Bukele en Washington, ¿Genuflexo, Pragmático, Súper Neoliberalista, Ingenuo o Ingenioso?

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Adeptos y detractores fueron sorprendidos una vez más por el presidente electo Nayib Bukele con su primer discurso en la Fundación Heritage, uno de los más grandes tanques de pensamiento conservador de Estados Unidos.  A los areneros les sorprendió que hablara en dicha fundación, y que dijera que “Maduro y Ortega tienen que irse despidiendo de sus aliados de El Salvador” y que el lunes próximo se reunirá con ARENA, después de exigirles que “devuelvan lo robado,” en toda la campana. ¿Los irá reemplazar?  Los efemelenistas están anonadados — a pesar de haber acusado a Bukele de derechista durante su campaña, les sorprende que use una tribuna ultraderechista para anunciar su polí­tica económica.  Si son la única izquierda, ¿Por qué esperan otra?  A los activistas locales, les sorprendió tanto que no incluyera el TPS en su discurso, que se lo preguntaron.  Los latinos no sólo demandaron el uso de español en la Fundación Heritage, sino que exigieron la participación de las mujeres en la conferencia.

Nayib Bukele simplemente fue el mismo que llevo un discurso revolucionario a Morazán y Chalatenango, y un mensaje empresarial a ANEP y la UCA — el que dijo “traemos propuestas para empezar a desmontar el modelo neoliberal,” en la Universidad Nacional. ¿Que esperaban que dijera en la Fundación Heritage?  A pesar de desaprobaciones a su discurso y escenario, no ha habido ninguna protesta. Ni CISPES, la organización más activa de apoyo al FMLN en Washington, hizo manifestación pública alguna.  El secretario de prensa de la presidencia de EL Salvador, Roberto Lorenzana, dijo que percibe que “hay un mandato, hay una orden que está recibiendo (Nayib) de Estados Unidos, el tema de las relaciones con China”.  Bukele dijo que les habí­an hablado en sus reuniones en la fundación del irrespeto de China a otros paí­ses.  Ante la pregunta si revertirí­a las relaciones con Taiwán,  la respuesta de Bukele no fue conclusiva, pero dejó claro que está dispuesto a reconsiderar las relaciones con China, sin mencionar Taiwán.  Manifestó su disposición a tener relaciones con China en base a respeto mutuo. En Estados Unidos hay un dicho recurrente cuando se habla de ayudas; “no hay tal almuerzo gratis”. Todos los que dan esperan algo a cambio. Estados Unidos no solo se ha entrometido en los paí­ses que ayuda, los ha invadido cuando le ha parecido necesario. El imperio de Madre Teresa está en el cielo —  los demás, en la busca.

En esencia, Bukele hizo una petición de negocios, de inversión — insinuó no mendigar ayuda o asistencia, es más, la rechazó expresamente, arguyendo que los salvadoreños son laboriosos y emprendedores.  Para entender la posición de Bukele, por el lado amable, y no ideológico, es necesario considerar El Salvador que recibirá el nuevo mandatario.  Las administraciones de ARENA privatizaron las comunicaciones, la banca, la exportación del café y azúcar, la Escuela Nacional de Agricultura, el IRA, el IVU, Cemento Maya, y otros recursos del estado que nutrieron a las grandes empresas conexas a su partido, provocando crecimiento en los indicadores económicos tradicionales.  El FMLN tuvo la suerte de recibir $738 millones de dólares no reembolsables de los dos FOMILIENIOs, con lo cual se construyó la Carretera Longitudinal del norte del paí­s e inició el desarrollo del sur o zona costera.  También durante sus administraciones, se creó ALBA Petróleos que facilitó empréstitos a 7 alcaldí­as y empresas afines al FMLN, lo cual ayudó en gran parte a paliar la situación económica y enriqueció polí­ticos y empresarios con su rebalse.  Bukele encuentra un paí­s privatizado, con infraestructura de lujo en San Salvador y La Libertad, y órganos del estado y empleados comprometidos con las cúpulas de sus partidos.  Además de la corrupción y despilfarro de ARENA y FMLN, Bukele encuentra una polí­tica económica de destierro que promete erradicar.

Sin ayuda pendiente, es normal que el presidente electo se enfoque en gestionar inversión extranjera —  para ello, ha manifestado su intención de “restablecer” su relación con Estados Unidos como aliado estratégico.  Por supuesto que el proteccionismo y la xenofobia de Donald Trump no es promisoria de asistencia y desarrollo en Latinoamérica.  La sola presencia de madres y niños centroamericanos buscando asilo en la frontera sur de EEUU le es emergencia. Trump está llamando a empresas norteamericanas en el mundo a que regresen a invertir en su paí­s. El discurso de Bukele en la fundación Heritage toma una plataforma para invitar a empresas multinacionales a que inviertan en su paí­s.  La inversión no vendrí­a del gobierno de Estados Unidos, sino de empresas que buscan producir y vender sus productos a mejor precio. Bukele ofrece reglas claras e invariables para los inversionistas.  Ojala esas reglas incluyan respeto a los derechos laborales y al medioambiente, ya que Nayib protesto el maltrato a las mujeres en las maquilas durante su campaña.

En cuanto a polí­tica exterior, mover al gobierno salvadoreño del voto de abstención que mantuvo el FMLN a un voto en contra de Venezuela que podrí­a ofrecer Bukele en la OEA puede tener un precio muy alto por lo que Trump puede dar para desarrollo, y las protestas que puede causar dada una invasión.  Romper con China no es necesariamente compatible con una polí­tica comercial o empresarial, ya que el precio de importar y exportar directamente es más económico que desde otro paí­s.  Los pequeños, medianos y micro-empresario deberí­an de tener voz en ese asunto.  Por supuesto que lo cauto de Bukele respecto a China es razonable, dada la experiencia fallida del canal interoceánico en Nicaragua, que salvo las dimensiones, es similar a la del Puerto de La Unión que construyeron los japoneses en El Salvador.

La invitación de Nayib Bukele a la inversión y su anuncio de un enfoque empresarial sugieren una profundización del neoliberalismo y otra espera a que el crecimiento económico rebalse las bolsas de los empresarios, para empezar a resolver la pobreza en El Salvador.  Pero, su anti-clientelismo, implica que sus soluciones a la pobreza requerirí­an desarrollo económico y humano.  Tanto el discurso de Bukele como la implementación de sus polí­ticas respecto a Estados Unidos y China, serán contrastadas con la opinión de los miembros y simpatizantes de Nuevas Ideas y la oposición que sus detractores puedan organizar en el paí­s.  

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Mauricio Alarcón
Mauricio Alarcón
Columnista Contrapunto
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