La precisión del golf en el Derecho

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En el Derecho hay que ser como en el golf: hay que tener precisión. Así como un buen golpe a la bola, con la exactitud adecuada, nos puede generar un hoyo en uno y ganar un partido, también un poco de precisión en el Derecho, y mesura, nos pueden generar grandes victorias legales.

No sé por qué, y me extraña mucho, algunos abogados no pegan ni una, es decir, la mayoría de casos los terminan perdiendo en los juzgados o en instancias superiores. Pero otros, especialmente aquellos que tienen sobre sus espaldas la misión constitucional, o la misión de redactar leyes que vengan en beneficio de todos, terminan perdiendo sus batallas, por una cuestión que se llama: ausencia de mesura, poco olfato y nula precisión a la hora de redactar Decretos.

Parece ser que algunos abogados las materias de Derecho Constitucional o las pasaron de noche o, simplemente, no las cursaron. Es penoso que muchos colegas tengan grandes vacíos en materia Constitucional y se dejan llevar más por sus ideas políticas o intereses creados, que por sus convicciones de juristas. El hecho es que, hay asuntos demasiado elementales que no pueden obviarse, ni dejarse en el tintero, sino que, por el contrario, tendrían que ser el pilar, o el sostén de cualquier Decreto. Las intenciones de aquellos que detentan el poder, tendrían que estar sustentadas en la lógica y en la razón pura, de la que habló Immanuel Kant, y que se convierte en el sustento o piedra angular de un sistema constitucional de Derecho, del cual nosotros, como sociedad, presumimos.

Por lo visto, algunos colegas, y me llena de pena decirlo, se creen eruditos del Derecho, en general, porque no se pierden ningún capítulo de Caso Cerrado. Pero quiero deciros, señorías, que el ser televidente de un show, que presume presentar cuestiones legales, no vuelve a nadie ni sabio, ni erudito, ni experto en Derecho Constitucional, que no es cualquier cosa. Un Estado que respeta su Constitución, y hace el esfuerzo por sustentar sus leyes en la ley primaria, avanza democráticamente y crea las condiciones para su progreso.

Puede que algunos al zurrón o al talego de sus ideales le hayan inyectado ideas un poco entenebrecidas, mismas que vienen a torcerles un poco el comportamiento y la razón, que los hace errar constantemente. Pero, a diferencia de los primeros, todavía hay letrados que no se dejan llevar por la corriente y sus bajas pasiones, y defienden la constitucionalidad de las leyes.

¿En manos de quién estamos? Bueno, cada semana, en directo, nos damos cuenta. No hay nada al descubierto. Cada semana nos enteramos de la calidad intelectual de los gobernantes en turno. La verdad no es lo que simplemente pensamos, pues ésta se sustenta en la realidad. Como pragmático que soy, creo que la validez de la verdad se encuentra en sus consecuencias prácticas. Las palabras se las lleva el viento, pero la verdad es lo que vemos y cuantificamos.

Parece ser que hablar de Derecho Constitucional es como jugar a la ruleta rusa, pues no se sabe en qué orificio del tambor se encuentra la bala premiada. Así, al jugar al constitucionalista, si no se ha hecho una redacción a consciencia, no se sabe en cuál de las resoluciones vendrá la bala fatal.

Por suerte, aún hay letrados que terminaron el pensum de la carrera de Derecho y aprobaron sus tesis doctorales, y se atreven a defender la Constitución, siendo, como experimentados golfistas, precisos a la hora de disparar sentencias.

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Óscar López Portillo
Óscar López Portillo
Columnista de ContraPunto
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