lunes, 2 diciembre 2024
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Ante la agresión a la USAC

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Unidos en ley, razón histórica y legitimidad moral por la educación pública

La Comisión de Finanzas del Congreso de la República (CFC) citó, a mediados de octubre, a las autoridades de la USAC para informarles que si querí­an que su presupuesto constitucional del 5% anual de los ingresos ordinarios de la nación se le concediera, tení­an que rendirle informes financieros a esa Comisión. Las autoridades les hicieron ver a los miembros de la CFC (¡quienes son egresados de la USAC!) que eso no sólo es inconstitucional ─porque la entidad encargada de fiscalizar a la USAC es la Contralorí­a General de Cuentas─, sino que también resulta violatorio de la Autonomí­a Universitaria, la cual, constitucionalmente, no sólo es académica, sino también administrativo-financiera.

Como consecuencia de este desencuentro, la CFC propuso al pleno del Congreso un recorte de 259 millones de quetzales a la USAC (un 13% de su presupuesto, el cual ya cuenta con 700 millones de déficit), a la vez que planteó aumentar en 619 millones el presupuesto del ejército (un 29.7%). El recorte a la USAC es, por ley, punible (sic), o sea, ilegal, e implicarí­a cerrar casi todos sus Centros Regionales.

Las causas de esta agresión a la Universidad oscilan, en el imaginario de los analistas, entre la venganza de Jimmy y Jafeth por haber sido declarados non gratos por el Consejo Superior Universitario (y el retrato de Jafeth borrado de la galerí­a de rectores), hasta una represalia del ala arzuista de la oligarquí­a por la postura que tomó la USAC en la administración pasada (y que la AEU mantiene) en favor del dionisismo ciciguiano, pasando por el impulso de una polí­tica educativa neoliberal por parte del poder oligárquico unificado, que pretende forzar a la USAC a echarse en brazos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para agilizar su proceso de privatización.

Estas particularidades pueden constituir una sola causa estratégica de la agresión oligárquica contra la educación pública, cuyo último bastión es la USAC, ahora que el envalentonado arzuismo fascista, en control del Estado, le ganó al dionisismo el pulso Iván-Jimmy y solucionó con ello, en gran parte, la pugna intraoligárquica por el control del Plan Alianza para la Prosperidad (PAP). Con esto alcanzó una buena cuota de poder en las elecciones del 2019 (¡ya arzudionisistas, ojo!), en las que la geopolí­tica tiene previsto un gobierno de “unidad izquierdoderechista” como máscara kabuki de la restauración oligárquica que implica el PAP.

Ante esto procede que todos los sectores carolinos nos unamos contra la CFC y la ultraderecha (¡ya interoligárquica, ojo!) en defensa del derecho pleno a la educación pública. También nos toca apelar al apoyo del movimiento popular, de clase, en esta lucha justa y necesaria. Tenemos la ley, la razón histórica y la legitimidad moral de nuestra parte.

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www.mariorobertomorales.info

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Mario Roberto Morales
Mario Roberto Morales
Escritor, periodista y catedrático guatemalteco; ha sido Premio Nacional de Literatura de Guatemala. Ha escrito novelas, cuentos y ensayos

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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