Siete décadas después de la adopción en Paris de la Declaración Universal de Derechos Humanos aparece un impulso novedoso y decisivo al derecho de información.
¿Cómo entenderlo? Sin que sea una fórmula o receta, implica que toda persona reciba información obtenida, tratada y difundida con libertad; el ideal es la búsqueda de la verdad, lo que incluye la pluralidad de opiniones.
De eso trata de Declaración Internacional sobre la Información y democracia, un instrumento que coloca a la información y la comunicación en la categoría de bien común para la humanidad. Producto de intensas reuniones iniciadas en septiembre pasado a iniciativa de la Comisión para la Información y la Democracia, presidida por Christophe Deloire, Secretario General de Reporteros sin Fronteras (RSF), y la Premio Nobel de la Paz, Shirin Ebadi, un conjunto de personalidades de 25 países participaron en la elaboración del documento.
Este precisa las garantías de libertad, independencia, pluralismo y la confiabilidad de la información, en un contexto de mundialización, digitalización y grandes transformaciones en el espacio público.
La Declaración fue lanzada el 5 de noviembre. En el Foro de Paris por la Paz, el 11 de noviembre, fue apoyada por dirigentes políticos de 12 países, la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, el Secretario General del Consejo de Europa, Thorbjí¸rn Jagland; en un vídeo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres celebró la iniciativa de la creación de la Comisión de Información y Democracia.
Ahí se hizo un llamado a la movilización de modelos democráticos y de un debate público abierto en el que los ciudadanos puedan tomar decisiones basadas en hechos. Esto se debe a que pone en primer plano el reconocimiento de la función social del periodismo respecto a la sociedad. Los que manejan información son servidores de la audiencia, que no debe ser vista y mucho menos tratada como una especie de masa a la que se puede manipular.
La Declaración promueve el respeto a la neutralidad política, ideológica y religiosa. También garantizar el pluralismo y establecer mecanismos que favorezcan la producción de una información confiable.
Una alerta importante es que la democracia como forma de convivencia experimenta una profunda crisis, por factores como rumores, desinformación convertida en modelo, el debilitamiento del periodismo de calidad, y la violencia a veces extrema contra los periodistas, según el secretario de Reporteros sin Fronteras.
Esto conlleva a que los periodistas informen sobre la realidad de la manera más amplia, profunda y pertinente posible; que se esfuercen por describir los acontecimientos como las situaciones complejas y los cambios, con equilibrio entre los aspectos positivos y negativos de las actividades humanas y diferenciando lo importante de lo trivial. Este es un componente de la responsabilidad, ya que la libertad de expresión es un derecho de los individuos, pero debe responder ante ciertos límites.
Esto es, estar atentos a abusos en nombre de la libertad de expresión, porque el ejercicio de esta así como la de opinión, implican respetar los principios de pluralismo, dignidad, tolerancia, la razón y el conocimiento.
La Comisión solicita que se cree un grupo internacional de expertos independiente de la empresa privada y gobiernos que investigue las prácticas y la incidencia de estos en los medios, las arquitecturas y las normas de la comunicación.
De Centroamérica, solo Costa Rica asistió al encuentro, donde el presidente, Carlos Alvarado también destacó la importancia del acceso a la información.