El pasado jueves 24 de septiembre, ajeno a las sesiones extremas de masoquismo mediático, tuve que apechugarla. Alguien me urgió encender el televisor, pues Nayib Bukele hablaba sobre los archivos militares de la masacre en El Mozote. Reticente, lo hice. En efecto, estaba en plena perorata refiriéndose ‒entre tantas y tan rápidas “explicaciones”‒ a los archivos militares de esa barbarie acaecida en diciembre de 1981. Pero hoy no me referiré a ese crimen contra la humanidad ni a la cuestionable posición oficial revelada en esa cadena nacional; quizás más adelante. Ahora abordaré lo que siguió, para esclarecer algunas afirmaciones y valoraciones hechas que no deben asumirse como verdades solo porque las dijo quien las dijo.
Difícil resulta resumir la retahíla de acusaciones, manipulación de hechos y demás que Bukele lanza a conveniencia, exacerbando pasiones y persuadiendo a mucha gente. ¿De qué? De las conspiraciones urdidas por “los mismos de siempre”, que antes tenían diferencias pero ahora se unieron para intrigar contra él. Así que por conocer, apreciar y respetar desde hace muchos años al jesuita José María Tojeira Pelayo, “Chema”, me siento obligado a opinar sobre el ataque presidencial en su contra.
No comentaré todo; solo dos momentos que merecen transcribirse literalmente. Antes mencionó una “consigna” que, la verdad, nunca escuché en las vigilias en homenaje a las y los mártires de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) habiendo sido director de su Instituto de Derechos Humanos ‒el IDHUCA‒ durante 22 años. Pero Bukele afirmó con el peculiar garbo característico de su labia, que en esos eventos se gritaba “¡Cristiani pa’ Mariona!”
“Ahora ‒sostuvo seguidamente en el minuto 27 de la “cadena”‒ el padre Tojeira dice que ya no es necesario que vayan para Mariona; que de hecho a ellos no les importara si le dieran un sobreseimiento a Cristiani, siempre y cuando fueran tras los militares. ¿Por qué? Porque la ‘nueva alianza’ es con Cristiani; obviamente no es con los militares. Y quizás ahora quieren que los que sean castigados por la ‘masacre de los jesuitas’ sean los militares, pero no los civiles que dieron la orden”.
Veamos. Aseverar que “Chema” pide ahora que sobresean a Alfredo Cristiani, es falso. Bukele omitió decir que eso lo manifestó en una entrevista realizada el 7 de diciembre del 2017, fecha que aparece en el audio de la misma; es decir, hace casi tres años. La posición vigente de la UCA, la fijó el mismo sacerdote en una entrevista hace unos días; entonces reconoció con humildad, no como otros, que lo declarado en aquella ocasión fue fruto de una confusión suya. Sin embargo, en su veloz exposición Bukele arremetió ‒¿veladamente?‒ contra el religioso preguntando qué había pasado “con las consignas” y lanzándole luego un señalamiento: “indignación selectiva”, dictó.
“Poca gente que nos acusó por algo que no habíamos hecho, reclamó por esto”, alegó asumiéndose víctima e intentando desacreditar a quienes lo cuestionan al negarse a cumplir lo sentenciado sobre la masacre en El Mozote por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en favor de víctimas reales y maltratadas por todos los presidentes durante la posguerra.
Pero como la ignorancia es atrevida, Bukele habló de una “nueva alianza” ahora con Cristiani y no con militares. ¿Hubo entonces una “vieja alianza” con estos? ¿Tiene información de civiles ordenando tal atrocidad, a los que la UCA no quiere acusar? Si es así, entréguela a quien corresponda. Yo, que he trabajado por lograr verdad y justicia en el caso dentro y fuera del país, durante 28 años, nunca supe de esas “alianzas” surgidas hoy de su cabeza y boca.
Lo que sí sé ‒más allá de consignas e indignaciones politiqueras‒ es que “Chema” denunció el 27 de marzo del 2000 en sede fiscal a los generales René Emilio Ponce, Juan Rafael Bustillo y Rafael Humberto Larios; a los coroneles Juan Orlando Zepeda, Inocente Orlando Montano y Francisco Elena Fuentes; y al expresidente Cristiani. Seis militares y un civil. Insisto, pues, ¿cuáles “alianzas” viejas y nuevas?
Cuando dejé el IDHUCA en el 2016, entre otras, le envié a “Chema” estas palabras: “Trabajar a tu lado, echándote la mano en el caso de la masacre en la UCA desde el momento que llegué acá en enero de 1992 ‒siempre con el consejo atinado de Rodolfo [Cardenal]‒ fue realmente una escuela. Pude investigar, opinar, discutir y proponer en lo que fue un aprendizaje de primer nivel y […] altos vuelos. Ambos me brindaron su confianza y me dieron el chance de imaginar, inventar, arriesgar, tratar, lograr cosas novedosas y más de alguna vez hacer alguna locura que ‒bien o mal‒ quedará registrada en la historia de la lucha contra la impunidad en El Salvador y la defensa de las víctimas de violaciones de sus derechos humanos”.
Por eso, ante la acometida presidencial contra el íntegro jesuita José María Tojeira Pelayo las reitero. Y agrego que al ver la foto de “Chema” y el lienzo del santo Romero en una escena de la “cadena” de Bukele, a quien resguarda un militar, descubrí la digna defensa de los derechos humanos enfrentada al autoritarismo respaldado por las armas: la viva imagen de las antípodas de nuestra historia.