En tiempos antiguos vivió en la zona de Planes de Renderos una joven llamada María de La Paz, hija de unos de los terratenientes de la zona.
La leyenda cuenta que su belleza e inocencia había cautivado a los habitantes de la zona, así como a todos los trabajadores de su padre.
Un hombre que vestía siempre ropas oscuras se enamoró de la joven y la solía visitar todas las noches en su caballo negro. Sin embargo, la joven nunca le correspondió y lo rechazó en cada ocasión.
El hombre, ante tal negativa, decidió raptarla y así hizo. Huyó con la joven mientras era perseguido por los trabajadores del padre.
Después de perseguirlo por las calles bajo la oscuridad de la noche, el hombre llegó al lugar donde se encontraba una enorme peña y allí fue acorralado por sus perseguidores. Sin embargo, el hombre continuó cabalgando a bordo de su caballo a una velocidad sobrenatural.
Los hombres que intentaban rescatar a la joven vieron cómo aquella peña se rompía a la mitad mientras el jinete se alejaba.
Los aldeanos aseguraron que en ese momento fueron capaces de ver la verdadera identidad del jinete: se trataba del mismísimo Diablo.
Debido a su forma y a su leyenda, el lugar es conocido desde entonces como La Puerta del Diablo.