Existe un gran abismo entre las propuestas e intereses de los Ministerios de Educación y la atención oportuna de las Necesidades Educativas Especiales (en adelante NEE) en la educación primaria. La realidad que se vive en los salones de clases, es muy diferente a la que se concibe desde una oficina o una curul. Es una quimera pensar que se brinda una educación de calidad a los y las discentes, que presentan ciertas condiciones limitantes para recibir la educación tal y como se estructura en la mayoría de instituciones educativas, bajo sus modelos y enfoques.
Según el Centro Nacional de Recursos para la Inclusión Educativa de Costa Rica (2005) define al alumno con necesidades educativas especiales como:
“Es aquel estudiante que presenta condiciones de aprendizaje diferentes o dificultades en el aprendizaje mayores que el promedio de los alumnos, lo que dificulta o impide acceder al currículo que le corresponde por edad, de forma que requiere para compensar dichas diferencias, adecuaciones en una o varias áreas del currículo”.
Así las cosas, si él o la estudiante presentan condiciones educativas diferentes. ¿Por qué se mantiene las mismas condiciones en las aulas? Lamentablemente la educación se plantea en un contexto generalizado. Los programas, los recursos didácticos, los docentes, así como la planta física, deberían estar en función de la necesidad educativa del niño o la niña. Este abismo se agiganta cuando se trata de escuelas en zonas rurales, zonas marginales o riesgo social o peor aún, las escuelas ubicadas en zonas indígenas, que no cuentan con los insumos necesarios o básicos. Es evidente que están en desigualdad con muchas de las escuelas urbanas o privadas. No significa, que la voluntad de los docentes sea impartir una educación deficiente, sino que el mismo Sistema Educativo es limitado para brindar igualdad de condiciones.
Una educación significante y congruente con la realidad, donde se enseñe lo relevante. ¿Cómo lograr que la educación sea inclusiva en la mayoría de centros educativos? Sí, un estudiante con problemas de movilidad, debe asistir a la escuela a más de una hora de distancia, sin servicio de transporte público, o bien, cruzando ríos y quebradas, a pie o a caballo. Es casi imposible, que reciba regularmente lecciones. Es la cruda realidad de muchos estudiantes en Centro América. Esto aumenta los índices de analfabetismo y exclusión del Sistema Educativo formal.
En el 2014, según Rivas Villatoro y Felipe Alexander, en su artículo en la Revista Global:
“En la región Centroamericana se ha intentado avanzar en el cumplimiento de los compromisos internacionales en busca de erradicar el analfabetismo, elevar los niveles de escolaridad de su población y crear una sociedad más competitiva. Los programas educativos en América Central no van de la mano con las precisiones conceptuales de la alfabetización y la educación básica de jóvenes y adultos, mucho menos con los niveles de inversión asignados y requeridos”.
Una educación inclusiva, se logrará: 1. Cuando las brechas sociales y económicas, se acorten, en vez de agigantarse. 2. Disminuyendo los porcentajes de pobreza. 3. Canalizando efectivamente los fondos públicos. 4. Creando políticas de desarrollo económico que favorezcan las clases sociales más vulnerables. 5. Garantizar una educación con igualdad de condiciones.
Basado en la experiencia. Todos los niños y niñas tienen la capacidad de aprender de una u otra forma, con diferentes ritmos y estilos de aprendizaje. ¿Aprender? No necesariamente los planteamientos de los programas de estudio en las diferentes áreas o disciplinas. Se puede aprender valores y aptitudes, normas de convivencia, habilidades para la vida. Esto es la escuela para muchos estudiantes con NEE.
La educación especial para docentes regulares, se vuelve una misión imposible. Atender un grupo regular con 35 estudiantes y una NEE especial, con condiciones de ceguera, autismo o un sinfín de limitantes que presentan los niños y niñas. Súmale, el exceso de papelería, pruebas, revisión de trabajos y planeamiento. Eso es una utopía.
Una pregunta que resuena en la mayoría de educadores: ¿Se le brinda una educación de calidad según la condición individual de los niños y niñas con NEE? En parte. También el Estado, hace grandes esfuerzos: destina fondos aunque no los suficientes, impulsa programas para mejorar la condición de estos estudiantes. No es suficiente, se necesita un replanteamiento en las condiciones actuales que enfrentan la mayoría de docentes en el aula. A saber: 1. Grupos muy números en el salón de clases. 2. Poca capacitación y adiestramiento a docentes en temas de atención a NEE como el braile, lenguaje de señas, niños con rezago educativo, entre otras. 3. Falta de nombramientos de profesionales en el área de Educación Especial. 4. Una educación generalizada desde el punto de vista curricular. 5. Falta de recursos e infraestructura. 6. Exceso de papeleo.
Por décadas el docente ha desarrollado una labor titánica y heroica. Hace “milagros” en la clase, ingeniándoselas casi con nada, capaz de convertir un trozo de papel, en una mediación espectacular. De apropiarse del grupo y hacerlo suyo. De organizar actividades. De atender niños y niñas con NEE, más allá de su preparación académica. Es tiempo de generar espacios de sensibilización y análisis del rumbo que debe tomar la educación moderna, comparada a países como Singapur, Finlandia o Japón, donde países como Chile (Suramérica) alcanza el lugar 44 y Costa Rica (Centroamérica) el lugar 55 según el ranking publicado en diciembre del 2016, por Alejandra Martins, de la BBC Mundo, en tres disciplinas evaluadas, ciencia, matemáticas y lectura.
Por eso “La educación no solo se debe concebir desde un escritorio, sino también desde las aulas”. En las aulas, es donde se fortalecen los espacios de aprendizaje, de socialización y de formación para la vida. El aporte del docente en las mesas de discusión es determinante. Su voz debe escucharse, para tomar decisiones futuras, en beneficio de la educación.
Cito, lo escrito en un debate final de la Maestría en Administración Educativa (2017):
“El tema de Adecuaciones Curriculares, debe ser tema en la mesa principal de los jerarcas. Los docentes necesitan capacitación para atender estudiantes con Necesidades Educativas Especiales y garantizar su permanencia en las aulas, así como un trato de igualdad y de calidad de educación. Hoy día, los docentes tienen muy pocas herramientas, ni las instituciones están dotadas para casos especiales”.
La mayoría de docentes, se las ingenian buscando material o elaborando el suyo propio y sacrificando tiempo e inclusive dinero. Esto debería ser atendido por el Estado. La mayoría de países tiene legislación y jurisprudencia en relación a la igualdad de oportunidades en educación. El Estado como garante y vigilante de los derechos de la niñez.
Concebir una educación pública, como alternativa para los estudiantes con NEE, es el ideal. Garantizar esa educación es una labor épica, pero no imposible. Las universidades estatales y privadas, en su participación activa en los procesos de preparación docente, deben graduar una generación de profesionales en capacidades y aptitudes, con un alto grado de conocimiento en atención a estudiantes con NEE. El argumento, se cae fácilmente cuando se enfrenta a la realidad en los salones de clases, donde el conocimiento se nubla, ante la gran diversidad de necesidades educativas o trastornos de aprendizaje, en las cuales, posiblemente nunca han sido formados o formadas. De ahí la gran impotencia de los profesores que por vocación escogieron tan digna profesión o la frustración, de quienes no están tan convencidos de haber tomado el rumbo correcto.
En cuanto a los programas o propuestas curriculares, no necesariamente, es darle vuelta a la hoja y desechar lo que se aplica actualmente en temas de Adecuaciones Curriculares, no hace falta más legislación o reinventar procesos de enseñanza aprendizaje ya construidos. Responde más a una voluntad política, para fortalecer lo que se está aplicando en las aulas, apoyar la labor docente y brindar espacios para que los niños y niñas con NEE desarrollen sus potencialidades, puedan recibir una educación adecuada a sus características y sobre todo, la escuela facilitadora de buenas prácticas educativas.
Según Gabriel Castellano, presidente de CICAE (2017): “La educación ha estado bastante cerrada en los últimos años. Para innovar hay que compartir, porque el margen de progresión en las aulas es muy amplio”¦ no dejar nunca de crear, reflexionar y debatir sobre cómo hacer mejor las cosas”
Si hablamos de nuevas tendencias como señala Castellano como: Power Pupils, donde los alumnos son conscientes de sus capacidades y talentos o del Happy & Healthy, que busca el bienestar físico y mental. Se pensaría, que las metodologías orientadas a enseñar estudiantes con ciertas necesidades de aprendizaje, deben responder a las nuevas tendencias de educación a nivel mundial, para no tener un rezago educacional en Centroamérica.
Metodologías orientadas en las TIC´s, con programas informáticos que faciliten el aprendizaje, lecciones en audio para estudiantes ciegos, solo para citar un par de ejemplos. En cuanto a la didáctica: libros de textos básicos literarios y no literarios en braile. Incursionar en un programa especializado de lectura para niños sordos. Procesos de lectoescritura para niños y niñas con problemas de visión o bien mejorar los recursos y materiales para enseñar matemática a estudiantes con NEE. Quizás a un clic en la web, se puede accesar a una gama de recursos sorprendentes. Sin embargo. ¿Tienen los docentes un acceso a internet? Difícilmente los que trabajan en zonas aisladas o lejos del conglomerado. O bien. ¿Los Ministerios de Educación Pública cuentan con estos recursos para distribuirlos a nivel nacional? Preguntas para reflexionar.
La lucha y los esfuerzos continúan. No bajar las manos y levantar bandera por la educación. Donde quiera que haya un docente apasionado por la enseñanza, habrá una luz para los niños con NEE, será un ente transformador en la institución o comunidad donde esté nombrado. Se puede marcar una diferencia pero es indispensable la intervención oportuna del Estado para brindar una educación de calidad.