Por Nelson López Rojas
He querido escribir esta nota desde ya hace varios años desde que leí un libro llamado The Art of Not Giving A Fuck -o sea, el arte del valeverguismo. Sí, leyó bien. Y si decide no seguir leyendo porque el título agrede su conjunto de valores morales, su puritanismo o porque simplemente le parece una vulgaridad, me vale verga.
Verga, según el diccionario de la Real Academia Española es una interjección “para expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo”. Y de eso se trata esta nota: que protestemos contra la norma establecida y hagamos lo que en realidad nos haga felices.
Esta no es una reflexión sentimental, sino de acciones, para vivir una vida plena, llena e intensa. Si algo no te hace feliz, si no te trae ninguna alegría, si te tiene a la espera, hay que virar en otra frecuencia. Hay quienes que por naturaleza se preocupan de todo y por todo. Según la sicóloga Judith Beck, el pensamiento negativo, la negatividad constante puede arrastrar trastornos desde la niñez, pero es esencial liberarse y que nos valgan verga las cosas que nos oprimen.
Los propósitos de Año Nuevo se hacen sentir al inicio del año. Hay gente que quiere perder peso, un nuevo trabajo, que se quiere casar, terminar una relación, etc. Es esencial en el ser humano trazarse metas, y no es una mala idea aspirar a un ideal. Hay que tener metas y expectativas en general. Lo malo es cuando nuestras metas se interponen con nuestra felicidad o cuando la aparente felicidad de los demás interfiere con nuestra realidad.
Nunca le he puesto atención a las dietas. Este año quiero comer mejor y así bajar unas libras. La nutricionista con quien hablo me ha dicho que si quiero una hamburguesa ¡qué me coma una hamburguesa! Claro, no es cuestión de hacerlo como Super Size Me, pero si te da la gana comértela, qué nada detenga tu felicidad.
Hay que saber auto respetarnos y tener dignidad. Si alguien te ignora intencionalmente, que te valga verga. No hay que estar detrás de esta persona si no le importamos. El cariño no se suplica, el amor no se tolera, se comparte.
Finalmente, todos tenemos a ese amigo que pasa subiendo frases positivas, fotos de vacaciones o en el gimnasio o haciendo yoga. Y muchos en lugar de alegrarse por el fulano, se enojan, les da envidia y critican. Al final, el momento inspirador del fulano resultó en la amargura de nuestro día. Y esto se debe a que reparamos demasiado en los estándares de felicidad que otros tienen para nosotros. Es por eso que te exhorto a que hagas lo que te dé la gana y que te valga verga lo que los demás dicten. Muchos deambulamos por el mundo real o por Facebook esperando caerle bien a todo el mundo y esperando likes por doquier. Es mi vida y pongo lo que me se me antoja. Si te gusta, bueno; sino, ya me valió verga.