Por Nelson Pineda Bonilla.
El libro «Mirada Cultural en Tiempos de Pandemia» resonó profundamente en mí, ya que toca el tema del arte, y como artista, logró evocar mis emociones más íntimas. Sus páginas despertaron una conexión personal con la narrativa, y sentí que cada palabra era un eco de mis propios pensamientos y sentimientos como creador. La forma en que el autor explora la esencia del arte y su impacto en la vida de los artistas me hizo reflexionar sobre mi propia experiencia creativa, y me sentí inspirado y conmovido por la autenticidad de las historias compartidas en el libro.
La forma en que ha abordado el tema de la diáspora en Estados Unidos durante la pandemia de COVID-19: de cómo los artistas encontraron consuelo y refugio en su arte, es magnífica. Su admiración y aprecio por el trabajo de los artistas se refleja en cada palabra, lo que hizo que me sintiera aún más intrigado y emocionado por descubrir sus obras. Su habilidad para describir sus creaciones de una manera encantadora y poética fue verdaderamente importante para capturar mi atención y no querer dejar de seguir leyendo.
Dicha perspectiva me permitió comprender la belleza y la profundidad de los trabajos artísticos: por ejemplo, de cómo la valentía y determinación de aquellos que, cansados de la monotonía y las limitaciones del mundo laboral, decidieron seguir su verdadera pasión y entregarse plenamente a su arte, es, sin duda, inspirador. También es un recordatorio poderoso de la importancia de perseguir nuestros sueños y encontrar la realización personal en lo que amamos hacer. Fui casi un testigo de cómo estos artistas han encontrado en el arte, la poesía y las letras, un refugio en tiempos de adversidad y es emotivo ver cómo han logrado mantener viva la conexión con su patria, sus hogares y los recuerdos familiares a la distancia.
Otro de los aspectos que más me gustó y que me conmovió, fue la historia que comparte en «El Niño Volador». En este relato se encuentra la narración de -a mi juicio- un niño que representa al autor y su asombrosa travesía, de lo que pude reconocer como viajes astrales mientras duerme. Es realmente fascinante leer cómo su imaginación le permitía jugar y explorar libremente, escapando del caos emocional que a veces le rodeaba. Veo en esta historia su capacidad innata de resiliencia y su deseo de superar las dificultades que enfrentaba en aquel entonces. Es un relato enternecedor que me recuerda la importancia de la imaginación y la capacidad de soñar y transformar la mentalidad, incluso en los momentos más difíciles.
En cuanto a «El Espinoso Tema de Dios […]», encuentro sumamente acertada esta parte del título para abordar un tema tan delicado en nuestra sociedad. Me gusta cómo expresa sus reflexiones sobre la diversidad de creencias, y cómo cada persona tiene su propia forma de adorar, ver y sentir a Dios según su experiencia humana. Comparto su opinión de que las diferencias religiosas han llevado a tragedias y conflictos a lo largo de la historia, impulsados por el egoísmo y la ignorancia. Coincido con él en la concepción de Dios como un hálito de energía, y su llamado a la comprensión y a la experiencia personal de lo divino.
En relación a este tema, el autor me comentó que esta parte de la obra ha sido recibida con cierta resistencia en medios conservadores, lo cual evidencia la valentía de Grego al presentar perspectivas poco convencionales. Esta apertura para abordar temas controvertidos y desafiar ciertas creencias establecidas agrega un valor especial a la obra y estimula la reflexión en el lector.
En definitiva, fue una experiencia profunda y significativa que dejó una huella duradera en mi alma artística, y desde lo profundo de mi corazón quiero agradecer a Grego por su amabilidad y generosidad al compartir su obra conmigo. Siempre es una experiencia gratificante y enriquecedora leerle. Su libro es un tesoro que guardaré con cariño y admiración.
