martes, 16 abril 2024
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Dago Gutiérrez afila la daga polí­tica o la importancia de fortalecer a Nuevas Ideas

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En la medida que la campaña electoral en El Salvador se aproxima a la recta final en la carrera por la presidencia de la república en febrero 2019, la lucha polí­tico-ideológica que está desarrollando Nuevas Ideas, ví­a Dagoberto Gutiérrez, se vuelve cada vez más depurada, transparente, filosófica y, sobre todo, muy filuda.

La cuadriculación del terreno polí­tico es de suma importancia, sobre todo de cara al electorado con orientación marxista, progresista y humanista no afiliado al FMLN, que no ha visto con buenos ojos la candidatura de Nayib Bukele con el partido Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) y que, por tal razón, podrí­a votar en blanco o, en el peor de los casos, abstenerse a participar en las próximas elecciones.

Efectivamente, Bukele deberí­a “hablar más polí­ticamente”, pero no lo hace, pues al parecer no es necesario, ya que, en El Salvador, como en la mayorí­a de los estados con un régimen presidencial, el voto personalizado tiende a prevalecer más en la mente del electorado no militante, que los contenidos polí­ticos partidarios. Es decir, se vota más bien por el fí­sico que por el color de la bandera. Esto quiere decir, que, en la fórmula general del voto popular, la variable que tiene mayor peso es la valoración o sobrevaloración que se tenga sobre un candidato, mientras que la evaluación que se tenga del partido polí­tico juega un papel secundario y en algunos casos, no tiene ninguna importancia. En este sentido, bienvenido sea el hecho de marcar las distancias entre el movimiento social Nuevas Ideas, en tanto “sujeto polí­tico”, y, Nayib Bukele en su papel de “instrumento polí­tico” del pueblo.

Exigirle a Nayib que haga más “polí­tica” y no “mercadotecnia electoral”, no es pedirle al candidato de GANA más retórica ni más galimatí­as ni más “espectáculo mediático electoral”, sino simplemente que asuma el papel de “sujeto polí­tico “en el sentido aristotélico, y que defina, de una vez por todas, cuál es su pensamiento polí­tico estratégico y cuál es “su programa” para resolver el intrí­ngulis socioeconómico de la sociedad salvadoreña. Serí­a exigirle más compromiso polí­tico con las mayorí­as populares, lo cual significarí­a, definir sin recovecos, cuáles serí­an las medidas a corto, mediano y largo plazo que su hipotético gobierno acometerí­a para garantizar el equilibrio que deberí­a de existir entre la distribución del poder del estado y la satisfacción de las necesidades mí­nimas materiales y subjetivas del pueblo trabajador en la sociedad salvadoreña.

Nuevas Ideas, en tanto movimiento social, es un vector resultante, nacido a partir de la suma de varias fuerzas polí­ticas individuales y/o colectivas e ideológicamente heterogéneas. Nuevas Ideas, como la gran mayorí­a de movimientos sociales surgidos en las últimas tres décadas a nivel mundial, nace como respuesta o reacción frente a la incapacidad polí­tica de los partidos tradicionales de derecha, izquierda y pseudoizquierda de resolver concretamente los problemas sociales y económicos de los sectores populares.

En la coyuntura polí­tica actual todo parece indicar que una parte importante de la población electoral estarí­a dispuesta a buscar nuevos derroteros y nuevos desafí­os, lo cual significarí­a el fin de la hegemoní­a bipartidista FMLN-ARENA, entendidos estos partidos polí­ticos como instrumentos administradores del poder del estado capitalista. El nuevo gobierno también serí­a un simple “administrador” del estado, sin el poder polí­tico necesario para llevar a cabo las reformas económicas, polí­ticas y sociales que la sociedad salvadoreña necesita con tanta urgencia.

Las transformaciones o reformas “democrático-burguesas” necesarias para garantizar un mí­nimo de bienestar social en el paí­s, es algo que ningún gobierno puede lograrlo en el transcurso de una, dos, tres o más legislaciones, sobre todo tomando en cuenta que el poder fáctico en El Salvador, es decir la oligarquí­a ““en sus tres versiones: cafetalera, industrial y financiera”“, hará hasta lo imposible para impedir cambios sustanciales en el statu quo salvadoreño.

A pesar de toda la inseguridad que depara el futuro y con el riesgo de encontrarnos atrapados en el tiempo como en la pelí­cula “El dí­a de la Marmota” (Groundhog Day), pienso que vale la pena fortalecer el movimiento social Nueva Ideas, que hoy por hoy, se está perfilando como una alternativa al FMLN real y concreta.

Aunque todaví­a está por verse qué tan nuevas son las ideas de Nuevas Ideas, lo importante es que en esta coyuntura electoral el pueblo tiene la posibilidad de poner fin a una etapa de la lucha de clases en El Salvador que se ha caracterizado por la enajenación polí­tico-ideológica y la obnubilación de la conciencia de clase para sí­ de una parte de la izquierda salvadoreña.

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Roberto Herrera
Roberto Herrera
Columnista y analista de ContraPunto. Salvadoreño residente en Alemania. Ingeniero graduado en electrotecnia, terapeuta ocupacional independiente con especialidad en pediatría y neurología. Narrador y ensayista.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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