¡Bienvenido 2018! Y ya muchos teníamos bien claro que con el inicio del año vendría la campaña política de Alcaldes y Diputados. Con las promesas de todos los colores y sabores; rostros nuevos y no tan nuevos.
En el ejercicio de la democracia debemos saber que es necesaria la campaña política, para revisar las nuevas propuestas y lo que le conviene al país. Como ciudadanos y profesionales pertenecientes a todos los sectores de la sociedad salvadoreña quisiéramos que estas propuestas se encaminaran acorde a la realidad social y económica y que salieran de personas con sentido común; un buen currículum académico y profesional; técnico.
Administradores públicos que sepan darle un buen uso, planificado y ejecutado a los fondos provenientes de la contribución de los ciudadanos. Ya que los políticos engañan a la gente mediáticamente haciéndoles ver que las obras sociales y de infraestructura son parte de la benevolencia del político y que lo sacan de su bolsillo, y lo peor aún que el pueblo les debe agradecer votando otra vez por ellos. Lo cierto es que las obras son posibles por las contribuciones de los ciudadanos ¡Los políticos están en la obligación de administrarlos bien!
Por imagen sacrificamos capacidad. A la política le gusta coquetear con la imagen mediática y el arrastre de las masas que pueda poseer determinada personalidad de la farándula, los deportes y la cultura popular, sin embargo la política (en el mayor de los casos) elude las capacidades de gestión. Ya hemos visto el penoso caso de que algunas estrellas no cuentan con el potencial intelectual que demanda una nación con tantos problemas como la nuestra que necesita soluciones acertadas y efectivas.
Será mucho pedir a la política criolla salvadoreña que cambie la forma de seleccionar los perfiles de diputados y alcaldes? Arrancar ese apego a lo popular que al final no es tan beneficioso. Que los alcaldes y diputados sean idóneos en sus cargos.
Un alcalde debería obligatoriamente conocer de gestión territorial, un diputado debería ser abogado, administrador y en menor cantidad politiquero ideológico, mentiroso populista. Deberían dominar dos idiomas y saber cómo mínimo geografía centroamericana.
Una nación contaminada políticamente con recurso humano incapaz es vulnerable a: Crear un círculo vicioso de egoísmos, fomentar la impunidad, extirpar la visión de país, más polarización, que predomine más lo partidario que lo social.