ARENA nunca tuvo un sector militar, siempre apoyó a la Fuerza Armada en el cumplimiento de sus deberes “constitucionales”.
Este proceder de engaño, repetición de mentiras, permite en la actualidad que líderes políticos llamados de izquierda, con las manos ensangrentadas actúen hoy impunemente engañando al pueblo, sin que se les acuse de complicidad por atrocidades de sus asociados armados.
Valga la aclaración, me refiero a la ARENA que se fundó no a la que tiene dueños. De esta poco conozco.
Ernesto Panamá es Escritor