lunes, 15 abril 2024

Cinco esquinas

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En la presentación del libro en la Casa de América, en Madrid, afirmó: "quiero mucho al periodismo, es una actividad que me entusiasma, y me apena mucho la deriva que ha llegado a tener en nuestro tiempo.

Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perú, 1936), que acaba de cumplir 80 años, dice en la cuarta de forros que “la idea de esta novela comenzó con una imagen de dos señoras amigas que de pronto una noche, de una manera inesperada para ambas, viven una situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial, casi en un thriller, y del thriller se fue transformando en una especie de mural de la sociedad peruana en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori y Montesinos”.

Del tí­tulo “me gustó la idea de que la historia se llamase Cinco esquinas como un barrio que, de alguna manera, es emblemático de Lima, de Perú y también de la época en la que está situada la historia”. El periodismo amarillista es el tema que permea la historia. “La dictadura de Fujimori utilizó, dice el autor, el periodismo de escándalo como un arma polí­tica para desprestigiar y aniquilar moralmente a todos sus adversarios. Al mismo tiempo, también está la otra cara, cómo el periodismo, que puede ser algo vil y sucio, puede convertirse de pronto en un instrumento de liberación, de defensa moral y cí­vica de una sociedad”.

La novela se articula a partir del chantaje que Rolando Garro, director de la revista Destapes, que trabaja para el doctor, pretende hacer a Enrique Cárdenas, Quique, un empresario de la minerí­a muy conocido en el paí­s. Él se niega a pagar y las fotografí­as donde aparece en una orgí­a con prostitutas se publican en la revista. El reportaje lo escribe Julieta Leguizamón, Retaquita. La apacible y burguesa vida del minero se ve trastocada. Su amigo Luciano lo ayuda a enfrentar la situación. A la par se desarrolla la aventura erótica entre Marisa y Chabela, esposas de Quique y Luciano respectivamente.Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) están al fondo de la narración. Sus actividades de sabotaje, que en las noches dejan en tinieblas partes de la ciudad, y las explosiones en distintos sitios mantienen atemorizados a los ciudadanos. 

El toque de queda se impone en la organización de la vida de las personas y las familias. Se crea, dice Vargas Llosa “un clima de inseguridad que provoca cambios tan profundos en las familias como el caso de estas dos señoras que viven una experiencia para la que jamás se prepararon”.La novela contiene los temas que Vargas Llosa trata, de una u otra manera en sus novelas: la realidad económica y social del Perú; la gente, los valores y costumbres de las diversas clases sociales; la descomposición de la sociedad peruana y también está presente el erotismo. En este caso el periodismo juega un papel clave. El autor sostiene que “ha sido central en mi vida, ha sido compañero de mi vocación literaria desde que era prácticamente un niño”.

En la presentación del libro en la Casa de América, en Madrid, afirmó: “quiero mucho al periodismo, es una actividad que me entusiasma, y me apena mucho la deriva que ha llegado a tener en nuestro tiempo. En muchos casos se ha convertido en una forma de entretenimiento que no tiene lí­mites, utiliza el escándalo y se basa en husmear en la basura humana”.Para Vargas Llosa el periodismo amarillista “es uno de los graves problemas que tiene la cultura de nuestro tiempo. Todos los paí­ses tienen hoy un periodismo que es como una gangrena” y sostiene que nada socava tanto el respeto a las instituciones, la ley, la libertad y la coexistencia en la diversidad como “un periodismo que delinque” y hace de las mentiras verdad, fruto de “una cultura en la que el entretenimiento ha pasado a ser el valor predominante.

El texto está muy bien cuidado y fluye con elegancia. Siempre es buena la escritura de Vargas Llosa. El capí­tulo XX es muy interesante. Hablan al mismo tiempo todas las voces que participan en la novela. Cada una cuenta su propia historia. Cada fragmento se articula con el otro, para construir la totalidad. Se configura así­ un fresco narrativo de gran fuerza y ritmo. Esta novela vale por sí­ misma. Es atractiva, engancha, y se lee con atención. Esto es cierto, pero también, eso pienso, no tiene la complejidad temática, técnica y estilí­stica de las novelas más reconocidas y celebradas del Premio Nobel. Dicho esto, a mi me gustó y recomiendo su lectura.

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.
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