Por Gabriel Otero
Son miles, son la generación eme pe tres espontánea, son los habitantes de las redes sociales, son los que hasta hace muy poco tildaban de apáticos e individualistas.
En realidad, son agentes encubiertos reunidos un domingo en la Terraza del Lago del Bosque de Chapultepec, pasarían inadvertidos de no llevar puestos sus audífonos que son el factor común masivo y que es donde escucharán instrucciones claras y precisas.
Son parte del “Experimento MP 3 México”1, los mismos que hace unos meses cumplieron misiones exitosas quitándose los pantalones en el metro y que cantaron el Cielito Lindo y bailaron como chambelanes con un bigotón vestido de quinceañera, muy parecido a mi cuñado, frente al Palacio de Bellas Artes.
Son las 12 horas, el clima se ha portado benigno, se ha extrañado al sol después de nueve días de lluvia, este tramo de la Primera Sección del bosque es uno de los más conflictivos y representativos: al sur se observa el templete sobre el agua donde se escenificaba año con año el Lago de los Cisnes; al norte se ven los sempiternos embarcaderos.
Comienza la experiencia con el sonido de relojes de Time de Pink Floyd, el audio previamente bajado de la red y guardado en celulares y reproductores personales les indica que deben trabajar en conjunto para salvar al país y la humanidad.
Se quedan estáticos, miran al cielo y señalan puntos imaginarios y comienzan brazos arriba y de puntitas a bailar ballet, brincan y giran, la coreografía colectiva es ridículamente divertida.
La grabación les ordena internarse en el bosque, fingir hipo y abrazar árboles, los ahuehuetes están acostumbrados a esas liturgias extrañas que sirven para cargar de energía a quienes las practican.
El viaje debe continuar hasta el Altar a la Patria o Monumento a los Niños Héroes, escala obligada para cualquier Jefe de Estado que visite la Ciudad de México, sitio de colocación de ofrendas y demostración de respeto.
El performance entre desconocidos es gratificante, se ven felices, gritan, cantan y chiflan, reparten el gimme five a diestra y siniestra, ellos son la expresión máxima ciudadana que vino porque quiso.
Ellos se congregaron por diversión en esta ciudad que los abriga a todos y esta magnífica convocatoria es motivo de salivación pavloviana del burdo político, porque esos no cambian aunque les digan sus verdades.
Llegan hasta la Calzada Juventud Heroica, el Paseo de la Reforma se vislumbra imponente, se abrazan, se felicitan, corean México porque el toque de amor patrio era infaltable.
Se fueron como vinieron, se esfumaron.
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- El flashmob se llevó a cabo el 24 de junio de 2012
