Por: Wilmar Harley Castillo.
El Coordinador Nacional Agrario (1) salió de su primer paro político en el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, para exigir el desmonte del paramilitarismo que azota a la macro región de los Dos Ríos (2) y el cumplimiento de exigencias históricas de estas comunidades victimas del abandono estatal y del conflicto armado. La jornada duró cinco días en la ruta del sol, vía nacional que conecta la costa caribe con el centro del país, en el punto llamado La Lizama (3). A diferencia de algunos progres, este paro no fue impulsado ni apoyado por la ultra derecha, por el contrario, fue una movilización del sector popular organizado alrededor de proyectos de sociedad, así es, de izquierda. Si como lo lee, comunidades que votaron por Petro-Francia y apoyan al gobierno progre colombiano hicieron un paro.
Más de uno y una pegaron el grito en el cielo cuando supieron que cientos de campesinos/as, mineros/as artesanales, jornaleros/as, jóvenes, mujeres, defensores/as de derechos humanos y comunicadore/as populares cerraron una vía nacional y exigieron al gobierno nacional solución inmediata al problema del paramilitarismo y aborde integralmente la emergencia humanitaria que sufre Colombia, declarada por una parte del movimiento social en abril del 2022 a través de una caravana que inició en la ciudad de Cali, hizo una parada en el municipio de Cajamarca y terminó en Bogotá (4). Con esta acción directa se inició la agenda para tratar de solucionar la crisis humanitaria entre el gobierno y las comunidades organizadas.
Según el acta de acuerdo, la comisión creada para solucionar la crisis humanitaria empezará a trabajar el 13 de febrero en Bogotá, con participación de los ministerios del interior, defensa, presidencia y las entidades encargadas de los derechos humanos, habrá participación de las embajadas de Noruega, Suiza, Cuba, Suecia, mesa de verificación de la ONU y la oficina del alto comisionado para los derechos humanos en Colombia más un equipo de congresistas del Pacto Histórico como garantes y un equipo de organizaciones defensoras de derechos humanos colombianas e internacionales (5). Definitivamente es un logro de la movilización popular esta comisión que tiene una responsabilidad inmensa con las comunidades, al igual que otros escenarios de diálogo entre el gobierno y la sociedad, se viene desplegando toda una agenda alrededor del reconocimiento y el diálogo, que a pesar de la importancia histórica para Colombia este tipo de relacionamiento entre el establecimiento y la gente, se perciben así mismo algunos retos.
Los tiempos del gobierno son unos y los de las comunidades son otros. La maquinaria burocrática, con sus papeleos, firmas y autorizaciones empantanan los tramites que se hacen con la institucionalidad, sobre todo cuando de mover e invertir plata se habla para beneficio de las comunidades, pues el aparato institucional y legal está hecho para que camine rápido cuando se ayuda a un rico, una multinacional o a una familia tradicional que cobra favores políticos. A esto se le suman los conflictos entre directores y funcionarios públicos que no están del todo de acuerdo con el actual gobierno nacional, cuya procedencia cultural y económica les impide reconocer que el pueblo empiece a beneficiarse realmente del Estado y mucho menos que se vean más en las oficinas de las entidades nacionales.
Los cambios en este campo de la cultura burocrática estarán atravesados por intereses divergentes y antagónicos, reflejándose en la materialización de los acuerdos entre comunidades-gobierno, que a diferencia de las propuestas-reformas de ley que deben debatirse y aprobarse en el Congreso de la República, tienen por lo menos una ruta autónoma para desarrollarse con su respectivo cumplimiento, gústele o no a algunos miembros progres, estará en la capacidad movilizadora y diplomática de las comunidades tanto en los territorios como en Bogotá que se cumpla realmente los acuerdos.
Así mismo ocurrirá con los otros escenarios de diálogo que ha establecido el gobierno nacional con actores como el ELN y sus gestores de paz, que estarán llegando a las cárceles para buscar salidas a las condiciones indignas que sufre esta población y para articular sus propuestas a la mesa de negociación; con el campesinado se dio un primer encuentro con la Convención Campesina Nacional en diciembre del año pasado, así mismo con los diálogos regionales hechos el semestre anterior con el objetivo de recoger los conflictos y propuestas de la sociedad en general como insumos para la construcción del Plan Nacional de Desarrollo, esto sumado a los miles de acuerdos congelados entre la gente y los gobiernos anteriores, productos de protestas nacionales y regionales. La pita está grande y sigue enredándose, lo cual no está mal, el problema está en cómo se desenredará.
El gobierno nacional, empezando por Petro y Francia, deberá dejar la soberbia de creerse los únicos que podrán resolver los conflictos sociales y armados históricos del país, creyéndose el centro al que los sectores sociales debemos llegar a acomodarnos para ayudar a cumplir el plan de gobierno; también debe descolonizar la cultura burguesa en su postura frente a los conflictos con las comunidades, porque eso de publicar y distribuir las ideas burguesas como “la protesta vulnera el derecho a la movilidad”, de trinar cosas que no se han pactado con el adversario, permitir que una parte considerable de su base social señale de ultraderechoso a todo/a aquel que tenga una postura crítica por sus acciones como gobierno nacional (cuando se sabe que la derecha está metida en el gobierno y en Estado); además, los acuerdos con los gringos en temas económicos y militares no ha traído nada bueno para el pueblo colombiano y los nuevos pactos con Biden/Comando Sur no ayudarán a escampar el aguacero. Y sin mencionar a China, que sigue invirtiendo plata y tecnología en el país.
Pero como estas y otras recomendaciones no las adoptará Petro ni Francia por arte de magia, la movilización social será la garante que si se tengan en cuenta por parte del gobierno nacional, pues si nos dormimos en los laureles creyendo que se cogió el cielo con la mano y que todos nuestros problemas estructurales serán resueltos con el actual gobierno nacional, la derecha histórica será de nuevo la ganadora, unos pocos liderazgos y militantes de los cambios sociales subirán de estrato social, en cambio los territorios y las comunidades con sus sueños de futuro nos habremos marchitado.
NOTAS:
- https://twitter.com/CNA_Colombia?ref_src=twsrc%5Egoogle%7Ctwcamp%5Eserp%7Ctwgr%5Eauthor
- Esta región se llama así porque abarcan territorios bañados por los ríos Magdalena y Cauca, que atraviesan de sur a norte a Colombia. Los subregiones que se organizan allí son las de los departamentos de Bolívar, Cesar, Santander y Antioquia. https://twitter.com/LosRios20
- Es un corredor vía que conecta a la ciudad de Bucaramanga con los municipios de Barrancabermeja (Santander) con el municipio de Yondó (Antioquia). Su importancia estratégica se debe a que conecta a Bogotá con las ciudades caribeñas de Santa Marta, Barranquilla, Cartagena y Riohacha, ubicadas al norte del país.
- https://www.colombiainforma.info/colombia-se-declara-en-emergencia-humanitaria/
- https://www.colombiainforma.info/comunidades-y-gobierno-logran-acuerdo-en-la-lizama/
