domingo, 9 febrero 2025
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Días chocantes

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Al menos tres veces repitió la palabra. “Y entonces fue chocante, fue chocante”, sentenció primero. Y agregó: “Evidentemente pueden haber argumentos a favor y en contra. Yo no puedo entrar en esto, porque soy licenciado en Derecho pero muy ignorante en Derecho. Pero no cabe duda que fue chocante ver que, sin trámites previos, se destituía a unos magistrados sin que ellos pudieran decir prácticamente nada”. Así se expresó Andreu Bassols, embajador de la Unión Europea en El Salvador, ante Nayib Bukele y sus subordinados este lunes 3 de mayo. El incidente ocurrió en Casa Presidencial, durante una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en nuestro país; reunión que no sería pública, pero pudo más el afán presidencial de “lucirse” y fue transmitida en cadena nacional al día siguiente.

Sobre eso, ya se dijo bastante; en su inmensa mayoría, condenando dichas destituciones. Pero en la entendedera de Bukele no hay cabida para ello. “Hubo condenas sobre lo que pasó el sábado ‒aseguró refiriéndose al 1 de mayo, cuando consumaron semejante atentado contra la independencia judicial‒ y me parece extrañísimo de verdad. No nos esperábamos en ningún momento una condena internacional; y no porque fuéramos ingenuos, sino porque no había nada que condenar”.

¡Qué cosas! ¡Cuánta petulancia! Ciertamente, no hubo una sino muchísimas y siguen sumándose. El colmo: hasta Luis Almagro, titular de la Organización de los Estados Americanos, lo hizo después de haberle consentido hace quince meses la operación militar y policial que encabezó para luego ‒a su salida‒ anunciar lo que ahora observa atónita la “comunidad internacional” y le aplauden sus seguidores: la mezcolanza de los órganos gubernamentales sometidos a sus dictados, como ha ocurrido en estos días.

De la intervención del embajador Bassols cabe destacar que cara a cara, saltándose las trancas de la diplomacia, al calificar como chocante la destitución referida pudo haberse entendido que le produjo extrañeza o sorpresa; yo lo interpreto, más bien, desde su otra acepción: le resultó antipático, fastidioso y ‒en este caso‒ presuntuoso. Y lo de su ignorancia en Derecho fue genial, aunque dudo que hayan entendido el sarcasmo.

Pero bueno… Chocante resulta también, en consonancia con el segundo de los significados señalados, el tuit enviado por Bukele desde su cuenta oficial tras la ceremonia del día del soldado. Literalmente escribió: “Esta institución, que se fundó hace 197 años, tiene una historia gloriosa y extensa […] la @FUERZARMADASV siempre ha estado allí; en los terremotos, los deslaves, en las guerra adentro y afuera”.

Chocante, obviamente, para las víctimas de las dos guerras en las que participaron los militares dentro del país. En la “sucia”, intensificada a niveles bestiales de octubre de 1979 hasta diciembre de 1983, cuando fueron protagonistas principales los escuadrones de la muerte; esos grupos criminales en los cuales intervinieron decisivamente Roberto d’Aubuisson y la institución castrense. Eso lo documentó la Comisión de la Verdad; en el caso de la segunda, se refirió a diversas secciones de inteligencia (S-II) que organizaron “su funcionamiento utilizando la modalidad de escuadrones. Las operaciones eran realizadas por miembros de la fuerza armada, usualmente vestidos de civil, sin insignias y en vehículos sin identificación alguna”.

Y de la otra guerra, la que disputaron los ejércitos gubernamental e insurgente, se pueden citar masacres comandadas por el primero contra la población civil no combatiente. Algunas entre tantas: en 1980 encontramos la de Las Aradas, Chalatenango, con 303 víctimas fallecidas y desaparecidas ‒identificadas o no‒ y unas cuantas sobrevivientes; en 1981 están las del río Lempa, Cabañas, y la de La Quesera, San Vicente, cuyas víctimas suman entre ambas 1030; en 1982 fueron 551 las del Llano de la Raya, San Vicente, y la “Guinda de mayo”, Chalatenango. Casi 2000 seres humanos ‒niñas, niños junto a mujeres y hombres de todas las edades‒ sufrieron en carne propia esas atrocidades perpetradas por la Fuerza Armada. Por cierto, las alrededor de 1000 víctimas en El Mozote y sus alrededores las ejecutaron en diciembre de 1981.  

Acaban de retirar las imágenes de d’Aubuisson que colgaban en las paredes de la Asamblea Legislativa. ¡Qué bien! Ese nefasto personaje nunca debió presidir la última Constituyente de nuestra historia,… hasta ahora. En su cuenta oficial de tuiter, la bancada presidencial aseguró que la nueva legislatura “no rendirá tributo a personajes oscuros, asesinos y corruptos que tanto daño le hicieron a nuestro país”.

En la de Bukele, al respecto, se lee esto: “Pequeños detalles que significan mucho…” ¿Dejará, entonces, de referirse a la supuesta “historia gloriosa” de la milicia nacional? Ese sería un gran detalle. Otras preguntas más. ¿Siguen igual en el Museo Militar las salas 2 y 4 homenajeando a Maximiliano Hernández Martínez y Domingo Monterrosa, respectivamente? ¿Cuáles son los “enemigos internos y externos” de los cuales los militares han salvado a la patria? ¿Estaré yo entre los primeros? Me avisan…

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Benjamín Cuéllar Martínez
Benjamín Cuéllar Martínez
Salvadoreño. Fundador del Laboratorio de Investigación y Acción Social contra la Impunidad, así como de Víctimas Demandantes (VIDAS). Columnista de ContraPunto.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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