Por Klaus Blume (dpa)
Hasta ahora solo se podía acceder de forma digital al Foro Humboldt, la nueva atracción de Berlín.
La ceremonia de apertura del centro de cultura, arte y ciencia en el corazón de la capital alemana se debió transmitir en línea en diciembre pasado a causa la pandemia de coronavirus.
Pero desde hace unos días, los visitantes pueden pasear por algunos patios y sectores externos, al tiempo que la tienda del museo y un café ya reciben al público.
La apertura de los primeros sectores internos del Foro, que aloja museos y exhibiciones, está prevista para el 20 de julio.
En el lugar donde en una época residió el emperador alemán ronda ahora el espíritu de los hermanos exploradores Wilhelm (1767-1835) y Alexander von Humboldt (1769-1859).
El Foro Humboldt, construido en el refaccionado Palacio Hohenzollern, es considerado el proyecto cultural alemán más ambicioso del siglo XXI.
El Museo Etnológico de Berlín y el Museo de Arte Asiático hallaron su nuevo hogar en los 40.000 metros cuadrados del edificio.
También se alojan allí la exhibición del Museo del Estado de Berlín, el laboratorio de la Universidad de Humboldt, una biblioteca y también salas para eventos y exposiciones especiales y temporales.
Las obras tuvieron un coste de casi 700 millones de euros (unos 835 millones de dólares), de los cuales 105 millones fueron donaciones privadas.
Tanto el edificio como su uso fueron durante años fuente de controversia.
El palacio de la capital alemana se fue expandiendo a lo largo de los siglos. Hasta la abolición de la monarquía en Alemania en 1918, fue la sede de los reyes prusianos, que también fueron emperadores tras la fundación del Imperio alemán en 1871.
El edificio se incendió durante un ataque aéreo a finales de la Segunda Guerra Mundial. Tras la división de la ciudad entre las fuerzas aliadas y la entonces Unión Soviética, quedó en el sector oriental de Berlín.
Los comunistas gobernantes hicieron volar en 1950 sus ruinas, aún bien conservadas, porque las consideraban un símbolo del feudalismo.
Unos 25 años después, la extinta República Democrática Alemana construyó en parte de su superficie el Palacio de la República, sede del Parlamento de Alemania Oriental, y lo convirtió al mismo tiempo en un punto de encuentro social.
La construcción fue clausurada en el otoño europeo de 1990, poco antes de la reunificación de Alemania, por estar contaminada con asbesto.
Posteriormente, se abrió un debate sobre el uso del edificio, que duró largos años. En 2002, el Bundestag, la Cámara baja, decidió reconstruir el Palacio Hohenzollern y en 2008 se concluyó con la demolición del Palacio de la República de la época comunista.
El concepto del Foro como lugar de encuentro con el mundo, en el espíritu de los hermanos Humboldt, también fue objeto de un largo debate. Hoy se ve a sí mismo como un “museo universal del siglo XXI”.
Según propone en una de sus páginas web, el objetivo es “contar la historia global de la humanidad desde diferentes perspectivas y mostrar nuevas interconexiones en la historia del mundo”. (Texto y foto dpa)