jueves, 6 febrero 2025
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El caso Cipriani. Cuando apedrear es un espectáculo

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Otra vez un ataque al opus Dei. Otra vez la ideologización de los medios en el Perú.

Recientemente en Perú se desató un escándalo, la comidilla de medios a raíz de la publicación de un artículo de un diario español que revelaba una acusación de presunto abuso sexual acaecido en 1983 por parte de monseñor Cipriani. No obstante la confusión y manipulación de la información que tiende más al apedreamiento público, los argumentos de defensa de la otra parte no han sido atendidos en cuanto principio de defensa por la Santa Sede. Tampoco se han difundido como si lo han hecho los medios andinos a la hora de apedrear.

Puesto que de este mundo no espero nada y habiendo de morir de algo, pues elijo ser apedreado defendiendo algo que aprendí en mis días de estudiante en la facultad de Derecho. Que existe algo llamado presunción de defensa, que los acusados tienen derecho a defenderse, y que frente a los apedreadores que les gusta atacar en grupo, más vale sacar pecho no por la persona en sí, sino por los principios que permiten la convivencia entre los hombres. Que tampoco soy héroe por escribir esto, tal vez y muy seguramente insensato por hacerlo en esta época de caza de brujas, Pero quede claro que si lo hago es porque no me gusta estar del lado de los cobardes que señalan y tiran piedras en grupo. Que callarse es también complicidad. Y bueno, ya está.

Monseñor Cipriani. Motivos ajenos a la justicia

Según declara en una carta abierta con fecha del sábado último, monseñor Cipriani acusado de tales hechos, éste responde que frente “a las acusaciones presentadas a la Santa Sede en 2018” sobre presuntos hechos acaecidos en 1983, monseñor declara que son falsos. Luego detalla: “En agosto de 2018 fui informado de que había llegado una denuncia que no se me entregó. A continuación, sin haber sido escuchado, sin haber sabido más y sin que se abriera un Proceso, el 18 de diciembre de 2019 el Nuncio Apostólico me comunicó verbalmente que La Congregación para la Doctrina de la Fe me había impuesto una serie de penas limitando mi ministerio sacerdotal y pidiendo que tuviera una residencia estable fuera del Perú. También se me pidió que guardara silencio, cosa que he hecho hasta ahora. El 4 de febrero de 2020 tuve una audiencia con el papa Francisco, y el Santo Padre me
Permitió reanudar mis tareas pastorales. Así lo demuestra mi amplia actividad pastoral realizada durante estos años, predicación de retiros espirituales, administración de Sacramentos, etc. (…)
Resulta grave que se publique de manera parcial información que parece proceder de documentación reservada por la Santa Sede que ni siquiera yo tengo en mi poder. Por desgracia, no es la primera vez que se acusa a un cardenal en falso, con relatos llenos de detalles escabrosos (…) A pesar del dolor que todo esto me provoca, no guardo rencor al acusador, rezo por él y por todas las personas que han sufrido abusos por parte del clero católico, pero reitero mi completa inocencia”.

Hasta ahí la carta. Lo que podemos sacar de esto a modo de especulación cosa que tanto le gusta a la prensa, es lo señalado por monseñor, que dicha información se filtrara y se publicará de manera parcial por el medio globalista El País de España el cual de inmediato se reprodujo como un virus mental en la prensa del país andino. Lo que pasa podría también ser una lucha interna entre las tendencias dentro de la Iglesia. Una vulgar pugna de poder en el preciso momento en que se anuncia la disolución de la congregación católica de origen peruano, Sodalicio, Pero también en el contexto en que solo un par de meses antes se publica un libro en Argentina que ataca directamente a la Obra, libro que es muy difundido en los medios y en las redes. En esta posible ofensiva contra las modalidades entendidas como conservadoras en la Iglesia , podríamos hallar ecos geopolíticos, pues el momento en que sale esta noticia filtrada desde el Vaticano a través del diario español, vendría también a buscar acertar un golpe al actual alcalde de Lima, López Aliaga, un liberal conservador y asociado al Opus Dei, con altos índices de aprobación y que resulta presidenciable de aquí al 2026. López Aliaga que estuvo presente como invitado en la toma de poder de Donald Trump el pasado lunes, es uno de los líderes de la derecha peruana. Solo días antes López Aliaga fue anfitrión en Lima, con motivo del aniversario de la capital del Perú, de la burgomaestre de Madrid, la derechista liberal conservadora, Ayuso, quien representa el nuevo rostro del PP español. También en redes circularon una foto de López Aliaga con el presidente de Argentina, el neo liberal y judaizante Javier Milei, esto durante la toma de poder del ultra proteccionista Donald Trump. Como se ve, en esta escalada del avance liberal conservador en la región, en un momento en que la guerra cultural se viene ganando e imponiendo desde el flanco derecho de la política. En este contexto un ataque a la figura de monseñor Cipriani miembro del Opus Dei, tendría por objeto colateral un ataque a la candidatura de López Aliaga. Pero esto es una especulación en tanto fuésemos tan maliciosos de creer que los grandes medios se prestarían a tan ruines objetivos. Porque claro, la prensa es objetiva y responde a hechos y a la verdad y no a agendas políticas e ideológicas (nótese que estoy siendo sarcástico).

El Papa con monseñor Cipriani.

De lo que no cabe ninguna duda es que el principal afectado es la propia Iglesia. Sea de dónde viniese esta filtración que ocurre no en 2019 sino en 2025, el principal afectado es la Iglesia. Lamentablemente y esto ningún miembros de la Obra va querer reconocer, esto es un resultado de esas horribles luchas de poder dentro de la Iglesia. Es que estas peleas de sotanas son peor que peleas de mujeres. Ciertamente hace rato que el humo de la sinagoga de satanás se metió en la iglesia y que el hambre de poder puede más que la autopreservación, Pero es que esto ya es el colmo de dispararse a los pies. Y es cierto que frente a las acusaciones de abusos sexuales dentro de la Iglesia, que no son pocos, se tiene que tener mano dura, Pero también exigen entre otras el derecho a la defensa, cosa que no ha tenido monseñor Cipriani hasta el presente, que solo recién ahora ha publicado esta carta, porque como buen cura ha preferido el silencio al que le sujeta la obediencia. Obedecer a pesar de sí mismo, eso es tan de jesuita, de los de antaño. Pero ante la difamación no vale morderse la lengua. Como católico de formación jesuita que lee con cariño los aforismos de Camino de San José María Escriva, los casos de abusos a menores se sienten como clavos en la cruz, Pero también duelen las sanciones sin derecho a defensa, las difamaciones sin pruebas ni sentencias. Porque si tal cosa ocurrió corresponde dilucidarse por la investigación fiscal y judicial. Pero en cambio preferimos el apedreamiento fácil, como a la adultera atacada por la muchedumbre conducida por los fariseos. Ese es nuestro pecado como sociedad del resentimiento, nos hemos vuelto fariseos. En el mundo laico ya pasó esto en la figura del presidente Boric, y en la figura del diputado Iñigo Errejón, ambos políticos de izquierda, acusaciones que de inmediato fueron un festival de propaganda con fines políticos.

Y no olvidar que ya antes pasó lo mismo en Australia, dónde un monseñor fue acusado de abusos a menores y que acabó preso para luego la misma justicia australiana reconociera que se equivocó y el prelado resultó en efecto inocente.

El caso Monseñor Pell

El medio Infobae lo citó así:

«El vía crucis del cardenal George Pell: siendo inocente, pasó más de un año en prisión acusado de abuso sexual. El papa Francisco asistió este sábado al funeral del arzobispo australiano fallecido el 10 de enero. Algunos lo presentan póstumamente como un adversario de Bergoglio, pero éste agradeció el trabajo de su ex ministro de Finanzas y lo respaldó siempre ante el montaje judicial de que fue víctima».
El caso de Pell que fue mediatizado se reveló como una farsa ya desde el proceso. Como señala Ed Condon, periodista que escribía para la Catholic News Agency (CNA) de los Estados Unidos, y que podía eludir la censura en torno al caso ya que sus notas no se publicaban en Australia, señaló que todos los asistentes al juicio a los que pudo consultar sostuvieron que los argumentos de la defensa del cardenal eran “incontestables” y que el tribunal sabía que había “condenado a un hombre inocente”.

El juicio a Pell tuvo lugar en tiempos en que la presunción de inocencia ha sido devaluada. En la ola del MeToo y de las revelaciones sobre encubrimientos de abusos a menores, el “yo te creo” (a toda víctima) se volvió ley, incluso en detrimento de las pruebas y del respeto a las garantías procesales. Una acusación del tenor de la que hizo contra el cardenal australiano equivalía -equivale aún en numerosos casos- a una condena hasta que, con mucha suerte y tiempo, el acusado logre demostrar su inocencia.

El cardenal Pell rodeado de prensa.

Sobre el clima en el cual se desarrollaba el juicio, Ed Condon señala que los medios de Victoria estaban “impregnados de cobertura anticatólica, anticlerical y especialmente anti-Pell”, y esto era así desde hacía “más de dos décadas”.

En su diario de prisión, que se publicó como libro, George Pell escribió: “No cabe duda de que mi conservadurismo social y mi postura a favor de la ética cristiana ha suscitado la hostilidad del público, y más entre los secularistas militantes”.

Pell hubo de pasar 400 días en prisión. El Cardenal había ingresado a la cárcel el 27 de febrero de 2019. Una primera apelación fue rechazada por dos votos contra uno. La defensa de Pell recurrió entonces a la corte suprema australiana que el 7 de abril de 2020 anuló por unanimidad la condena y criticó al Tribunal que, con el argumento de que el demandante era creíble, había desestimado todas las pruebas que ponían en duda y hasta contradecían su testimonio; hecho por el cual un inocente estaba en la cárcel.
Finalmente fue declarado inocente por la corte suprema australiana. Pero el daño ya estaba hecho. Pero venga, Jesús también fue juzgado con saña, y el mismo Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires fue acusado de colaborador con la dictadura.

Una prueba de fe. Leonardo Castellani

También atacado y peor aún, abandonado de los suyos, fue el poeta y sacerdote jesuita Leonardo Castellani, quien en una carta, extensa como una penitencia (tenía que ser jesuita), respondía a un amigo ateo que le tentaba abandonar la fé. Aquí un fragmento, que es largo en cuanto que el original es del tamaño de una Biblia.

Carta a Leónidas Barletta

«Su carta del 21 del corriente —noble y generosa— es difícil de responder, y pide respuesta. Creo que lo mejor será llevarle a usted mi MARTIN FIERRO, cuando salga.

Le voy a escribir como sí hubiera de morir mañana domingo. Total…

—“¿Por qué no abandona usted a todos esos viejos carcamales, que se han revelado incomprensivos e injustos, y a esa novia que amó en su juventud y se ha convertido en ramera —y por qué no sirve a su Dios y a sus ideales en el estado civil?”.

Eso es difícil de responder. Porque soy así, sencillamente.

Hay una respuesta breve pero que no sirve en este caso: mi fe. Tengo fe en Cristo y en la Iglesia por El fundada, que creo indestructible. Mas si yo le digo a usted que tengo fe, y por ella espero la vida eterna; y por eso aguanto la cruz (pesada o no) que Dios se ha servido poner sobre mis hombros, digo algo que para mí es verdad, mas para usted es otro idioma: es como si contestara a su carta EN LATIN: una simple impertinencia.

(…)

Leonardo Castellani.

En vez de dar a su pregunta la respuesta sublime y prepotenta, podría dar también la respuesta vil; es decir, llana y humorística: lo que hacían los primitivos cristianos sometidos a la “ley del arcano”.

—¿Por qué no deja la sotana?
—Porque, es vestido cómodo (menos cuando los comunistas nos degüellan por llevarla) y m’estoy acostumbrado.. .
—¿Por qué no se casa?
—Porque soy pobre y de un carácter insoportable; y porque me repugna engendrar desdichados.
—¿Por qué, pues pidió la dispensa del celibato?
—Un momento de ofuscación todos lo tenemos.
—¿Por qué no se hace rico?
—Porque no puedo.
—¿Por qué obedece a viejos carcamales?
—Según ellos, no los obedezco mucho que digarnos.
—¿Por qué no rompe con la “novia”?
—Ella ha roto ya conmigo, antes de pensarlo yo; y por lo demás, esa a quien usted llama novia, yo siguiendo a Juan el Apocaleta llamo Ramera; mas con mi verdadera novia no puedo yo romper, puesto que ella está y me espera en la otra vida.
—¿Es usted un vil, para aguantar tantos manoseos?
—Soy un “proletario”: el proletario es un ser “humillado y ofendido”

“Vosotros lo tenéis todo
Nosotros no tenemos nada
Por causa de vuestra ruindad.
¡Afuera el falso buen modo,
La caricia interesada!
¡No busquéis nuestra amistad!

Dice el Himno del Proletariado”.
—¡Pero aquí se trata de su vida, de su vida!
—El día de la muerte es mejor que el día del nacimiento.

Creo que estas son todas las preguntas; y esta es la respuesta vil. Esta respuesta tiene su parte de verdad, porque en el hombre hay siempre algo vil. Compuesto de barro y espíritu, sus más nobles intenciones llevan siempre algo de barro, y el hombre se engaña muchas veces acerca de sus verdaderas intenciones, dorándolas todas de nobleza y sublimidad. Sutilmente, nos engaña lo que llamamos hoy la “Subconciencia”, en cuyo fondo hay vileza y mentira, es decir, pecado: un “foso”, decía Teresa de Cepeda.

Cuando yo acepté ser candidato a diputado argentino desobedeciendo al arzobispo (según dicen en la Curia, aunque es doble o triplemente falso; pero en fin, es la “verdad oficial”, confirmada con muchas sanciones penales crimen inexpiable, como el de Edipo), o cuando me embarqué para Roma a disputar con el Prepósito General de la Compañía de Jesús (verdadera temeridad, pero necesaria en aquel momento), atribuí internamente a esas acciones mías (que sabía me iban a, infamar in aeter— nuin delante de todos mis cofrades), un motivo noble o sublime que no he revelado ni revelaré jamás. Y sin embargo, ¿sé yo seguro que ese motivo era el único verdadero? ¿sé yo seguro que mis cofrades no tienen razón? Lo sabré solamente en el momento de pasar de esta vida, o un momento después.

Así que preferí dar a mis cofrades la respuesta vil. Y cuando el Asistente de la Compañía de Jesús para Sud América me trató en una carta de miserable, (“homnen , itam mísero statu versatem”, literalmente), no reaccioné con odio aunque me dolió mucho, porque pensé que quizás en parte era verdad … delante de Dios. Sin duda, delante de Dios, todo hombre es un miserable menos los santos, aunque ninguno tanto como el que arroja esa palabra a la cara de su prójimo sufriente, como un salivazo a la cara de Cristo; puesto que Cristo dijo que el que tal hiciere, “reo es de la gehenna del fuego”. Nada menos. Infinita miseria.»

En fin, que la fé es un misterio, que perseverar cuesta, que este mundo es un valle de lágrimas, que está repleto de canallas empezando por nosotros mismos. Y que sin embargo todo suma, también las puñaladas por la espalda, las cancelaciones, el desprecio de los amigos. Porque hay un momento en la vida de un hombre en que sabe quién es y cuál es su misión en el mundo, entonces todo se vuelve más fácil, también resulta facil recibir la primera piedra. Tranquilo, paciente, morir nunca es rápido, Pero el dolor acaba y el paraíso es para siempre. Mientras tanto hay que dar testimonio. Porque para llegar al cielo se llega por fé y por méritos. Y no olvidar que la misma Compañía de Jesús fue borrada del mapa por presión de esos masones ilustrados y liberales. Que los jesuitas hubieron de vagar humillados y ofendidos por la tierra por un cuarto de siglo antes de ser restaurados por la Santa Sede. Prueba de fe. Amar cuesta tanto. La Iglesia que es santa y pecadora es también a veces madre y madrastra. En fin, fé. Hay que creer. Se fuerte. Hay que creer.

Esurivi enim, et dedistis mihi manducare : sitivi, et dedistis mihi bibere : hospes eram, et collegistis me : nudus, et cooperuistis me : infirmus, et visitastis me : in carcere eram, et venistis ad me

Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.

Como de los hermanos de la Obra no espero nada, ni siquiera ser leído, aprovecho la ocasión para jalarles las orejas de burro. Mucho ingeniero, mucho contable, mucho abogado mercantilista, mucho economista y mucho administrador de empresas. OS hace falta gente de letras. OS hace falta artistas. Nuestro Señor además de Dios es juglar y no lo veis. Pero si está más claro que agua bendita. No he sabido jamás de nadie que se convirtiera a la fé inspirado por una carretera, un puente o una hoja de excel. Pero sí se de gente que se convirtió por la belleza de una catedral, por una imagen piadosa y hasta por una novela o un poema. El que tenga ojos que vea. Abrid los ojos . Pido por mis inútiles hermanos, esos que me caen mal hasta los huesos, esos que se pintan los cabellos de colores de guacamayas, que se tatúan palabras en idiomas raros y se ponen fierritos en la cara. Esos son más valiosos que todos los que tenéis en el redil, porque esos tontos saben como tocar las cuerdas de Apolo. A ellos los ojos y los oídos. Quien tenga oídos que oiga.

Ad maiorem opus Dei gloriam.

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Hans Alejandro Herrera
Hans Alejandro Herrera
Consultor editorial y periodista cultural, enfocado a autoras latinoamericanas, Chesterton y Bolaño. Colaborador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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