miércoles, 5 febrero 2025
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Ecosistema de payasos

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Surgen figuras de las que antes no eran conocidas ni en sus casas el fenómeno y la tendencia ahora los posiciona, con apodos  en algunos casos auto impuestos y con la caja de lustrar zapatos en sus manos y ahí se va el contenido a la red, caiga como caiga.

Por Carlos F. Imendia

El entretenimiento es parte de la cultura salvadoreña donde también  convergen otros aspectos como: El rumor o rumorología,  el sensacionalismo, el morbo y lo soez.  Mientras más carga de material soez exista en una plataforma de video, más visto es y en el caso de las redes, más seguidores tienen. Todos estos últimos aspectos venden, el público los consume, entre más chambroso y malcriado sea un supuesto inlfuencer más visto es, y no es cuestión de anti valores o falta de educación, el morbo qué se genera en diversos tópicos como: Política y Farándula, más viral y dejara mayores ganancias a las plataformas o medios. Por eso quienes optan por ese tipo de nuevo oficio, no sopesan el perfeccionismo sino entre más corriente sea el formato es mejor.

Por eso, algunos nichos de mercado qué consumen el sensacionalismo ahora son apáticos a los medios tradicionales porque les genera una satisfacción retardada a diferencia de la satisfacción instantánea qué les generan otro tipo de plataformas en las RR SS. Hojear un diario no es lo mismo que una ráfaga de  videos violentos, peleas callejeras, actos extraordinarios, mal comportamiento de políticos, etc. Es más interactivo e interesante lo segundo.

Surgen figuras de las que antes no eran conocidas ni en sus casas el fenómeno y la tendencia ahora los posiciona, con apodos  en algunos casos auto impuestos y con la caja de lustrar zapatos en sus manos y ahí se va el contenido a la red, caiga como caiga. Y que de la noche a la mañana pueden llegar a convertirse en figuras completamente conocidas. Incluso salvadoreños qué no son conocidos acá  pero en otras latitudes si son conocidos, generan furor e incluso unos ya rascan el olimpo de la celebridad.

Ahora, muchos de estos personajes, con mucha o poca formación académica, con basta capacidades para difundir el lenguaje corriente qué es apreciado por la masa qué se identifica, pueden llegar a ser atractivo para la clase política qué ve una oportunidad para ocupar otro tipo de canal para lanzar propaganda.

En los noventas se hablaba de campaña sucia, de aquellos políticos qué mandaban a imprimir volantes y las pegaban en postes o pagaban un vuelo en avioneta para que las diseminara por toda la capital, ahora la campaña sucia puede ser difundida por este tipo de personajes que según su capacidad para disparar vocabulario burdo y soez o para despotricar de forma cruda y sin escrúpulos pueda captar la atención de los consumidores del morbo.

Más allá del material que poseen, no cuentan ni contarán nunca con la reputación informativa con la que cuenten medios de larga trayectoria, siempre existirá un ciudadano pensante o con criterio qué sepa concluir si una información es falsa o tendenciosa, o en el mejor de los casos, aquellos que busquen una referencia informativa creíble en la que puedan re confirmar un rumor desatado en alguna plataforma por este nuevo tipo de ecosistemas. De gente seria o auténticos payasos.

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Carlos F. Imendia
Carlos F. Imendia
Comunicador, publicista y mercadólogo salvadoreño; columnista y colaborador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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