El partido derechista ARENA ha "servido" la mesa en el tablero del ajedrez político con su candidato presidencial para los próximos comicios: el empresario Carlos Calleja, de 42 años, educado en Estados Unidos, de padres español y estadounidense.
Calleja ganó la candidatura en elecciones internas de su partido, en las que compitieron otros dos empresarios: Javier Simán y Gustavo López.
Pero ARENA no tiene mucho que celebrar. El candidato fue electo con menos del 30 por ciento de los votos de los empadronados, de los cuales participaron menos del 50 por ciento. El padrón está compuesto por un poco más de 122.000 afiliados al partido que domina actualmente en el Legislativo y en el poder local, tras el resultado de las elecciones del 4M.
No es que este proceso sea ilegal: los areneros pactaron las condiciones que todos aceptaron y al final, incluso, antes del finalizado el conteo, los perdedores reconocieron su derrota.
Pero la cuestión es: ¿Por qué tan pocos afiliados a ARENA fueron a votar?
No hay que ir muy lejos. Incluso dentro de los propios partidos existe descontento, frustración y apatía que los hace frágil.
La democracia sólo se puede construir con más democracia y con la participación de los ciudadanos.
La sociedad tiene que crear mayores mecanismos de control sobre las instituciones de gobierno y hacer un franco y consolidado ejercicio de la crítica para que los señalamientos no se vayan a sacos rotos.
Calleja es el nuevo líder de ARENA. Sus seguidores y la población en general deberán estar atentos a si cumple o no con sus promesas y si su desempeño sirve a todo la población en democracia, desarrollo y bienestar.