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El poder del consumidor – usuario – ciudadano (segunda parte)

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Hay una guerra en el mercado por parte de la elite junto con los poderes económicos supranacionales en contra de los consumidores-usuarios ciudadanía

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La injusticia no es eterna

La historia no ha acabado.           

Pablo Hasél y Siker ¡A por ellos! (1)

Pertenecemos a una economía global en el que la elite y la partidocracia local son solo parásitos chupando de las transacciones entre nuestra fuerza de trabajo y los grandes poderes de acumulación planetarias.

Somos una economía terciarizada con el 70% de aportación del sector servicios2, dedicada al consumo, es decir que no producimos,  ni transformamos. Una economía fundada en el vendedor de chicles y negocios como los de la familia callejas, dedicados a la reventa. El fundamento de nuestra economía es la fuerza de trabajo que los salvadoreños ponen día a día combinado con una serie de coyotes – intermediarios que conforman la elite de este país. El rico es rico porque usurpó, robó, porque coyotea y por la usura, porque usa la violencia para mantener las cosas como están.

Tenemos que ver el mercado como un campo de guerra y el consumo como nuestra arma.

La ultima prerrogativa del consumidor-usuario ciudadano en el mundo neoliberal  es no consumir y el boicot. Estamos sin partidos políticos, sin instituciones públicas dignas y con empresas corruptas. Como vimos en la primera parte, nosotros financiamos a través de remesas y del IVA (87% del ingreso del Estado es de los trabajadores) a la burocracia estéril, a los políticos corruptos, a un empresariado ladrón y mantenemos a una minoría rica retrógrada. Si no revertimos esto hacia el bien común y la justicia, esto va a seguir empeorando, la deshumanización o barbarie que vivimos aún no ha tocado fondo en esta caída libre.

Este es un país que seguramente moriría si no fuera por las remesas, el tráfico, la esclavitud oculta, la economía familiar que subsidia a los trabajadores y empleadores, la economía campesina y que los pobres pagan impuestos. Este país no puede darse el lujo de tener una minoría rica, ni subsidiar empresarios ladrones, ni tener un aparato burocrático que no sirve.

El Estado y la riqueza de la nación es nuestro, porque surge solo de nuestras manos, de nuestro trabajo, pero no nos damos cuenta que somos malos administradores, que se nos descontroló la “planilla Estado” y que unos cuantos son los abusadores de esta situación. Es imperativa la acción directa del consumidor – usuario ciudadano ante esto. Si no podemos quitarnos al violento gerente que se nos ha montado en los hombros, pues se le desobedece y no se le permite seguir con su dinámica: no consumir y boicot, golpe al bolsillo, construcción de alternativas justas y dignas en manos del pueblo.

El Arzobispo Desmond Tutu en la batalla del boicot al consumo contra el apartheid en Sudáfrica en 1986 decía:  “Un claro mensaje resuena en las encuestas recientes de Sud África en las cuales más del 70% de negros apoyaron las sanciones contra el gobierno. Negros diciendo: “Ya sufrimos mucho. Para terminar esto, apoyaremos las sanciones, aún si tenemos que asumir sufrimiento adicional”

Continuaba, “Nuestra gente ha demostrado que son serios al usar el boicot al consumo. El año pasado, organizaciones representando más de 12 millones de Sud Africanos hicieron un llamado a sanciones y presiones económicas. Estas no son acciones insignificantes, ni organizaciones insignificantes o individuos”3.

Por el otro lado, los Boicots económicos de Estados Unidos para doblarle el brazo a países enteros y personas4 es otro ejemplo de la eficacia de esta lógica de guerra: basta ver lo que hicieron en Chile, Venezuela, Cuba, México, El Salvador, Nicaragua, etc. y cuando eso no funciona las invasiones como en Guatemala, Granada, Panamá, México, etc. Violencia, siempre la vía de la violencia para obtener los objetivos, incluso Trump nos enseña el camino de la violencia que se ejerce en el mercado hoy en día: encarcela a la niñez latinoamericana para amenazar.

Hay aspectos de la economía salvadoreña en las que hay que usar la estrategia de boicot del Gobierno Estadounidense o del pueblo Sudafricano de “ahogar para sustituir”.

Necesitamos una violencia transformadora, que aún siendo pacífica como la de Gandhi, pueda ser destructora5. La marcha de la sal6 que Gandhi impulsó busco atacar una regulación imperial que negaba la extracción de sal sin pago de impuestos a la corona británica, Gandhi saco sal del mar en un acto de desobediencia que generó una reacción en cadena. Su acto fue el detonador, pero la desobediencia generalizada del pueblo Indio fue el que logró doblarle el brazo a la corona británica.

¿Hay mayor violencia en la vida humana que el punzante flagelo de la pobreza que azota a los más desprotegidos?7

Al final, la respuesta es una violencia de resistencia la que necesitamos: parar de consumir como ellos quieren que consumamos, boicotear servicios mediocres, construir alternativas justas en las manos de la gente. Es nuestra responsabilidad corregir (incluidos alcaldes, diputados, magistrados y presidente) Si el Estado, según la Constitución, es nuestro y nosotros lo financiamos, nosotros tenemos que corregirlo para que haga su trabajo, es nuestra responsabilidad.

Como a una criatura berrinchuda bajo nuestra responsabilidad, no se le evade, se le corrige. En la infancia, ante los berriches lo peor que se puede hacer es ignorar el comportamiento, hay que actuar como padres: los ricos, los burócratas, los partidos políticos se están portando mal y como nuestras crías debemos corregirlos.

En la economía salvadoreña en donde los poderes reales están muchos fuera de nuestras comunidades-países y los empresarios locales tampoco quieren pagar impuestos, ni salarios dignos, la batalla se mueve al mercado y la prestación de servicios públicos, porque simplemente es allí, en donde el pueblo tiene contacto real con su adversario, es en donde puede devolver el puñetazo a la abusiva “mano invisible” de la ANEP y sus aliados y patrones extranjeros.

Ante la violencia de proveedores (estimuladores del consumo de plusvalía evasiva8) y el constante y sistemático asalto del erario público por la burocracia al servicio de los empresarios, solo queda la acción consciente y organizada de consumidores – usuarios ciudadanos como autodefensa. Hay que dejar en segundo plano la vía electorera, que está acaparada por derechas servidoras de la élite local e internacional, que desean que nada cambie de raíz y solo quieren regalar curitas para enfermedades graves.  

Hay una guerra en el mercado por parte de la elite junto con los poderes económicos supranacionales en contra de los consumidores-usuarios ciudadanía y no estamos ni organizados, llegamos al campo de batalla como ganado creyendo que va a pastar. Nuestra arma, nuestra violencia, es el NO COMPRAR, NO DEJAR ROBAR a quienes nos asaltan, el NO ACEPTAR SERVICIOS PÚBLICOS a quien nos estafa. Con suficiente tiempo, como lo planteara Desmond Tutu, esto tiene más poder que el voto en este país, pero definitivamente tiene que ser organizado como se lo plantease el movimiento anti  apartheid9 o como lo fuerza el gobierno estadounidense a todas sus empresas a la hora de hacer un boicot.

Seamos tan violentos como Estados Unidos: cuando en Latinoamérica no le hacen caso, inmediatamente utilizan una de tres vías de violencia: la amenaza, el boicot o la invasión. Lo mismo tenemos que hacer con los empresarios salvadoreños, la burocracia y la partidocracia.

Nuestra fuerza es el consumo orientado, el boicot y la capacidad de reaccionar ante la amenaza de cierre de empresas o la inoperatividad de los servicios públicos o ante el asalto de los importadores, concesionarios o coyotes. Ser capaces de doblegarlos y luego apoyar a los trabajadores para que controlen las empresas si esto es necesario o construir alternativas justas y en manos del pueblo.

La fuerza violenta de la “mano invisible” de la ANEP se debe a su organización de ese lado del mercado, del lado empresarial, que al igual que los funcionarios británicos en la India colonial son solo una minoría, pero bien organizada.

La fuerza que podría tener el pueblo salvadoreño si aprendiera a organizar su consumo y a acumular fuerza de manera conjunta para sentarse a negociar es descomunal. Igual ocurre con la diáspora, esa fuerza sería capaz de hacer temer a la partidocracia, a los ricos o destruir agentes nocivos burocráticos o concesiones públicas manejadas de manera corrupta.

Imaginémonos que una vez más y con la experiencia acumulada, nos podemos volver a organizar los que nos resistimos a doblegarnos ante un sistema injusto.  Después de todo hasta ahora, la vía electoral no ha resuelto nada sustancial en este país y el objetivo, al final de cuentas, es permitir crecer al sepulturero de este modelo económico.

————–

 1 Ver: https://www.youtube.com/watch?v=O2WVmnn7Ue0

 2 Ver: https://www.elsalvador.com/eldiariodehoy/sector-servicios-es-el-que-mas-aporta-a-la-economia-de-el-salvador-dice-bcr/636876/2019/

 3 Desmod M. Tutu, “Santions vs. Apatheid” junio 16 de 1986, New York Times, ver: https://www.nytimes.com/1986/06/16/opinion/sanctions-vs-apartheid.html

 4 Ver listado en: https://en.m.wikipedia.org/wiki/United_States_sanctions

 5 Ver entrevista a Slavok Zizek en: https://www.youtube.com/watch?v=eNVtpFJD8c0

  6 Para información básica ver: https://en.wikipedia.org/wiki/Salt_March

 7 Salvador Díaz sobre su documental El Edén bajo el Fusíl. Ver: https://www.naranjasdehiroshima.com/2019/07/el-eden-bajo-el-fusil.html

 8 Slavok Zizek habla del fetichismo de los bienes de consumo como plusvalía evasiva: https://www.youtube.com/watch?v=zxraW7h4BJU

 9 Como surge el movimiento anti apartheid en el  Reino Unido: https://www.youtube.com/watch?v=Sl1MTRgZEFc

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Camilo Melara
Camilo Melara
Analista local

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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