Está dando mucho qué hablar el caso político Nayib Bukele, este señor genera amores y desamores perros entre los que les interesa la política. Unos defienden a Bukele y le justifican todo y otros consideran que es un fenómeno producto del marketing político, las encuestas y las redes sociales.
Nayib en política es atípico: de la nada, con la bandera del FMLN, aparece como candidato a la Alcaldía de Nuevo Cuscatlán, y luego siempre encaramado en la maquinaria electoral del Frente gana la Alcaldía de San Salvador.
Una cosa es ganar elecciones con el respaldo de uno de los dos partidos más grandes del país y otra muy diferente es ser un llanero solitario que anuncia la existencia de un ¡¿movimiento político!? Figura que no existe, en el sistema político salvadoreño, la Constitución de la República define en el Art. 85.- que son “los partidos políticos, el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del Gobierno”.
Los simpatizantes del actual Alcalde de San Salvador, hacen cuentas alegres, a partir de los resultados de las encuestas y el número de seguidores que tiene este tipo, en las redes sociales y sueñan, tienen la fantasía que podría ser candidato con posibilidades de ganar la elección presidencial.
La verdadera realidad de las cosas que Bukele para nada tiene las cosas fáciles: Su “movimiento” es una cosa amorfa, sin carta de principios, sin plataforma programática, sin estructura organizativa, sin ideología.
Lo que Nayib ha logrado balbucear hasta ahora es algo poco consistente, una nebulosa: se trata de un movimiento que tiene solo dos reglas: “que los miembros quieran lo mejor para el país y que todos piensen en sumar más que en restar” y un anuncio sin fecha de publicación que su proyecto tendrá 14 emisarios.
Paremos de contar. Hay que decirlo de manera contundente el futuro político de Bukele sin el FMLN es absolutamente incierto. No es comida, de hocicones ni de facebukeros construir un partido con desarrollo territorial, con un contingente disciplinado de activistas en un año tres meses. Ese es el tiempo que falta para la elección presidencial.
Para nada es aburrido, darle seguimiento capitulo tras capitulo, a la telenovela Nayib Bukele tiene todos los componentes para llamar la atención: amor-odio, intrigas, dinero, engaños, confusiones. Realmente es una historia poco realista de argumento melodramático que se desarrolla a lo largo de varios capítulos.
Es impresionante, la puesta en escena de esta producción política, da para las hipótesis más extravagantes. Hay sectores de la derecha que están absolutamente convencidos que todo se trata de una jugada maestra del FMLN en la que: el pleito Bukele-Frente es momentáneo, permitirá captar el voto de los que están hartos de la partidocracia y después todo tendrá un final feliz. Bukele se reconciliará con el FMLN, con lágrimas y todo. Esa componenda posibilitará que el partido oficial se mantenga 5 años más en el Órgano Ejecutivo. Señoras y Señores esto es noticia en pleno desarrollo, continuará.