De los libros que publicó Julio Scherer para denunciar la actuación del poder éste es el mejor. Es un reportaje periodístico que de manera contundente, con información demoledora, pone a la luz pública la manera que el gobierno, en esta ocasión el encabezado por José López Portillo, compra a periodistas, editorialistas, cartonistas y directores de medios de comunicación.
Desde siempre se sabía de la existencia de esta práctica, pero nadie lo había documentado. Scherer muestra cómo a partir de una partida secreta en el Banco de Crédito Rural (Banrural), ahora desaparecido, se soborna a los periodistas, algunos de ellos conocidos y respetados en el medio. Un exdirector del banco, Everardo Espino, acusado de peculado es quien entrega al fundador de Proceso toda la información.
En dos cajas de documentos vienen la lista de los periodistas comprados y las cantidades que les da el gobierno.Scherer dice que el pago que hace el director del Banrural es por órdenes expresas del “Presidente de la República, el secretario de Hacienda, el presidente del PRI, senadores, diputados”¦” y añade que “empresarios de los medios de comunicación y periodistas recibieron los beneficios de las partidas secretas manejadas desde el banco campesino”.
Este libro, escrito de manera ágil, es un documento histórico que evidencia, a partir de información sólida, la perversa relación entre el poder y la prensa. Hoy esta práctica ha evolucionado, se ha hecho mucho más sofisticada, pero sigue presente. Ahora se sabe más que nunca cómo el poder vía los convenios “compra” a lo medios o como estos se “venden” al poder.
La mecánica es sencilla: Te pago para que me trates bien y si no me pagas te trato mal. Esta relación se ha “transparentado” por la vía de la venta-compra de publicidad.Hoy se conocen cifras del monto de lo que los gobiernos pagan por este rubro, pero otra parte se esconde. Hoy es necesario, urge, un libro como éste. ¿Quién está dispuesto a ofrecer las pruebas? Una conquista de la democracia mexicana debe ser que en el país, como sucede en otras realidades, se prohíba por ley que los gobiernos compren publicidad en los medios. Es un paso fundamental, para cambiar la actual y perversa relación entre medios y poder.