Tengo 33 años de vivir en Antiguo Cuscatlán, una ciudad con cuatro universidades privadas, con un aproximado de diecinueve colegios privados desde kínder a bachillerato, por otro lado solo existe una escuela pública que su educación llega hasta noveno grado y un instituto que ofrece bachillerato general y técnico en diferentes especialidades.
Es una ciudad con muchos negocios que aportan a la economía del municipio, empresas prestigiosas extranjeras con muchos años de presencia en el país, centros comerciales de primer mundo frente a comunidades que viven en extrema pobreza, varios casinos, entre ellos el colonial el que antes era un cine y pude ver mi primer película, no podemos dejar de mencionar la embajada de Los Estados Unidos más grande de Centroamérica y una zona industrial que funciona en el cráter de un volcán y una laguna que según se cuenta fue secada por Walter Thilo Deininger a quien le pertenecían esas tierras.
Pero, ¿cómo eran estas tierras antes de los 33 años que llevo yo de vivir ahí? Según cuentan algunas personas como Wenceslao Flores, Antiguo Cuscatlán era una finca productora de café, donde cientos de personas trabajaban los diferentes procesos de este fruto muy salvadoreño, Wenceslao cuenta que su mamá trabajo y él vivió una bonita etapa en las fincas de Walter Thilo Deininger.
Pero Wenceslao no es el único que se enfrentó al “desarrollo” de Antiguo Cuscatlán, también existen muchas familias como las de la comunidad el espino que han vivido ahí desde antes que yo naciera y a pesar de eso han sido desalojados por el valor económico de esas tierras, también están las personas que habitan en la comunidad el tanque y la cuchilla que en ocasiones también han pasado procesos de intento de desalojo.
Don Wenceslao cuenta que cuando se estaban construyendo las residenciales al comenzar a escarbar con las maquinas encontraron muchos objetos con mucho valor arqueológico. (En la actualidad aún existen lugares como Tacuscalco, lugares con riquezas arqueológicas) pero siempre vale más el interés de las constructoras que el valor histórico y cultural de El Salvador.
Hace poco El centro de Antiguo Cuscatlán experimento un cambio muy significativo y cultural cuando por cuestiones de seguridad se tuvo que retirar la ceiba del parque central del municipio, pues tenía un hongo muy grande en sus raíces y peligraba la seguridad de las personas que transitan y tienen negocios en el parque de Antiguo.
La alcaldesa en su primera conferencia de prensa lamento mucho la decisión de retirar la ceiba del parque, y se comprometió a sustituirla por una ceiba de 15 metros, ella menciono que ya habían realizado una resiembra de una ceiba en el redondel de las Naciones Unidas y que no dudaba hacer lo mismo en el parque central.
Pero como todos sabemos estos vientos nos acercan al fin del año, y con esto las fiestas patronales de Antiguo Milagro Navas siempre decoro muy bonito la ceiba del parque y tener las fiestas a la vuelta de la esquina la llevo a cambiar de opinión y colocar un árbol artificial que seguramente será muy bonito pero con un significado cultural muy diferente.
Como ciudadanos estamos acostumbrados a escuchar a los políticos a decir una cosa y hacer otra, a que decidan por nosotros, a creer en el “desarrollo” que ellos creen que nos conviene, a que defiendan intereses que les convengan a sus negocios como en el caso del árbol del parque y en el caso de la comunidad El Espino.
Como ciudadano de Antiguo siento que he tenido muchos privilegios, he podido pagar educación privada, he podido optar a un empleo, un empleo que me hace pensar que el “desarrollo” de una ciudad no es justo cuando se tiene cuatro universidades pero se expulsas a personas de sus tierras injustamente.
Antiguo Cuscatlán es “una ciudad de primer mundo” cuando se habla de “desarrollo” económico para unos cuantos, pero una ciudad injusta para los que no tienen oportunidades como las que tuve yo.