Por Jorge Sánchez, periodista de La Jirafa
El impacto que las amenazas climáticas, como sequías, inundaciones, ciclones, la subida del nivel del mar o las temperaturas extremas, ejercen sobre el desarrollo socio-económico de una sociedad es enorme. Teniendo en cuenta todos los riesgos devastadores ya está plenamente aceptada la idea de que todos los gobiernos deben apoyar las iniciativas orientadas a la lucha contra el cambio climático.
Por lástima, unos países aprovechan la situación peligrosa con el objetivo de promover sus ideas e interesas nacionales. Hoy el tema de cambio climático es mucho más politizado a comparación con otros temas sociales importantes. Un ejemplo elocuente es Estados Unidos y su política de presión diplomática.
El tema de clima como instrumento de la presión diplomática contra otros países Dando el ejemplo hay que mencionar las declaraciones del enviado global del presidente estadounidense Joe Biden para el cambio climático, John Kerry. Kerry dijo que se propone “aumentar las ambiciones” de todos los países en la lucha contra el cambio climático destacando que Estados Unidos tiene a su disposición algunos premios y castigos diplomáticos para todos los países. Así Washington informa a todo el mundo que sería mejor obedecer a su visión correcta.
Cabe decir que parcialmente la posición estadounidense tiene derecho de existir. Es que unos países no castigan ni sancionan a su población por no cuidar la naturaleza lo que provoca la contaminación, la deforestación y la pérdida de bio-diversidad en los países vecinos. Pero ¿cómo se puede diferenciar entre la presión política y la defensa de clima? La frontera entre dos afirmaciones es tan débil.