China, el gigante mundial, registró una expansión económica del 6.9 % el primer trimestre de este año. La inversión de ese país en la región desde el año 2003 es de US$ 110.000 millones hasta el año pasado, y más de la mitad fue en los últimos cinco años, según reporta el Foro Económico Mundial. Medido por su poder de compra, el coloso asiático es la primera potencia económica en el orbe, según el Banco Mundial.
China además es el principal socio comercial de Estados Unidos. Incluso el Presidente Trump construye sus inversiones inmobiliarias con mano de obra e insumos chinos como el acero. Así lo señaló Hillary Clinton durante la campaña presidencial en aquel país.
China compró desde hace muchos años el mayor porcentaje de deuda pública de Estados Unidos, USD $1,189.2 millones, siendo el 18.7% del total según cifras de la secretaría del tesoro de ese país. Esto explicaría el respeto y hasta temor de Estados Unidos ante el avance chino en la región.
China y El Salvador ya sostenían relaciones comerciales desde hace mucho tiempo. De hecho, el gigante le compra al pequeño país centroamericano azúcar. Desde 2001, China mantenía un arancel del 125 % a los productos salvadoreños, desde que El Salvador (por razones ideológicas) no lo reconoció como parte de la Organización Mundial del Comercio.
En mayo de 2013, El Salvador levantó la reserva que tenía contra China y éste también retiró sus reservas contra El Salvador. Esto permitió la reducción de aranceles a la mitad y la fluidez en la exportación de azúcar. De enero a mayo de 2018, El Salvador exportó USD $81.4 millones, experimentando un crecimiento de 78% respecto al año anterior. La mayoría azúcar.
¿Por qué El Salvador no tenía relaciones con China?
Por razones ideológicas, los gobiernos conservadores de extrema derecha resistían a reconocer a China continental. En lugar de eso, y por influencia directa de Estados Unidos, sí reconocieron a la isla de Taiwán.
Taiwán es la isla donde se refugiaron desde 1950 el KMT (Ku mingtang) formación de extrema derecha nacionalista. Luego Taipéi fue sede de la liga mundial anticomunista y era uno de los principales donantes de ARENA.
Es decir, compraban voluntades tirando pisto a granel para proyectos varios. El caso del ex presidente Flores es emblemático.
Aún con el arribo de gobiernos de izquierda, la isla de Taiwán llegó a ser el tercer cooperante de El Salvador, luego de Estados Unidos y la Unión Europea.
Pero la noche del 20 de agosto de 2018, un sorpresivo anuncio fue emitido por Casa Presidencial: "Este día hemos comunicado formalmente a la parte de Taiwán estas decisiones, la República de El Salvador se suma a otros 177 países que han aprobado la resolución 2758 de la asamblea general de la ONU que reconoce la existencia de una sola China", dijo el mandatario salvadoreño en el mensaje.
La isla de Taiwán es reconocida sólo por 18 países. La ONU no la reconoce. Es una provincia de China. Para establecer relaciones diplomáticas, Pekín pone una sola condición: que se reconozca a una sola China.
Así que, para los detractores salvadoreños de esta decisión histórica, si tiene duda de la influencia económica de China en el mundo aún antes de establecer relaciones diplomáticas, sólo destape su celular, lea las viñetas en su pantalla de televisión o vaya al Dólar City.
