Este 8 de marzo conmemoramos el día internacional de la mujer, fecha que representa las luchas de las mujeres por una sociedad más equitativa y justa. A propósito de esta efeméride, he vuelto a leer el libro Nosotras y la piel, de la poeta argentina Alfonsina Storni. Un pequeño ejemplar de la editorial Alfaguara, que muestra una faceta un tanto desconocida de la poeta: la de fina articulista.
El libro es una selección de ensayos aparecidos en las páginas de las secciones femeninas del periódico La Nación y la revista La Nota, entre 1919 y 1921.
A lo largo de sus 181 páginas encontramos la visión de una mujer inmensamente preocupada por sus congéneres. En estos textos disfrutamos la acre crítica a una sociedad eminentemente machista (la argentina) y la legitimación de este sistema por las propias mujeres, sometidas -casi por completo- a los designios masculinos.
Algo destacable de estos textos es que fueron escritos por una mujer a inicios del siglo xx, cuando el movimiento feminista en América Latina aún era incipiente.
Con títulos sugerentes como Compra de maridos, Diario de una niña inútil o Los defectos masculinos, Storni hace añicos el machismo acentuado de la sociedad porteña, pero también tiene sutiles recriminaciones a las mujeres, por ser reproductoras de ese estado de cosas.
En los textos encontramos ideas precisas sobre lo que, para ella, debía ser el feminismo a inicios del siglo XX: “Una causa que necesita un sobrio valor moral para imponerse”. Para la escritora, la feminista no es solo aquella que milita en la causa; el verdadero feminismo es aquel “que busca la dignificación de la mujer, que tiende a elevarla por sobre el instinto”, aunque no se participe en él de manera militante.
En los defectos masculinos, enumera con crudeza los defectos que tenemos nosotros los hombres: El egoísmo, los celos, el despotismo, la cólera…
Un siglo después de estos textos, estas fallas las seguimos teniendo. Y eso es lo interesante del libro, que es un libro que nos confronta -a nosotros los hombres- con muchas actitudes que son reales en nuestra sociedad, aún hoy en el 2018.
En Nosotras y la piel Alfonsina Storni pone el dedo en la llaga y desgrana un tema que sigue teniendo actualidad. Nos los demuestran las alarmantes cifras de feminicidios que se cometen en el país, los graves casos de violencia en contra de las niñas que leemos en los noticiarios y la tibieza con que las autoridades abordan el tema.
En esta obra (libro de la condición femenina de ese entonces y de hoy), la poeta analiza lo que es ser mujer en una sociedad patriarcal: Escribe sobre las madres, las empleadas, las inmigrantes, las profesoras y las artistas; de estas últimas dice: “A las mujeres que entre nosotros se nos ocurre escribir, pintar, componer, pensar, sentir, las paredes se nos caen encima; nada nos responde, nada que sea afecto verdadero y calor del alma”. Y ella lo dijo con conocimiento de causa, pues desde su condición de poeta mujer sufrió del recelo de escritores como Leopoldo Lugones o Jorge Luis Borges.
Al terminar de leer Nosotras y la piel corroboré una vez más algo que siempre he creído: Que de todas las revoluciones que hubo en el siglo XX, la más grande de todas fue la revolución femenina. Ninguna de las otras revoluciones que hubo se le compara a la de las mujeres, quienes con paciencia, aguantando vejámenes, desprecios y burlas fueron de a poco conquistando espacios, derechos y oportunidades que nosotros los hombres les habíamos negado desde siempre.
Y además de una conquista política, la causa feminista implica una conquista moral, a la cual nunca deben renunciar las mujeres y deben luchar con todas sus fuerzas, deseos y capacidades; como bien lo dice Storni en uno de los artículos: “Os declaro que no os temo enojadas, sino mansas y suaves”.