En cadena nacional transmitida en marzo del año pasado, el presidente Nayib Bukele anuncia el inicio de una cuarentena domiciliar obligatoria de 30 días, pero que termina extendiéndose durante tres meses, e intenta justificarla bajo la idea de que es el único método conocido para prevenir y combatir el COVID 19. A medida que la cuarentena se extendía y se extendía, era evidente que era la única medida a la que el gobierno estaba aferrado y su tendencia a culpar a la gente si esta no funcionaba.
La verdad es que el gobierno de Nayib Bukele estaba siguiendo lineamientos de la Organización Mundial de la Salud, el organismo internacional responsable de promover el miedo apocalíptico y la cuarentena Forzosa como método de combate al virus a nivel internacional.
La cuarentena forzosa no es algo nuevo en la humanidad, ya Michael Foucault en su libro Vigilar y Castigar, nos habla de una cuarentena forzosa en una ciudad de la Francia de hace más de dos siglos. Ahora bien , la pregunta es ¿cómo es que una medida tan liberticida como lo es la cuarentena forzosa ha vuelto a nuestros días?, esto se lo debemos a la República Popular de China.
El historiador británico Niall Ferguson nos dice :
“China es el régimen autoritario más poderoso del mundo y su respuesta al coronavirus fue brutal: el confinamiento de Wuhan con las puertas de los edificios soldadas para la evitar la salida de las personas, no debió convertirse nunca en un modelo a seguir”
Aquí podemos ver que, cuando las autoridades chinas reconocieron la existencia de la enfermedad, su manera de enfrentarla fue someter a la población de Wuhan a una cuarentena forzosa brutal. Y ha sido precisamente este nefasto ejemplo de la cuarentena forzosa impuesta en Wuhan, el que se convirtió en modelo a seguir por muchos países del mundo , gracias a la Organización mundial de la Salud que se convirtió en su principal propagandista. Lo que el presidente Nayib Bukele hizo en El Salvador fue imponernos la cuarentena china.
Que un país tan autoritario como la República Popular de China haya traído a nuestros días una medida tan primitiva y liberticida como la cuarentena forzosa, no es algo que debiera extrañarnos tanto, lo que sí debe extrañarnos es cómo es posible que países occidentales, incluido el nuestro, hayan seguido el ejemplo de los chinos en imponer esta medida brutal y liberticida.
Es algo digno de un estudio profundo el porqué los gobiernos de países occidentales y gran parte de sus sociedades, han echado por la borda en un abrir y cerrar de ojos sus libertades, para someterse a cuarentenas y otras restricciones.
En los últimos meses, ante la segunda ola de COVID 19, países de Europa, y hace pocos días Perú, han vuelto a aplicar cuarentenas forzosas. Es increíble que a pesar de la evidencia científica que muestra que las cuarentenas son dañinas e inútiles para erradicar el virus, gobiernos occidentales insistan en aplicar esta medida. En nuestro país, gracias a la sentencia de la sala de lo constitucional, se ha podido evitar hasta el momento que el gobierno nos imponga una nueva cuarentena china. Pero se siente la obstinación del gobierno en querer volver a imponerla, en vista de que otros países también se han obstinado en seguirla imponiendo.
La cuarentena china no debe de ser una opción, el relato globalista sobre la pandemia debe ser cuestionado. Gabriel Zanotti argumentaba hace meses que con la llegada de la vacuna se acabaría el círculo vicioso de paranoia, cuarentenas, amenazas de cuarentena e imposición de otras restricciones. Pero a pesar que ya existen vacunas que se están masificando en varios países, todavía se habla de confinamientos, uso de mascarillas y otras restricciones.
Todo apunta a que estamos entrando a una profunda cueva de restricciones sin retorno. Espero que los ciudadanos que apoyan las restricciones sean conscientes de esto, y revisen su apoyo lleno de convicción hacia esas medidas.