viernes, 8 noviembre 2024

Caso UCA, España y el camino de la justicia universal

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Este logro tiene que llenar de esperanza a los que en El Salvador luchan contra la injusticia histórica y la impunidad, es especial a las víctimas de los crímenes y atropellos de guerra y de lesa humanidad

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El juicio contra el Coronel Inocente Montano ya está en curso. Montano, aunque se ha declarado prácticamente inocente, o que no sabía del caso o que “yo pasando por ahí iba”, sabemos que hay mucha información y testimonios que lo vinculan con uno de los crímenes más atroces cometidos en El Salvador y el mundo.

No hay vuelta de hojas. La realidad indica por el momento dos cosas: La necesidad que hay en el mundo de justicia y la muy abundante impunidad que prevalece.

Treinta y un años han pasado del asesinato de los seis sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras, una de ellas menor de edad; 40 años del magnicidio de nuestro santo Óscar Romero y 45 del no menos atroz crimen contra el intelectual revolucionario Roque Dalton… Ellos simbolizan a todas las víctimas del conflicto armado y a sus familiares. Víctimas de ambas partes del conflicto, no sólo de parte de la Fuerza Armada, no sólo de los Cuerpos de Seguridad y de los Escuadrones de la Muerte; también de las víctimas inocentes a las que la guerrilla (siendo o no FMLN) afectó con atrocidades que dijeron ser la causa y origen de sus luchas y reivindicaciones.

El intelectual Francisco Andrés Escobar escribió un cuestionamiento que aún nos estremece por la impunidad vigente: ¿Para dónde va un país que ha matado a su pastor, a su profeta y a su poeta?

Hoy, en medio de la Pandemia que el mundo afronta, el juicio contra Montano en Madrid, no es sólo contra él; es contra los presuntos criminales e impunes que en nuestra tierra habitan aún. Algunos sin inmutarse de su propia vergüenza por haber ordenado, encubierto e intentado ocultar semejante atrocidad. 

Se entiende que los gobiernos de derecha estaban con el compromiso –aunque impúdico por demás- de tratar de borrar sus crímenes y proteger a sus ejecutores tras finalizada la guerra civil. ¿Pero y la izquierda que decía luchar contra la criminalidad y  corrupción? Diez años en el gobierno hizo lo mismo o peor que los anteriores para tapar sus propios crímenes y los de sus enemigos.

No obstante, como dice el dicho: la justicia, como Dios, tarda, pero no olvida. El otrora todopoderosos Coronel Inocente Montano está sentado en el banquillo de los acusados respondiendo por sus crímenes y los de sus compinches que ordenaron matar a Ignacio Ellacuría; pero tuvieron que masacrar a los otros cinco jesuitas y a las dos mujeres, porque al pelotón que le ordenaron la atrocidad, también le ordenaron no dejar testigos.

Gracias a los familiares de las víctimas, a sus abogados querellantes y a todos los que en silencio han contribuido a sentar a los victimarios en el banquillo de los acusados.

Este logro tiene que llenar de esperanza a los que en El Salvador luchan contra la injusticia histórica y la impunidad, es especial a las víctimas de los crímenes y atropellos de guerra y de lesa humanidad. Demandar ante los tribunales es una forma eficaz de lucha contra la impunidad. Y esa es una tarea que no debe postergarse para implantar la justicia en El Salvador.

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