viernes, 13 diciembre 2024
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El triunfal foro de la vergí¼enza

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Partir las aguas con un interlocutor alternativo plurinacional y popular

En esta pugna intraoligárquica la sangre jamás llegará al rí­o porque el gran Salomón que parte al niño del Plan para la Prosperidad (PP) es EEUU. Y cuando el embajador no puede hacerlo, viene un funcionario de la metrópoli y lo hace: en este caso, Nikki Haley quien, a la vez que dio un espaldarazo a Jimmy, también lo conminó a luchar contra la corrupción; e igualmente dio su apoyo a la CICIG pero le ordenó trabajar discretamente, no aparecer en los medios a diario y no politizar la justicia que imparte. Una de cal y una de arena para cada bando. Porque la restauración oligárquica debe realizarse mediante la unidad graní­tica de la oligarquí­a. Si no, no sirve de nada.

Pero el foro que los dionisí­acos celebran hoy es hí­per-mediático. Y no podí­a no serlo. Es la culminación triunfal de la posmoderna unidad entre el neoliberalismo libertario “progre” (la derecha lila) y la vieja progresí­a y la juventud biempensante y “sin ideologí­a” (la izquierda rosa): esa que es producto del intelicidio por ví­a de la entretención que banaliza la polí­tica, la religión, la cultura, la ética, la moral y la vergüenza, pues no tener ideologí­a implica no tener principios, ya que la ideologí­a no se reduce (como creen los ignaros) a la bipolaridad izquierda-derecha, sino implica sobre todo la moral y la ética, no importa en qué paradigma histórico se inscriban éstas.

Pero Nikki Haley dejó aceitada la pugna intraoligárquica, de modo que la confrontación entre dionisí­acos y alvaricos menguará, y el foro rosa-lila será inflado urbi et orbi por los medios pro-oligárquicos, mientras que se verá acremente criticado por los medios pro-oficialistas del fascismo, el fundamentalismo protestante y el sionismo polí­tico: ese trí­pode dogmático en que descansa la “defensa de la institucionalidad”. El público distraí­do seguirá tragándose esta suerte de justa deportiva, perdiendo de vista que la coyuntura obedece a que la geopolí­tica está ayudando a la oligarquí­a local (debido a que no hay un interlocutor alternativo a ésta) a realizar una restauración (o lavado de cara) oligárquica mediante el PP como impulsor de un renovado extractivismo, de la militarización de fronteras para impedir la salida de emigrantes y de la consolidación de un Estado oligárquico administrado por la izquierda rosa y la derecha lila, a fin de exhibirlo como “ejemplo” ante la “desviada” Venezuela. En este contexto, la izquierda rosa juega el mismo rol que el MLN en 1954: el de traición a su pueblo. Y por esto, la historia no la absolverá.

Ante tal coyuntura, procede engrosar las filas del movimiento que se está convirtiendo en el interlocutor alternativo a la oligarquí­a ante las potencia de la multipolaridad (EEUU, Rusia y China), mediante un proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional y Popular (ACPP): una dinámica de construcción desde abajo de un consenso sobre la necesidad de fundar un Estado en el que estén representadas todas las nacionalidades culturales y todas las clases y sectores que forman nuestro paí­s. Este es el esfuerzo que parte las aguas de la restauración oligárquica y que se ubica por encima de la traición histórica de la izquierda rosa: esa que transitó de la beata trompetita al maligno salario de sangre de las agencias de “ayuda” internacional, y que moralmente en nada se diferencia de la vieja izquierda claudicante de los Acuerdos de Paz.

¡Seamos el interlocutor alternativo del cambio! ¡Vamos hacia la ACPP!

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www.mariorobertomorales.info

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Mario Roberto Morales
Mario Roberto Morales
Escritor, periodista y catedrático guatemalteco; ha sido Premio Nacional de Literatura de Guatemala. Ha escrito novelas, cuentos y ensayos

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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