Desde la llegada de Roberto Lorenzana a la Secretaría de Comunicaciones de la Presidencia se ha dado a la difícil tarea de “recuperar” las relaciones con la prensa nacional e internacional que durante algún tiempo estuvieron, sino ausentes, dormidas dentro de la estrategia política, prácticamente en los últimos cuatro años.
Los encuentros han sido bastantes “sinceros y abiertos”. Los dueños de medios, los editores y los corresponsales extranjeros han dialogado con el alto funcionario, sobre quién recaen no sólo las labores de las comunicaciones, sino también las de gobernabilidad, que implican todas las negociaciones políticas del gobierno.
Lorenzana ocupa hoy el puesto que un día ocupó el “SuperMinistro” Hato Hasbún, fallecido en agosto de 2017.
“Se ha hablado con libertad”, expresó uno de los protagonistas del encuentro. El Secretario primero saluda a los invitados y luego les pide a los presentes opiniones y propuestas para mejorar la relación entre ambas partes.
En ocasiones las opiniones hablan de malas, regulares y buenas expriencias”¦ Lorenzana apunta y apunta. No se le ven expresiones. Lorenzana es un político de expriencia y de cálculo refinado pese a que tiene “tufo a monto por haber sido alto oficial guerrillero”.
“Agradezco a los corresponsales de las agencias de noticias y de medios internacionales, con quienes esta tarde tuvimos un encuentro muy positivo en la Sala de Prensa de Casa Presidencial. He tomado nota de todas sus sugerencias y un equipo trabaja en las mismas, de manera que podamos cumplir con sus requerimientos especiales de información, así como lo estamos haciendo con los medios nacionales. La imagen del país es muy importante, y El Salvador tiene mucho que decirle al mundo”.
Es el mensaje que envió a la prensa extranjera después del “bombardeo de reclamos y sugerencias” de los corresponsales en el encuentro sostenido el lunes 14 de mayo pasado.
Buena señal. Los dirigentes del partido de oficialista FMLN y los propios funcionarios del gobierno señalaron a las deficientes comunicaciones como una de las fallas y consecuencias del fracaso de la ex guerrilla en las pasadas elecciones del 4 de marzo.
Pasos acelerados debe dar el gobierno en este aspecto comunicacional para mostrar su gestión con un único cálculo que debería ser “la satisfacción del deber cumplido” en referencia a las promesas de entregar un mejor país y más desarrollado. ¿Lo logrará? Es el reto tiene.