Por Alejandro Herrera Núñez.
Mucho de la literatura de hoy es aburrida, hasta que lees a Kareen Spano. Si hay un escritor por el que hay que meter las manos al fuego, yo meto mis manos y los pies por la obra de Kareen Spano Klein. Una escritora que merece por propias cualidades aparecer en el catálogo de escritores masculinos, los cuales hoy parecen estar en vías de extinción (¿hay algún escritor Hombre todavía vivo en Hispanoamérica que me de la contra?). Porque seamos honestos, un escritor es su vida, y que aburrida la vida de la gran mayoría de escritores contemporáneos.
La poeta de hierro
Escribir como hombre es ser Hombre, es ser humano. Como dice Josemari, “Se recio, se viril. Luego se un ángel”. Ser Hombre es como suena, es ser sólido. En la historia canallesca de la literatura (¿acaso hay un gremio más llorón y puñalero que el de los escritores?) pocas han sido esas escritoras recias y viriles que se han medido de igual a igual con sus pares masculinos, cuando todavía había escritores masculinos.
Sin ánimos de ganarse espacio por consideraciones cromosomáticas, Kareen se ha hecho de espacio a puro martillazo. Sin pedir permiso, la intrusa que venía de teatro, además de escribir se propuso dar espacio a voces alternativas. Ávida lectora de Cartarescu , Baudelaire o su adorado García Márquez (en fin, nadie es perfecto), lee y escribe en un mismo afán, la búsqueda de comunicar lo incomunicable, que solo Dios conoce, y que el artista busca expresar desde lo más hondo, y en el caso de ella su literatura es un complemento de su pintura, entretanto busca resolver como dar sonido a las hojas de un árbol que pinta cada noche en la lejana Ítaca de Chorrillos.
La musa Dragón
En el año del Dragón de 1976 que además fue un año bisiesto, fue también el año en que se inventó el VHS, se formaban las bandas The Clash, U2 y Siouxsie And The Banshees, considerada pionera del género Post-Punk, en el cine se estrenaba Rocky, Taxi Driver y Nace una estrella; pues en ese mismo año nacía en Lima la poeta Kareen Spano. Hija de un piloto italiano de la OTAN y de una pintora de origen alemán, fue desahuciada al nacer, sin embargo la muy terca se rehusó a salir de escena.
Kareen Spano es un misterio, formada profesionalmente como actriz, ya era poeta desde antes, desde la edad de siempre. A la edad de 12 o 13 años escribió un poema para un certamen el cual no solo gana, sino que generó la sospecha de sus mayores de que el poema no era suyo. También se le atribuye un ensayo sobre la generación X a principios de la década de 1990, la cual fue vilmente plagiada por su propia profesora, porque otra vez no se podía creer que una mocosa de 14 o 15 años pudiese escribir y describir un fenómeno cultural contemporáneo con tanto acierto.
Una punk escribiendo la historia de la literatura peruana
Dedicada a la dramaturgia, además de hábil intérprete de la condición humana (se fue de gira a Francia, a Avignon), ha escrito media docena de obras de teatro, así como ha sido guionista de la radionovela de RPP, Mi novela favorita. Escrupulosa escritora, reescribió hasta seis versiones de una misma obra de teatro de su autoría en su afán de perfeccionismo. Como el actual Premio Nobel Jon Fosse, Spano eligió alejarse de las tablas y las muchedumbres para retomar su pasión en la escritura. En 2014 publica junto a otros autores una antología de relatos, La antología pagana. A comienzos de 2020 se propuso hacer una nueva antología bajo su dirección y edición. Entonces al empezar no tenía ni editorial, ni autores, pero felizmente una pandemia global vino en su auxilio. Su idea que originalmente involucraba a unos diez autores creció hasta alcanzar el número de veinte autores, los veinte del 2020. Pero su antología era distinta, además de relatos neorrealistas, minimalistas, de ciencia ficción y fantasía incluyó también el trabajo de poetas. Aprovechándose del cautiverio planetario de ese año, logró convencer a veinte autores de seis países, incluido un búlgaro (¿cuántas editoriales publican en español a un autor búlgaro?), para escribir desde cero y publicar relatos y poemas inéditos. Durante nueve meses, en los cuales cayeron dos gobiernos peruanos, revisó, editó y discutió con cada uno de sus veinte autores (veinte egos), para finalmente cristalizar en el único libro publicado en Perú en el año 2020 con relatos escritos durante la pandemia, y que no tratan sobre la pandemia. Hastío, antología deliciosa del sinsabor, fue publicada en los últimos días de diciembre de 2020, casi de manera heroica, el libro es una colección de autores de distintas edades, que van desde un autor de 17 años hasta otro de 56 años, un libro además con paridad de género, mitad hombres y mitad mujeres, e incluso un autor gay (al menos uno confeso), entre los autores estaban dos ganadores de premios de narrativa de Perú (Juan Carlos Cortázar y Yero Chuquicaña), y otros tantos que ya venían publicando, incluso algunos autores inéditos.
En 2021, Kareen descubre una obra poco conocida de Carmen Luz Bejarano, la poeta arequipeña de la generación del 60, una poeta mitológica que participó en el primer certamen del premio Poeta Joven del Perú, la cual ganaron en empate en 1960 César Calvo y Javier Heraud, los poetas juveniles referenciales del Perú de la segunda mitad del s.XX, sin embargo la primera finalista de ese certamen fue Carmen Luz, quien desde entonces no dejó de escribir y publicar, especialmente poemarios. En 1989 Carmen Luz dió el salto a la novela, un género entendido más como territorio masculino. Su única novela El cuarto de los trebejos, fue publicado en 1989 bajo la edición de Jorge Slava. Años después Kareen encontraría esta novela inhallable en bibliotecas y descatalogada desde hacía más de una generación en las librerías. Con solo una fotocopia confirmó lo que hacía tiempo la intuición le gritaba, el corazón de la poesía se había movido a la novela. De manera intrépida y sin que nadie se lo pidiera se contactó con la hija de la poeta Carmen Luz, y con su autorización se propuso a postular la novela a unos incentivos del Ministerio de Cultura de Perú en el año 2021, los cuales ganó para la reedición de la novela. Cabe señalar que en vida la poeta Carmen Luz nunca había ganado un premio, y esta historia es como un feliz corolario y un desquite con el tiempo respecto a la obra de la poeta de Icarí.
Profetizada por el oráculo de Nueva York
En 2022, Kareen todavía viendo que territorios de la literatura poder asaltar, sorprendió a este Macondo que es Lima cuando tres poemas inéditos suyos fueron seleccionados y publicados en la Revista Temporales de la Universidad de Nueva York, que dedicaba su número de abril a un homenaje a la poesía peruana con motivo del centenario de la publicación de Trilce de César Vallejo.
En 2023, por fin Kareen publicó su poemario Cartas de Ultramar, una colección de poemas entre lo alegórico, el realismo y así mismo un manifiesto poético dónde convergen la ira, los puños, la tristeza, la resaca de todo lo empozado, que como manda Camino, es útil y deja poso. Este libro suyo es un abrazo a la vida, a la belleza. Porque si literatura no es de ideas, no se trata de pensamientos, es como el teatro, tiene cuerpo, se siente, las palabras suenan, vibran y golpean.
La ética de los puños punk
Hay varias leyendas que se relatan sobre Kareen, como su incursión nocturna a un nightclub en Guadalajara, México , con motivo de la Feria Internacional del Libro, donde se mechó ella sola contra al menos seis camareras mexicanas tras una seria discrepancia femenina (definitivamente no fue por una discrepancia sobre la obra de Mario Vargas Llosa). Y aunque la poeta editora Kareen iba acompañada por poetas y editores peruanos, ninguno se metió a defenderla (¿Por qué no me sorprende?), aún así y solo siendo una contra seis, supo sacarles la mugre a las aztecas en su propia cancha, dejando bien en alto los puños incas y el espíritu punk de la poesía visceral. Bukowsky estaría orgulloso. Varias contusiones después y algunos dientes ajenos volados, en su vuelo de regreso a Perú, se propuso escribir una novela histórica ambientada en el s.XVI que trata sobre piratas, William Shakespeare y la reina Isabel, esto sin dejar de hacer leyenda en la Macondo literaria de Lima.
Una MasterClass del diálogo
En una ciudad hastiada de buenos modales (¿puede haber algo peor?), chismes (no rompen piernas ni arrancan ojos, los limeños hacen cosas peores, sueltan rumores), y polarizada en su propia segmentación y prejuicios, Kareen nadó otra vez contra corriente e hizo historia en el debate intelectual peruano. En 2023 en el centro cultural de la Universidad de Piura, presentó un libro que cualquier otro bienpensante hubiese considerado taboo, una biografía novelada sobre San José María Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei. En una era de polarización y sectarismo atroz, la sola escena de una chica de cabello azul con el brazalete de los siete colores hablando amenamente y desde el respeto mutuo sobre la vida del santo con un sacerdote de 94 años, resultaba más que surrealista, realismo mágico. Simplemente fascinante. Probó con su curiosidad, predisposición al diálogo y capacidad de escucha, que escenas como estas pueden ocurrir si las personas estaban dispuestas a sentarse a conversar abiertas a aprender y conocer. Tallerista nata, Kareen aplica el ejercicio de la epojé griega. Ese mismo año Kareen, poco después de una gira por Arequipa, ofreció, el mismo día de su cumpleaños, un recital de poesía homérica, recitando en griego homérico (¿en qué universidad de Viena se ha visto algo así este año?) el comienzo de la Ilíada en verso hexamétrico dactílico espontáico. Lo vuelvo a repetir: lo recitó en griego homérico. La premisa de vida de Kareen es: una sola vida, y si quieres vivir en París no esperes a vivir en París, vive ya como si estuvieras en París.
Desde 2023 se ha pintado el cabello de azul y se ha propuesto no despintárselo hasta terminar de escribir su novela, claro está, ahora se ha propuesto pintárselo color café (¿spresso o americano?).
La inca de Chorrillos y la vikinga de Noruega
Kareen recuerda mucho a otra gran autora, la noruega Sigrid Undset, que en su época también tuvo que nadar a contracorriente. Sigrid era una mujer fuerte, la musa nórdica también conocida como la vikinga Católica, era madre de tres niños, divorciada, y que sola, pero re contra sola, tuvo que emprender el difícil pero no imposible ejercicio de vivir de la literatura. Convertida en Católica en 1923, Sigrid hubo de enfrentar el escándalo, la muerte social, la burla y el menosprecio de la élite literaria bienpensante escandinava, que llegó incluso a menospreciar la obra de Sigrid. Sin embargo, ante la crítica, Sigrid sacó a relucir una tajante respuesta, y como nunca antes se propuso a escribir a martillazos. Si en algo se parecen la vikinga Sigrid y la inca Kareen, es que saben muy bien el valor de lo que escriben. Y en efecto, Sigrid se cobró su venganza cuando en 1928 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura. Ácida crítica de los excesos del feminismo de su época, así como de las corrientes totalitarias, Sigrid se dedicó también a la traducción al noruego de la obra de Chesterton. Con un carácter dominante y apasionado hizo de su vida una obra de arte desde la razón empujada por el corazón.
Pero volvamos a Kareen, el misterio del autor. Contemporánea de otros autores extraños como Maxence Caron y Eugene Bastiè, que hacen frente a la mala literatura de la autocomplacencia, Kareen se ha enfocado en escribir como quien se tatúa, sin anestesia y con una aguja que remueve las heridas, mientras palpa que tanto duele la llaga, entretanto la cura con las palabras. Como si de un icaro shipibo conibo se tratara, su obra, entre lo publicado y lo inédito, es un canto de sanación, porque ella como los escritores de verdad, escribe para sobrevivir, y su compromiso es total.
Kareen, la escritora escritor, es un fenómeno tan extraño como una gardenia azul.
