lunes, 15 abril 2024

Vivir en democracia

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El inicio de las tareas de la construcción democrática comienza en 1990 cuando firmamos el Acuerdo de Ginebra el gobierno y el fmln de esa época y nos comprometimos a impulsar la democratización del país.

El general Carlos Humberto Romero fue el último presidente de la dictadura militar pero la participación de los militares en política no terminó, pues un grupo de jóvenes oficiales del Ejército, fue quien le dio un golpe de Estado en octubre de 1979. El movimiento golpista formó la “Junta Revolucionaria de Gobierno”, y una serie de tres gobiernos de facto integrados por militares y civiles gobernó el país hasta 1982.

Solo se puede hablar de gobiernos civiles hasta que llega a la presidencia en 1982 Alvaro Magaña a quien le sigue Napoleón Duarte que es presidente de la República 1984-1989 y el primer presidente de la historia contemporánea es Alfredo Cristiani 1989-1994. Pero la democracia no solo consiste en que lleguen civiles a la  presidencia. Vivir en democracia, es mucho más que eso, la democracia es una forma de vida.

La calidad de la democracia no se mide solo por realizar elecciones libres y limpias cada 3 ó 5 años. La calidad de la democracia se da por el respeto a la Constitución y por la separación de poderes.

Vivir en democracia significa recordar que, según la Constitución, el poder emana del pueblo y que para el ejercicio de esa representación están “los partidos políticos que son el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo, dentro del gobierno”. Mientras no se reforme la Constitución, en la vida política del país, reinaran los partidos, esta es la realidad nos guste o no.

Vivir en democracia significa, ni más ni menos, que todas y cada una de las personas poseen, como propio e inalienable, el derecho a la libre expresión de sus pensamientos siempre que no subviertan el orden público, ni lesione la moral, el honor, ni la vida privada de los demás.

Esto hace que otra forma de medir la democracia en cualquier país, tenga que ver con la libertad que tienen sus ciudadanos para expresar sus ideas, principalmente cuando se trata de dar opinión crítica sobre la forma en que están siendo gobernados.

Recuerden funcionarios públicos que toda persona en democracia, tiene derecho a dirigir sus peticiones por escrito, de manera decorosa, a las autoridades legalmente establecidas; a que se les resuelvan y se les haga saber lo resuelto.  

Educar para la Democracia tiene como objetivo promover y dotar a los ciudadanos de competencias cívicas para el ejercicio pleno de sus derechos políticos, sociales, económicos y culturales. Educar para la democracia tiene como objetivo brindar los medios para el ejercicio de una ciudadanía consciente y activa.  Constituye uno de los desafíos principales para el sistema educativo actual, porque sólo con la formación de ciudadanos conscientes una democracia es posible. Sólo puede florecer en una sociedad en la que sus ciudadanos permanezcan informados y capaces de entender y participar en la toma de decisiones públicas y en el debate político.

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Roberto Cañas
Roberto Cañas
Analista polí­tico
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