Wall Street logró suavizar este lunes las pérdidas provocadas por las amenazas del presidente Donald Trump de subir los aranceles a China, un recrudecimiento del pulso comercial con futuro incierto que hizo temer lo peor a los inversores, si bien algunos analistas los achacan a una estrategia negociadora.
Tras llegar a perder más de 450 puntos en el arranque de la sesión de hoy, el Dow Jones de Industriales bajó un moderado 0.25 %, restando 66.47 puntos hasta situarse en 26,438.48, mientras que el selectivo S&P 500 retrocedió un 0.45 % o 13.17 unidades, hasta 2,932.47.
Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq presentó la mayor bajada, del 0.50 %, o 40.71 enteros, quedándose en 8,123.29 puntos.
Todos los sectores terminaron en rojo, encabezados por el de materiales (-1.38 %), el industrial (-0.97 %) y el de tecnología (-0.82 %), y destacaban las pérdidas de corporativas de referencia como Nike (-2.49 %), Caterpillar (-1.65 %) o Apple (-1.54 %).
La jornada bursátil arrancó en Nueva York con los mercados de Asia y Europa deslizándose a la baja y el yuan chino debilitándose después de que Trump amenazase con aumentar los aranceles en 200,000 millones de dólares en importaciones chinas, pasando del 10 % al 25 %.
Un golpe en la mesa de las negociaciones que se recibió de una forma inesperada y que puso en duda un posible acuerdo comercial entre los dos países justo antes de una nueva ronda de conversaciones que debía comenzar este miércoles en Washington y que ahora algunos analistas ven en el aire.
En todo caso, China respondió hoy con tibieza a la subida de aranceles anunciada por Trump para este viernes y, en lugar de contraatacar como en otras ocasiones, se limitó a confirmar que una delegación viajará próximamente a Estados Unidos para continuar con las negociaciones, aunque no quiso especificar cuándo.
Preguntado por los periodistas en la rueda de prensa diaria, el portavoz de Exteriores, Geng Shuang, afirmó que la delegación china "está preparando el viaje", aunque no precisó si este se llevará a cabo el próximo miércoles, como estaba previsto.
Tampoco afirmó que China vaya a contraatacar, como ha sucedido en ocasiones previas, cuando a cada imposición de aranceles estadounidenses le siguieron medidas similares por parte de Pekín bajo la premisa gubernamental de "responder con la misma fuerza y contundencia".
A la reacción instintiva de Wall Street a primera hora surgieron voces atemperando el ambiente, como las del magnate Warren Buffet, quien si bien cree que subir de nuevo los aranceles "sería malo para todo el mundo, apuntó a una posible gesticulación de Trump en la fase final de las negociaciones, e incluso se atrevió a deslizar que las acciones estaban muy baratas para poder invertir.
A partir de voces como ésta, en Wall Street empezó una remontada de unos 400 puntos en el Dow Jones.
"Si hay una cosa que no les gusta a los mercados, es lo inesperado, y el tuit de Trump sorprendió a los mercados con la guardia baja, enviando a los inversores a un frenesí", dijo en una nota a los clientes Jasper Lawler, jefe de investigación de London Capital Group.
"Sabemos por experiencia que esta podría ser una de las infames tácticas de negociación de Trump, pero existe la posibilidad de que esta vez sea contraproducente", alertó.
Mary Gallagher, profesora de ciencias políticas y directora del Centro de Estudios Chinos Lieberthal-Rogel, abundó en una nota sobre esta posibilidad: "Es probable que la amenaza de nuevos aranceles a China sea una estrategia de negociación de último momento por parte del presidente Trump".
"Pero es posible que pueda ser contraproducente, lo que llevaría a un largo retraso al acuerdo", agregó esta experta en política china de la Universidad de Michigan, quien cree que "si aún así se llega a un acuerdo comercial, es probable que sea una victoria fugaz para las relaciones entre Estados Unidos y China".
Según The New York Times, la actitud explosiva de Trump obedece a su preocupación por verse perdedor de un histórico acuerdo comercial, enojado por el intento de China de revertir la situación con un trato más equitativo a las empresas de Estados Unidos, presionando a cambio para una rápida eliminación de los actuales aranceles.