Los actores pueden ser diferentes, pero las prácticas son similares; el objetivo es el mismo: atacar a la prensa. En momentos de hiperinformación, se ha incrementado los discursos de personajes o figuras públicas como ex funcionarios y, más grave aún, funcionarios que están listos para actuar.
El Relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, lo constató en una reciente visita a Guatemala. Dijo que el panorama observado es sombrío; discursos articulados en redes sociales por personajes y casi seguramente centros de desinformación tienen la misión de reproducir ataques contra periodistas que investigan corrupción y publican información que afecta al poder.
La decisión es atacar a las personas, etiquetarlas de muchas maneras- como terrorista, antipatriota, subversivo, hostil- lo que causa un clima muy complicado para la libertad de expresión. No existe interés alguno en debatir la información, sino en distraer la atención de la gente sobre el asunto abordado. Ese panorama observado por el Relator es muy similar al que se ha generado en el país. El informe para este año de organizaciones internacionales como Reporteros sin Fronteras detalla que El Salvador cayó 15 casillas en la Clasificación Mundial de Libertad de Prensa, al ocupar la posición 81 de entre 180 países evaluados, luego de estar en el puesto 62 un año antes.
El retroceso permanece desde el año 2014, cuando ocupó la posición 38 de un total de 180 países; en cinco años El Salvador ha descendido 28 puestos. El gobierno anterior gobierno acusó a los medios de comunicación de emprender una “campaña de terror psicológico” en su contra, y no hizo esfuerzos por contener acciones graves, que incluso ameritaron que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos concediera que no han sido acatadas.
La preocupación de Lanza en suelo guatemalteco no es gratuita. Ese país, junto a El Salvador y Honduras han creado condiciones de autoritarismo y desinformación, en algunos casos desde el Estado; lo que es contrario a la democracia en cuanto no se garantiza la libertad de expresión, se colocan etiquetas, se induce a la gente a no creer y se incita al odio hacia periodistas, medios de comunicación. Al inicio pueden ser insultos, descalificaciones, que al salirse de control llevan a la apología de la agresión sexual y el homicidio.De eso tenemos casos recientes en El Salvador contra mujeres periodistas y columnistas de algunos medios de comunicación.
Un comunicado de Reporteros sin Fronteras toma nota de los reiterados ataques contra miembros de publicaciones como Factum. “El nuevo gobierno de El Salvador tiene la responsabilidad de garantizar la protección de los periodistas, y no debe bajo ninguna circunstancia estigmatizar la profesión“.
La libertad de expresión debe ser ejercida mediante el respeto de garantías para aquél que investiga, busca y difunde información que es de interés público no sea atacado o vulnerado, o ¿predomina la lógica de castigar al mensajero?
No está de más recordar qué dice la Declaración de Principios de Libertad de Expresión: El acceso a la información en poder del Estado es un derecho fundamental de los individuos. Los Estados están obligados a garantizar el ejercicio de este derecho. Este principio sólo admite limitaciones excepcionales que deben estar establecidas previamente por la ley para el caso que exista un peligro real e inminente que amenace la seguridad nacional en sociedades democráticas.
La censura previa, interferencia o presión directa o indirecta sobre cualquier expresión, opinión o información difundida a través de cualquier medio de comunicación oral, escrito, artístico, visual o electrónico, debe estar prohibida por la ley. Las restricciones en la circulación libre de ideas y opiniones, como así también la imposición arbitraria de información y la creación de obstáculos al libre flujo informativo, violan el derecho a la libertad de expresión.