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El agua, un derecho humano fundamental

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Respecto al agua tenemos tres grandes problemas: contaminación, disponibilidad y desperdicio

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Quiero reflexionar ante ustedes un problema de mucha importancia, que tiene que ver con la sobrevivencia de todas lasespecies que habitamos este planeta. El tema a reflexionar es “el agua como un derecho humano”.

Todos necesitamos el agua: las plantas, los animales, los seres humanos. Así­ lo reconoció Tales de Mileto allá por el siglo V Antes de Cristo: el agua como el principio del ser. Y más tarde en el siglo XVII después de Cristo los evolucionistas consideraron  el agua como el principio de la vida.

Deseo plantearles en primer lugar la situación que vivimos en el paí­s sobre el agua y sus respectivas causas. En un segundo momento les explicaré algunas causas que originan los problemas sobre el agua. Por último quiero esbozarles algunas propuestas de solución que deben ser debatidas en la opinión pública.

Veamos un breve diagnóstico.

Respecto al agua tenemos tres grandes problemas: contaminación, disponibilidad y desperdicio. Pueden haber otros problemas, algunos de í­ndole administrativo y de producción, sin embargo, considero que los principales problemas tienen que ver con la contaminación, la disponibilidad del recurso y su desperdicio.

El paí­s ya enfrenta crisis y emergencia en el tema hí­drico. Desde hace ya varios años tenemos que el 90 por ciento de las aguas superficiales, es decir rí­os, quebradas, riachuelos, lagos, están contaminados. Este dato cualquier persona lo puede constatar con sólo visitar un rí­o y ver su ribera llenas de plástico.

Por otra parte al analizar la capacidad de rendimiento de las vertientes subterráneas ha disminuido un 30 por ciento en los últimos 20 años.

Esto es para preocuparnos. Porque el tema no sólo es de contaminación, sino que vamos en el camino de la poca disponibilidad de agua.

Otro dato importante para tomar conciencia de la situación es el desperdicio del agua. La disponibilidad de agua por habitante en el paí­s es de 2, 831 metros cúbicos al año. Pero mucha de esa agua se malgasta en sistemas de riegos inapropiados que van desde la agricultura hasta el uso casero y de carwash.

Las causas de los tres problemas que les he ejemplificado son múltiples. Sin embargo el factor humano juega un papel fundamental en la crisis que estamos viviendo. Es el mismo ser humano el que está provocando esta crisis. Como dirí­a el filósofo Hinkelammert: “estamos sentados en la rama que estamos talando”.

En otras palabras:

Estamos envenenando el agua que nos vamos a beber.

Estamos desperdiciando el agua que vamos a necesitar para nuestro desarrollo.

Una de las principales causas de la contaminación es el tipo de desarrollo que estamos promoviendo. Un desarrollo centrado en la utilización de los recursos naturales como si estos fueran infinitos. El agua es finita. El agua es un recurso que se puede acabar.

Paremos este tipo de desarrollo consumista. Paremos esa visión de desarrollo que solo busca crecimiento económico. Pues todo crecimiento trae consigo desgaste de la naturaleza. Veamos ejemplos concretos:

El rí­o Acelhuate lo contamina en un 70 por ciento 5 grandes empresas. Estas mismas producen además la mayor cantidad de plástico que contamina nuestros rí­os y lagos a nivel nacional. Me refiero a  dos de ellas: Bocadeli y Diana.

Una sola empresa lleno de Melaza el rí­o Magdalena. Ejemplos recientes. Pero si vemos al pasado las aguas del bajo Lempa fueron contaminadas por las algodoneras y hemos tenido más de 3,000 casos de insuficiencia renal en la zona.

Santa Rosa de Lima tení­a un bonito rí­o que bordeaba el pueblito. Hace más de 50 años quedó contaminado por la explotación de la mina de San Sebastián ubicada a unos pocos kilómetros del rí­o.

Basados en este supuesto desarrollo económico hemos deforestado al paí­s. Apenas contamos con el 13.9 por ciento por cada 100 kilómetros de áreas boscosas. Antes nos enorgullecí­an los cafetales por sus bosques. En búsqueda de rentabilidad se talaron los bosques y se trajeron especies de café que no necesitaran tanta sombra. El ramo de la construcción ha hecho su parte con la deforestación. Uno de los ejemplos lo tenemos aquí­ en Santa Ana con la construcción del centro comercial.

El uso de venenos de etiqueta amarilla y roja que se niegan a desaparecer ¡Quién no ha escuchado hablar del gramoxone o paraquac! No sólo hemos envenenado la tierra y los mantos acuí­feros, sino personas que han ido a parar intoxicadas al hospital.

Por eso me uno al regaño que nos hace el Papa Francisco en la Laudato Si: “La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquerí­a”. Yo quiero que sea mi hogar, un lugar donde podamos vivir con dignidad.

Mientras la situación del agua y del medio ambiente se está volviendo insostenible en la Asamblea Legislativa, diputados de derecha, se niegan reconocer en nuestra Constitución el derecho humano al agua, como también a la aprobación de un proyecto de ley que proteja este recurso. Las intenciones son claras: desean proteger a  grandes empresas que ven en el agua un buen negocio. En Nejapa tenemos el mejor ejemplo: la Coca-Cola paga 150 dólares a la Alcaldí­a Municipal en impuesto por el agua que utiliza en la producción de bebidas y agua envasada. Las ganancias de esta empresa no se comparan con el miserable impuesto que paga.

Aunque la Constitución Polí­tica plantea en el Artí­culo 117 que “es deber del Estado proteger los recursos naturales, así­ como la diversidad e integridad del medio ambiente, para garantizar el desarrollo sostenible” todaví­a es necesario precisar y dar herramientas para la protección y cuido de este vital lí­quido.

Mientras estamos aquí­ reflexionando este tema, nuestro paí­s está siendo demandado por empresas mineras por más de 200 millones porque no se les deja explotar minas por el lado del departamento de Cabañas. Explotar esas minas tendrí­a como consecuencia contaminar el rí­o Lempa, y se quedarí­an en poco tiempo 3 millones de salvadoreños sin agua.

Debemos de parar esta situación.

Les propongo algunas ideas para el debate en vista de buscar soluciones.

En primer lugar debemos reconstruir nuestro ecosistema. Implica un gran esfuerzo de reforestación y de restauración. Sin embargo debemos empezar por construir el microclima. Es decir el clima de nuestra casa. Esto es posible hacerlo en corto tiempo, y le darí­amos un respiro a nuestra tierra.

En segundo lugar les propongo debatir un impuesto especial de medioambiente. Pues mientras los que producen el plástico se llevan las ganancias, nuestros rí­os, lagos y quebradas contaminados. Un impuesto que ayude a la descontaminación.

Con este impuesto estarí­amos haciendo uso del Artí­culo 2 de la Ley de Medio Ambiente en su Literal “F” la cual nos dice que: La contaminación del medio ambiente o alguno de sus elementos, que impida o deteriore sus procesos esenciales, conllevará como obligación la restauración o compensación del daño causado debiendo indemnizar al Estado o a cualquier persona natural o jurí­dica afectada en su caso.

En tercer lugar les propongo un compromiso personal. Tengo un amigo que cuando va a comprar no pide bolsa para los productos. Él siempre dice: aunque sea una bolsa, la mí­a, es una bolsa menos que contamina. Y por supuesto en la universidad o en el trabajo podemos andar nuestra botella de agua para poder consumirla y volverla a refillar, como decimos los que hablamos spanglish.

En Julio del 2010 las Naciones Unidas reconocieron el acceso al agua potable y saneamiento como un derecho humano, este es un paso fundamental encaminado a una mayor justicia social y ambiental ya que el agua es un derecho básico para la vida y la dignidad.

El agua se ha vuelto un bien muy preciado. Hay lugares que un barril de agua vale más que un barril de petróleo. Hagamos conciencia. Podemos vivir hasta sin amor, pero sin agua nos moriremos.

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Martha Castro
Martha Castro
Colaboradora

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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