Gerson Martínez es uno de los líderes mejor conocidos en el FMLN. Exguerrillero, exdiputado, exministro y también aspiró a ser candidato presidencial. Su militancia se ha mantenido cercana con la dirigencia histórica.
En esta entrevista, Martínez es tajante al decir que al FMLN necesita corregir y actualizar: no más cárteles, ni burocratismo, ni canibalismo. Señala que hay que reafirmar la naturaleza de izquierda del FMLN.
Ahora que Óscar Ortiz asumirá como secretario general del FMLN, Martínez comparte su perspectiva. Él quedó en el Consejo Nacional.
¿Cuáles cree que son los primeros desafíos, los de corto plazo, que enfrenta esta nueva dirección del FMLN?
Los desafíos de un partido del pueblo son los desafíos del país y sus propios desafíos internos. De cara al país, yo creo que el primer gran desafío es defender los derechos de la gente. Trabajar por profundizar el camino hacia nuevas conquistas sociales. En el ámbito propiamente del ejercicio de la política, hay que cambiar la forma de hacer política: no solo los estilos, sino, la mala leche con que se hace política en El Salvador. O sea, esas formas gastadas y antipopulares de hacer política. Un desafío crucial es combatir a fondo la creciente cartelización de la política.
¿Cartelización, de cárteles?
Carteles de grandes grupos de interés y de grupos de interesitos creados, que se eslabonan como cluster. Cruzan partidos y envilecen la política. Mercantilizan la política.
¿Cuáles son esos retos internos que dijo al inicio?
Primero, entender y asumir que el domingo anterior fue la militancia a las urnas a ejercer su voto directo y secreto. La decisión de las bases es la decisión del FMLN.
Sobre los desafíos que tiene la nueva dirección. Primero, es hacer juntos las correcciones, actualizaciones y, también, las reafirmaciones que permitan al FMLN responder a las exigencias y aspiraciones de la población.
El segundo gran reto, creo yo, es el de la unidad. Cuando se habla de unidad, tenemos que hablar de las tres principales. La primera es la unidad de un partido con el pueblo. La segunda gran unidad es la del partido con la ética social, del bien común. La tercera unidad es la interna, orgánica, política e ideológica.
Hay muchos reclamos desde la militancia de que el partido se alejó del territorio. ¿Qué es lo que sucedió?
Siempre he pensado y lo he postulado así cuando fui ministro de Obras Públicas o cuando fui legislador: hay que gobernar desde los territorios, no desde los escritorios. Voy a usarlo como metáfora: eso mismo se aplica a los “gobiernos” de los partidos, del FMLN. Tiene que ser una dirección desburocratizada, identifcada con sus bases. Pero creo que el desafío más quemante es el de convertir al FMLN en el partido incluyente que necesita la gente. Una de las primeras tareas es sincerar los padrones del FMLN. Estos padrones tuvieron, en algún momento, alrededor de 100,000 afiliados. Fueron recortados. (Ahora) hay que construir un verdadero padrón que ponga punto final al que yo he llamado el destierro de compañeros y compañeras.
Usted hizo la salvedad de su gestión, pero ¿cómo es que el partido terminó en ese burocratismo?
El partido tiene una cantidad de deficiencias, insuficiencias y debilidades. Se han cometido errores que el pueblo ha reclamado en dos elecciones sucesivas. El primero (de los errores) no ha sido el “burocratismo” interno, no: el más grave ha sido el burocratismo respecto del pueblo. Por eso planteo que la primera unidad, la más importante de las unidades, es la del partido con el pueblo. El país necesita un partido de izquierda progresista que esté enraizado con la gente. Que no se divorcien de la voluntad de la gente, que ese es el problema principal a resolver.
¿Cree que la gente que dentro del FMLN se aferró al poder fue la que propició que se alejaran de las bases?
En el FMLN, por lo menos eso se ha tenido. A pesar de nuestras insuficiencias, se han tenido ejercicios para elegir la dirección. No hubo una dictadura. Es un mensaje para la nueva dirección y para todos los partidos y la clase política -pues hay una crisis en los partidos-. Tienen que entender las dirigencias de todos los colores, incluyendo su servidor, que cuando te nombran en la dirección de un partido no te están subastando el partido. Por eso es importante referirme a otro desafío que puede ser la madre de todos los desafíos: la unidad del partido con la ética social, la que tiene que ver con los intereses de la gente y no con los grandes intereses creados. Creo que el canibalismo al interior de los partidos es lo que ha hecho demasiado daño. Muchas veces, esas pugnas de poder que suceden en los partidos es lo que termina alejando al partido de la gente.
¿Ha habido canibalismo en el FMLN?
Y quién tiene duda. Desde que se institucionalizaron grupos al interior del FMLN, todo mundo sabe que hubo canibalismo. Que hubo métodos incorrectos de un grupo hacia otro para controlar al partido. Gracias a una lucha, que dimos muchos militantes, logramos que se aboliera de los estatutos ese capítulo que institucionalizaba grupos (al interior del partido). De allá venimos. Por eso creo que se perdieron muchísimos municipios; entonces, el desafío que tiene nuestra nueva dirección -y yo quiero dar mi voto de confianza- es el de superar, erradicar la existencia de grupitos de interesitos creados. Reafirmar con firmeza la naturaleza de izquierda del partido FMLN, pero vinculado a los genuinos idearios de un partido de izquierda.
Lorenzana dijo en un foro que cree más en la recuperación del pensamiento de izquierda que en la recuperación del FMLN. ¿Qué piensa de esto?
Mi llamado a la militancia es a creer en el proyecto transformador. La militancia del FMLN es honesta. Tú te encuentras con una reserva moral impresionante. No hay derecho a matarle la esperanza a la gente. El país necesita una izquierda fuerte, pero también necesita que se fortalezcan otras corrientes del pensamiento progresista.
¿Cree que el FMLN que gobernó desde el Ejecutivo mantuvo los principios del partido de exguerrilla?
Considero que el partido es una cosa y el Gobierno otra. Quienes se marean, se embriagan y confunden Gobierno con lo que es un partido, o un movimiento político, son los que se equivocan. Creo que la principal responsabilidad es de los que hemos estado en el Gobierno; tanto de los aciertos como de los desaciertos. Una de las cosas más indecentes es cuando un partido le oferta un programa al pueblo, el pueblo vota por ese programa y, después hacen otra cosa. O cuando de candidatos te dicen: yo soy progresista, soy de izquierda; y después, hacen unas cosas distintas. Eso es estafar a la gente y le ha hecho daño a la política del país. Creo que los últimos dos gobiernos, los últimos años, sí han dejado resultados como la primera reforma integral al sistema de Salud y eso debe continuar.
¿Cree que hay margen para recuperar algo de lo que se perdió en votantes y preferencias, ya de cara a las elecciones 2021?
El FMLN sigue siendo probablemente el partido más organizado y el Frente no debe perder eso. Por eso necesita corregir y reafirmarse. Pero esto no se reseuelve coyunturalmente. Se resuelve en todo un período, pero trabajando ininterrumpidamente, y con la gente.